A pocos días de terminar el 2023, Costa Rica contabiliza 777 homicidios, una cifra que ha provocado una percepción de inseguridad entre la población, considerada sin precedentes.
La falta de oportunidades que brindan los barrios marginales para los niños y jóvenes que crecen en ellos, hace que esta población tenga un desenlace desfavorecido y que muchas veces, sean parte de organizaciones criminales. Por ejemplo, de los 656 homicidios ocurridos en el 2022, la mayoría de víctimas tenían entre 20 y 34 años de edad.
Para cambiar el panorama, la Fundación Costa Rica Canadá insta al Gobierno a reactivar el Bono Colectivo como una vía para contener la violencia a un mediano y largo plazo.
Según la fundación, esta herramienta brinda la oportunidad de mejorar las condiciones de vida de las familias en áreas como: salud, seguridad y educación, una vez se genere infraestructura pública coordinada.
En estos casos, al inicio le corresponde a diferentes instituciones públicas de origen municipal o estatal, para que apoyen en materia de servicios como: agua potable, electricidad, entre otros. Los recursos, según explica Kathiana Aguilar, subgerente general de Fundación Costa Rica Canadá, se concentran a través del Banco Hipotecario de la Vivienda (Banhvi).
“Va más allá de desarrollar obras aisladas bajo la modalidad de Bono Colectivo en algunos barrios sensibles o conflictivos del país. Hacemos un llamado a las autoridades para que tengan una visión de mayor alcance, ya que este programa puede mejorar la realidad de muchos niños, jóvenes y familias”, dijo Aguilar.
Ofrecen terrenos en Puntarenas y Limón para construir obras complementarias
Para la subgerente general, si un niño crece con espacios abiertos adecuados, áreas de juegos infantiles, zonas de recreación y deporte, sectores comunes iluminados, agua potable, aguas residuales, estaciones de autobus seguras, escuela y colegios locales, tendrá oportunidades sanas de crecer.
“Este menor estará menos propenso a caer en el crimen organizado; será un joven que se enfermará menos y que faltará menos a clases. Hay que apostar a eso”, añadió Aguilar.
Por esta razón, la fundación ofreció al Gobierno un par de terrenos ubicados en Puntarenas y Limón, que ponen a disposición para el desarrollo de obras que complementen la idea de Bono Colectivo.
Comunidades cambiaron estilo de vida tras bono
Los Cuadros en Purral de Guadalupe implementó este programa de bonos, pues los vecinos sufrían porque en los terrenos de los alrededores, las personas construían ranchos que se convertían en basureros al aire libre y creaban mucha inseguridad.
“El bono funcionó para hacer calles, cunetas, aceras, limpiar charrales y levantar un gimnasio con parques infantiles, pistas para caminar, cancha de futbol y espacios para usar patineta o bicicleta”, comentó Vilma García, presidenta de la Asociación de Desarrollo Integral de Purral.
Aseguró que ahora las casas construidas en ese lugar tienen valor; los jóvenes practican deportes, las familias van al parque, ingresan los autobuses y hay centros de cuido y una delegación de la Fuerza Pública.
También en La Capri, de San Miguel de Desamparados, se impulsó este sistema que para José Hernández, vecino del lugar, cambió el contexto de donde habita, pues ahora hay recreación, existen árboles y parques.
“Los terrenos antes estaban llenso de monte, no había donde caminar o hacer ejercicio. Con la llegada del bono, las calles y cunetas mejoraron. La Fuerza Pública ya ingresaba, las familias se apropian de las zonas verdes, hay más seguridad y mantenimiento de las áreas”, contó Hernández.
En total, la fundación ha desarrollado 22 proyectos de Bono Colectivo que beneficiaron a 42.000 familias de manera directa. Actualmente, se asegura que no tiene el mismo impulso, por lo que instan a reactivarlos.
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Marianela Sanabria Leandro
Periodista Licenciada en Producción de Medios de la Universidad Latina de Costa Rica. Locutora comercial formada en el Instituto Nacional de Aprendizaje.
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