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Nutricionistas cuestionan voluntad política para eliminar plaguicidas en cultivos

Denuncian la poca voluntad para atender la problemática ante información que asegura la presencia en Costa Rica de 20 de los 22 plaguicidas más peligrosos del mundo

El mancozb, glifosato, clorotalonil, etopofros y diazinón, son de los agroquímicos más utilizados en Costa Rica, mismos clasificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como de alto riesgo para la salud.

Sobre productos vegetales frescos de consumo humano, el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) ha detectado la presencia de etoprofos, terbufos y fenamifos. Por otra parte, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, catalogó a los agroquímicos glifosato, diazinón y clorotalonil como posibles cancerígenos.

En total, más de 20 de los 22 plaguicidas más peligrosos del mundo se encuentran en Costa Rica, donde se utilizan en promedio 34 Kg de plaguicidas por hectárea en el proceso de producción agrícola.

A pesar de estos datos recopilados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las autoridades no han tomado las medidas necesarias para reducir la dependencia de agroquímicos peligrosos.

Nutricionistas así lo han cuestionado, pues consideran esencial promover prácticas agrícolas más seguras y sostenibles; proteger la salud de la población, al mismo tiempo que la del medio ambiente.

Riesgo = efectos a corto y largo plazo

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De acuerdo con el Colegio de Profesionales en Nutrición (CNP), se ha determinado que al menos cuatro de los alimentos de mayor consumo en el país tienen concentraciones altas de plaguicidas, lo que pone en jaque la seguridad de la comida que llega a las mesas de familias costarricenses.

Por ejemplo, los vecinos de Cipreses de Oreamuno alertaron sobre el uso excesivo de clorotalonil que contaminó sus fuentes de agua, lo que hizo que necesitaran cisternas de agua para suplir sus necesidades.

Sin embargo, de acuerdo con la vocera del CNP, Nancy Solano, el riesgo que más sobresale son los efectos a corto y largo plazo en la salud humana.

“Desde el punto de vista de salud pública, los efectos a corto plazo son daño en hígado, riñones, pulmones, sistema nervioso, inmunológico, dermatitis y tracto gastrointestinal. Los efectos a largo plazo comprenden daño en piel, ojos, sistema cardiovascular y endocrino”, explicó Solano.

Para el CPN, la protección de la salud de la población y la preservación del medio ambiente deben ser prioridades indiscutribles y dependen de instancias como el Minsiterio de Agricultura y Ganadería (MAG).

Lograr este objetivo depende de iniciativas que el colegio solicita, entre ellas: declarar el clorotalonil prohibido, en cumplimiento con la sentencia que declaró la Sala IV ante el MAG por el caso de Cipreses; legislación para disminuir la dependencia de agroquímicos y actualización del catálogo de uso de moléculas en el país.

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Marianela Sanabria Leandro
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Periodista Licenciada en Producción de Medios de la Universidad Latina de Costa Rica. Locutora comercial formada en el Instituto Nacional de Aprendizaje.

 

Sobre el autor Marianela Sanabria Leandro

Periodista Licenciada en Producción de Medios de la Universidad Latina de Costa Rica. Locutora comercial formada en el Instituto Nacional de Aprendizaje.
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