Por: Antonio Sauma, Red de Jóvenes Políticos de la OEA
Costa Rica es un país libre por naturaleza, un país de paz desde 1948, y esto ha traído como consecuencia ser uno de los países más felices del mundo.
Pero para poder seguir representando con honor el color blanco de nuestra querida bandera, es importante aprender a ser libres, no siervos menguados, como lo muestra explícitamente el himno nacional de Costa Rica.
Asimismo, es necesario tener presente lo que John Locke afirmaba: “El fin de la ley no es ni abolir ni restringir, sino el preservar y engrandecer la libertad” y es de importancia hacer referencia a los dos últimos términos, porque ambos son un vínculo para un bien común o un perjuicio.
Preservar la libertad es defender lo que nos fue entregado de buena voluntad para que todos y todas tengamos un futuro óptimo y para rehacer nuestro sentido de unidad conscientes de nuestras acciones, de igual manera puede ser un perjuicio porque si no se preservara se llegaría a caer en una tiranía en donde la oclocracia y la democracia es nula y en donde la libre expresión es oprimida en su totalidad.
Cabe destacar, que hoy en día las personas se sienten cada vez más frustradas, estresadas y que las decisiones del gobierno generan en gran parte de la población un descontento social, la falta de libertad que se percibe en el ambiente nos lleva a una pérdida de la paz y mancha el color blanco con un color de zozobra y oscuridad.
Pues hay que enseñar y perpetuar en las nuevas y futuras generaciones, lo que una vez se nos otorgó, sublime y con sacrificio para aplicarlo entre amigos, hermanos y compañeros, como afirmó Nicolás Maquiavelo: “un cambio deja siempre la piedra angular para la edificación de otro”.
Es necesario formar jóvenes que puedan arraigar paz por medio de la transparencia, educación y una participación activa en la sociedad y en la política, aprendiendo de los errores de nuestros antepasados y para llevar consigo las buenas virtudes que se han esparcido entre generaciones. Es necesario traer de vuelta ese sentimiento de tranquilidad y afecto en nuestra sociedad.
No obstante, uno de los principales obstáculos de la participación política juvenil de hoy día es la falta de credibilidad e “inmadurez”, que la sociedad tiene como imagen de los jóvenes que quieren participar en política; Por eso todo aquel que se involucra debe tener ese sentimiento de cambio por el bien común al accionar.
Esas son las bases de un emprendedor y político sin que medien las generaciones. Un emprendedor invierte sentimiento en una idea para luego actuar, es lo mismo con el político, invierte ese sentimiento de cambio al actuar, sin saber si llegaran a tener éxito o fracaso, pero perseveran para lograrlo, hasta crear esa idea o cambio en un hecho.
Por lo tanto es nuestro deber como ciudadanos de Costa Rica velar por ese joven que quiere formar un mejor país, es nuestro deber capacitarlo con bases de sustento para traer paz nuevamente a la República, educarlo para la toma de decisiones a base de sus principios morales e involucrarlo en ambientes políticos para potenciar el liderazgo de esa nueva generación que el país anhela desde hace varios años.
No sabemos si ese joven o jóvenes, llegarán a ser el futuro gobierno, y que mejor que describirlos por su nobleza y lucha por la paz y justicia verdadera de su país.
Es momento de hacer el llamado a la juventud de participar y capacitarse en política, desde formar parte del gobierno estudiantil escolar hasta formar parte de un partido político.
Momento de poner esa primera piedra hacia el cambio de Costa Rica, fortaleciendo a su vez la democracia que nos une como ciudadanos libres de una nación hacia el mundo.
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