Por: Ernesto González, Educador
Usualmente suelo escribir temprano en la mañana - horario que, en lo personal considero oportuno- estimando que las neuronas han descansado algo. Aunque no lo suficiente, lo cual realmente me cuesta, pero ¡a teclear!
En la tarde, tras la siesta, una buena taza de café, un pase por los canales internacionales, atiendo algún que otro recordatorio de alguna plataforma o Streaming, y de resultarme atractivo, selecciono el material audiovisual y el horario en que podré verlo posteriormente.
Hace pocos días, recordando la selección hecha de un excelente documental (historia de la II Guerra Mundial, el holocausto, etc.) pude apreciar a una persona -la cual contaba su participación como exprisionero, muy interesante, y doloroso a la vez- cuya camiseta (también llamado pullover, polo, jersey o playera) celeste tenía en letras blancas la frase:
- Face + book
Es posible que nunca, al que se le ocurrió, podrá darse cuenta de dicho “robo literario”, pero realmente me resultó, ¡genial!, que, de traducirlo en mi pésimo inglés, lo interpretaba como una crítica al uso de las redes sociales, por tantos y tantos millones de personas de todas las edades.
Me fui al traductor, para identificar el significado de Facebook del inglés al español y la respuesta fue: Facebook. ¿Luego? “Menos tiempo -cara a cara- y más pérdida de tiempo en las redes, y más lectura o empleo de libros para su aprendizaje”.
Algunos podrían no estar de acuerdo porque conversar con amistades, familiares, ver fotos, verse virtualmente en cualquier parte del mundo, intercambiar información entre docentes y estudiantes, compartir materiales de apoyo, textos, tareas, presentaciones y otros no sería perder el tiempo.
El discrepar resulta válido. Pero no cuando el lenguaje resulta ofensivo, con el empleo de imágenes, palabras groseras, lo cual evidencia una inadecuada educación.
Evidentemente este tipo de comportamiento conlleva a que reflexionemos, si realmente nuestros niños y jóvenes deben ser atendidos, con mayor sistematicidad en cuanto a qué hacen a través de las redes. Sería incorrecto pensar que los niños busquen en plataformas, indaguen, pregunten, pidan consejos depositando mayor “confianza” en las redes que en el seno familiar.
Y, ¿en el caso de los books? Si bien para los estudiantes, los libros o textos (físicos o digitales) son los que suelen utilizar para profundizar en los contenidos que imparte el docente, cuando menciono + book, lo asocio a la lectura de documentos (artículos científicos, educativos, revistas), que promuevan una cultura general, mucho más amplia para niños y jóvenes.
Estoy claro que los tiempos cambian. Pero debiéramos estar alertas, inclusive abordar en la familia, con naturalidad, la preocupación de los adultos hacia los jóvenes y no “abandonarlos” a que la madurez se logre con el tiempo, acompañado de errores, tras “enredarse en las redes”.
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