El comprador promedio tarda aproximadamente 20 segundos en escoger qué producto va a adquirir y llevar a su hogar, según estudios citados por la Dra. Lorena Rodríguez investigadora de la Universidad de Chile. La mayoría del tiempo esta elección se basa en la marca, fotografía o en textos que resalta el empaque en vez del contenido que brindan las tablas de valor nutricional.
Esto es lógico ya según estos mismos estudios un nutricionista tarda 6 minutos en tratar de comprender las tablas de valor nutricional ubicadas al costado o detrás de los productos, frente a la gente sin conocimientos técnicos que utiliza un promedio de 20 segundos para tomar su elección.
Por esta razón, países como Chile y Uruguay han adoptado el sistema de etiquetado frontal, mediante sellos en forma de octágono con los cuales se alerta sobre cantidades altas de ciertos nutrientes como sodio, azúcar o grasas trans.
“El etiquetado frontal es el derecho a saber lo que estamos comiendo”, afirma la Dra. Lorena Rodríguez, investigadora de la Universidad de Chile. La académica, quien promovió la aprobación de este sistema por diez años en su país, afirma que la concientización no es suficiente para generar cambios sustantivos en la alimentación, sino que hace falta mejorara los entornos alimentarios de las personas, incluyendo la publicidad de los productos.
La obesidad mata a 2,8 millones de personas en Chile. De hecho, 1,5 personas obesas mueren cada hora en el país del sur.
Rodríguez fue una de las ponentes invitadas al Seminario e intercambio de experiencias: Medidas Estructurales para Generación de Entornos Alimentarios Saludables y Sostenibles, organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Ministerio de Salud, la Universidad de Costa Rica, INCIENSA y la fundación Hivos.
Evidencia científica de cómo elegimos
Para el investigador e ingeniero de alimentos, Gastón Ares, no tomar en cuenta los datos nutricionales de un producto a la hora de escogerlo no habla tanto de nuestra inteligencia, sino de nuestra naturaleza humana, pues normalmente nuestra atención funciona de una manera descendiente en donde solo los elementos que logren destacar serán escogidos.
No obstante, las etiquetas nutricionales siguen estando muy lejos de la comprensión de un gran número de personas. “Esa información a la hora de tomar decisiones no nos sirve para nada a la mayoría de la población porque no tenemos los conocimientos necesarios para interpretarlo, por eso es que ocupamos sistema de rotulación frontal”, recomienda el experto uruguayo.
Uruguay será el próximo país en adquirir el sistema de etiquetado frontal, al dar 18 meses a la industria alimentaria para realizar los ajustes que empezarán a regir en el 2020.
¿Y en Costa Rica?
Costa Rica está adscrita al reglamento técnico centroamericano de Etiquetado general de los alimentos previamente envasados,en el cual no se exige la inclusión de una tabla de valor nutricional en los productos procesados. De acuerdo con un estudio de la Organización Panamericana de la Salud, Costa Rica es el sexto país latinoamericano con mayor venta al menudeo de comidas y bebidas ultra procesadas.
Debido a la falta de regulación y a un marco técnico que no se actualiza desde el 2012, la Secretaría de Alimentación del Ministerio de Salud ha iniciado un proceso para medir qué tan factible sería implementar este sistema en el país.
“Apenas estamos iniciando, (…) es un tema importante a nivel centroamericano el tema del etiquetado frontal, sin embargo estamos todavía muy incipientes”, comenta la Dra. Cecilia Gamboa, del Ministerio de Salud.
Según Gamboa, por ahora los esfuerzos se centran en cambiar el reglamento actual para incluir el etiquetado nutricional obligatorio e ir haciendo estudios para justificar y mostrar el etiquetado frontal ante el resto de los países centroamericanos, que también deben aprobarlo.
Por otro lado, Rodríguez mantiene que los países no tiene que incurrir en las mismas investigaciones que otros para llegar a los mismos resultados: “Los países que están partiendo hoy día no necesitan 10 años, ya hay cosas que están discutidas y resultas, ya hay información de evidencia científica distribuida, por lo tanto uno no podría decir que vamos a empezar a encender el fuego con piedra, ya sabemos cómo encender el fuego”.
Mónica Elizondo, directora de asuntos científicos y regulatorios de la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (CACIA), afirma que los miembros de la cámara se han venido acomodando a las nuevas demandas nutricionales del público y las tendencias mundiales, como la inclusión de ingredientes funcionales como vitaminas, proteínas, fibra y antioxidantes y reduciendo grasas, azúcares y sodio sin sacrificar el sabor y la textura de los productos, cualidades que el público siempre va a buscar, según Elizondo.
La funcionaria también destaca que la CACIA siempre ha apoyado al Ministerio de Salud en cuanto a políticas de salud pública, pero que hay que recordar que muchos de los miembros son pequeñas y medianas empresas de menos de 100 personas en donde habría que considerar los riesgos de implementar medidas como el etiquetado frontal.
Alimentos persuasivos
De acuerdo con un estudio de la Escuela de Salud Púbica en donde se analizó el empaquetado frontal de más de 1.000 productos, los alimentos con mayor cantidad de nutrientes críticos como grasas, calorías y sodio son los que utilizan más estrategias persuasivas de mercadeo como mascotas o promociones. Según Tatiana Gamboa, investigadora del estudio, los niños son los más afectados antes estas tácticas pues suelen ser atraídos por los colores y los personajes promocionales.
Las marcas que más usan estas estrategias son los cereales de desayuno, altos en azucares y los snacks salados, altos en grasas saturadas y totales. De la misma manera, un 20% de las marcas de galletas, queques y repostería no declaran la cantidad de grasa dentro de sus etiquetas nutricionales.
La falta de regulación puede promover este tipo de prácticas por parte de las empresas alimentarias. Estudios realizados 6 meses y un año después de la aplicación del sistema de sellos en Chile revelaron que el 50% de los consumidores chilenos había optado por utilizar los sellos y de ese porcentaje, un 95% había empezado a consumir productos más saludables o a reducir su consumo de alimentos nocivos para la salud.
Los esfuerzos también culminaron con la creación de la Ley de publicidad de los alimentos N° 20.869, en donde se estipulaba la reformulación de publicidad dirigida a niños y la eliminación de mascotas y elementos persuasivos en los empaques de alimentos consumidos por niños.
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