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Cifra de personas con hambre en América Latina y el Caribe aumentó 13,8 millones

En solo un año el hambre aumentó 13,8 millones de personas para un total de 59,7 millones en la región

La inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe continúa siendo una problemática grave. Entre el 2019 y 2020, la cantidad de personas que padecen de hambre en la región aumentó un 30%.

Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ese 30% significa 13,8 millones de personas más con hambre, para una cifra total de 59,7 millones.

Actualmente, la prevalencia de hambre es la más alta con respecto a los últimos 15 años, con un 9,1%. A pesar de la cantidad, aún no se supera el promedio mundial: 9,9%.

Urgen planes de seguridad alimentaria con enfoque de género

Durante el 2020, cuatro de cada diez personas de la zona, es decir, 267 millones, experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave; el incremento más pronunciado en comparación con otras regiones del mundo.

Asimismo, el informe señala que la problemática no afecta por igual. En el 2020, experimentaron inseguridad alimentaria un 41,8% de mujeres, mientras que la cifra en los hombres fue de 32,2%.

Por esta razón, la FAO enfatiza la urgencia de políticas de protección social y planes de seguridad alimentaria y nutricional con enfoque de género.

“Este informe nos muestra una cruda realidad que debemos enfrentar de lleno para mitigar la situación de la población más vulnerable. Al expandir los sistemas nacionales de protección social, por ejemplo, los gobiernos pueden llegar a los más necesitados con asistencia para ayudarlos a superar estos tiempos difíciles”, dijo Lola Castro, directora regional del PMA para América Latina y el Caribe.

Costa Rica no escapa de la problemática

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En Costa Rica la encuesta “Percepciones de la población costarricense e implicaciones de la pandemia del Covid-19 en diferentes aspectos socioeconómicos y ambientales” publicada en julio pasado, evidenció el impacto de la crisis provocada por la situación sanitaria, en los hábitos alimenticios.

Por ejemplo, dio a conocer que la carne es alimento que más ha disminuido en las mesas de los ticos, seguido por las fruta, verduras, legumbres y hortalizas. Al igual que el informe de la FAO, esta encuesta determinó que las mujeres son las que tienen mayores dificultades para satisfacer necesidades alimentarias.

A pesar de que el aumento en el hambre está indudablemente influenciado por la pandemia del Covid-19, la FAO recordó que la región tenía antes de la pandemia un deterioro grave de hambre e inseguridad alimentaria.

Soluciones desde el gobierno

De acuerdo con la organización, cualquier acción que lleve a cabo los gobiernos para disminuir la pobreza, puede tener un impacto en la seguridad alimentaria. Por ejemplo: incrementar la producción agrícola, especialmente por parte de familias pobres y rurales.

Las autoridades también pueden garantizar precios justos tanto para los productores como para los consumidores, y con ello, hacer que cada vez más servicios sean accesibles.

Otras de las medidas recomendadas por la FAO son: tomar medidas para importar más alimentos y limitar la exportación; promover mejores sistemas de mercadeo y distribución de alimentos; mejorar la equidad y garantizar que todas las personas paguen su cuota de impuestos, se aumenten salarios mínimos y se ofrezcan servicios gratuitos a los más pobres.

Ante crisis alimentarias moderadas, la institución aconseja liberar o movilizar alimentos al área afectada, con el objetivo de prevenir aumentos en los precios y estabilizar los suministros.

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Marianela Sanabria Leandro
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Periodista Licenciada en Producción de Medios de la Universidad Latina de Costa Rica. Locutora comercial formada en el Instituto Nacional de Aprendizaje.

 

Sobre el autor Marianela Sanabria Leandro

Periodista Licenciada en Producción de Medios de la Universidad Latina de Costa Rica. Locutora comercial formada en el Instituto Nacional de Aprendizaje.

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