La crisis económica que ha generado la emergencia sanitaria por Covid-19 ha cambiado los hábitos alimenticios de la población nacional.
Así lo demostró la encuesta “Percepciones de la población costarricense e implicaciones de la pandemia del Covid-19 en diferentes aspectos socioeconómicos y ambientales”, realizada por la Universidad Nacional (UNA) en noviembre pasado y aplicada a 608 costarricenses mayores de 18 años.
El 58% de los entrevistados indicó que la carne es el alimento que más ha disminuido en sus mesas, seguido por las frutas (47,3%) y las verduras, legumbres y hortalizas (45,2%). Según el estudio, las mujeres tienen mayores dificultades (36,37%) que los hombres (28,37%) para satisfacer las necesidades alimentarias de su hogar.
Para la Dra. Karol Madriz, nutricionista e investigadora, la situación refleja la vulnerabilidad del sistema de seguridad alimentaria que tiene el país. “A mayor desempleo y menor disponibilidad de dinero para comprar alimentos, las personas optan por disminuir la compra de carnes, frutas y verduras”, comentó.
De acuerdo con la experta, se ha visto una mayor preferencia por productos con mayor vida útil, es decir, los empacados y envasados, lo que hace que se reemplacen las frutas y vegetales frescos, por productos más industrializados o ultra procesados.
“Además de la crisis, se incluyeron impuestos en alimentos de la canasta básica, con lo que el costo de vida está aumentando y las personas optan por comprar alimentos básicos para sus necesidades primarias, como arroz, frijoles, café, azúcar y sal”, enfatizó la nutricionista.
¿Cuál es la importancia de consumir estos alimentos?
Madriz explicó que la disminución del consumo de estos alimentos puede provocar la exposición de la población a factores de riesgo de enfermedades no transmisibles, como: la obesidad, diabetes e hipertensión, cuyos pacientes son más afectados si se contagian de Covid-19.
Por otra parte, según la Dra. Cinthya Rodríguez, las personas que disminuyen el consumo de estos alimentos van a tener un sistema inmune más débil, debido a que “no van a contar con los nutrientes necesarios para fortalecerlo y en épocas como la actual, debemos nutrir nuestro cuerpo con estas comidas”.
La nutricionista mencionó que la deficiencia de los nutrientes que aportan la carne, las frutas y las verduras, puede afectar el adecuado crecimiento de los niños, predisponer a mayor riesgo de tener enfermedades crónicas no transmisibles a los adultos y dificultar un buen estado de salud a los adultos mayores.
Alternativas de alimentos saludables y de bajo costo
Entre las alternativas que pueden implementar las personas para consumir alimentos nutritivos y de bajo costo, la Dra. Madriz señaló el huevo, cuyo valor no es alto y contiene alta calidad biológica.
“La ciudadanía debe aumentar el consumo de la proteína vegetal, haciendo combinaciones de leguminosas con cereales como arroz y frijoles, que pueden sustituir un poco la carne y así obtener proteína de alto valor”, aconsejó la investigadora.
Por su parte, la Dra. Rodríguez recomendó la carne de res, las sardinas, el atún y el queso, productos que se encuentran en el mercado con precios y marcas variadas. Para no dejar fuera de la dieta las frutas y verduras, la experta contó que las ferias del agricultor son una buena opción para adquirir alimentos de temporada.
Las familias también pueden crear en casa sus propias huertas, “donde siembren sus vegetales como lechuga, tomate, culantro, apio, así como árboles frutales, para así tener mayor disponibilidad de este tipo de alimentos”, apuntó la Dra. Madriz.
Añadió que “es importante que el Estado implemente una canasta básica con un enfoque nutricional, donde a estos productos como frutas y vegetales, se les elimine el impuesto y así más bien aumente el acceso a la población. Se deben implementar subsidios a las frutas, vegetales y carnes de alto nivel biológico, para que la población los pueda consumir, porque son productos muy caros”.
La nutricionista Rodríguez recordó que lo ideal es consumir al menos 400 gramos al día entre frutas y vegetales para mantener una buena salud, lo que equivale a tres porciones de vegetales no harinosos como las zanahorias, vainicas, chayotes y dos porciones de frutas.
Algunas de las vitaminas que se pueden encontrar en las frutas y vegetales son la A, C y E, además de fibra, complejo B y minerales como el magnesio, potasio y zinc.
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