
Por: Luis Montoya Salas, Doctor en Comunicación*
La elección del próximo 3 de abril (2022) ofrece al electorado sólo dos opciones para escoger al próximo presidente de la República, a diferencia de las primarias del 6 de febrero recién pasado, cuando la papeleta electoral mostraba 25 candidatos.
Ante tal exceso de información, los electores llegaron a las urnas con el candidato escogido. (Subráyese, la coincidencia entre los candidatos que obtuvieron más votos, respecto de la mayor cantidad de recursos económicos invertidos en aumentar la visibilidad de sus nombres y el conocimiento -reconocimiento de sus rostros).
Los orígenes de la reflexión y estudio de las etapas integrantes de un proceso electoral
El primer antecedente de la influencia de la TV sobre los procesos electorales data de 62 años cuando se enfrentaron Richard Nixon y J.F. Kennedy para alcanzar la Presidencia de los EE.UU., el 26 de setiembre de 1960.
Desde entonces abundaron las investigaciones sobre las razones del inesperado triunfo de Kennedy sobre Nixon. Adquirió importancia innegable, el tratamiento físico de la imagen y cómo es percibida por los electores. Y a este fenómeno se le conoció como la “telegénesis” identificando el mejor perfil del candidato, la frescura de su rostro, su estado de ánimo, la mayor y mejor “lectura” de sus facciones. Aparecieron entonces los constructores de apariencias, para vender a su candidato como el mejor producto circulante en el mercado de la política.
La narrativa de la papeleta electoral de los dos candidatos en contienda: Chaves-Figueres
La semiótica de la imagen abunda en reflexiones teóricas e investigaciones sobre el impacto de la imagen física en la percepción de las personas.
Aquí nos referimos, expresamente, a la papeleta electoral ofrecida por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) como muestra para informar sobre los dos candidatos en contienda por la Presidencia de la República. Se consideran las siguientes variables: la composición visual de la papeleta con los dos candidatos; sus rasgos físicos, los factores icónicos que los acompañan como el diseño y color de las banderas partidarias. La cuestión de referencia apunta a un hecho simple: ¿cómo una papeleta con dos figuras públicas atrae a cientos de miles de personas a realizar una acción como marcar una casilla, doblar las boletas y depositarlas en las urnas?
A priori, quienes se creen con la potestad para postularse a la Presidencia de la República dan por sentado el contexto de todo proceso electoral en sus aristas económicas, sociales, educativas, laborales, políticas y sus derivados apuntando a la fase de participación ciudadana que culmina con el depósito de la papeleta electoral en las urnas. También conocen sobre las condiciones mínimas imprescindibles para tener alguna oportunidad de ganar electores, entre las cuales, la estrategia propagandística y los recursos económicos concomitantes. Lo contrario es oportunismo, improvisación, prepotencia.
La forma de lectura de un espacio impreso
En la cultura occidental, si debemos o queremos informarnos sobre el contenido de un texto requerimos de la lectura, independientemente de su naturaleza y características realizamos su lectura en forma de barrido, de izquierda a derecha, pues así ha sido construida la composición del texto, letra por letra, palabra por palabra hasta completar una oración.
Sabemos, por lógica de la percepción, que al final de la línea o volumen de información hacemos una brevísima pausa, de micro segundos, para regresar al principio de la próxima línea o volumen de información. Esta condición de la lectura ha sido utilizada para situar en el lado derecho del papel impreso el punto de mayor interés y valor perceptual.
La lectura fácil y nítida de un conjunto impreso: la imagen del candidato y su logo identificable. La forma, los colores: Además de la anterior explicación sobre la forma de mirar leyendo, los expertos en imagen saben sobre los principios de los colores, aditivos y sustractivos, o complementarios pues al crear el mayor contraste, aumenta la identificación de cada color, simultáneamente. También se estudia la fisonomía del rostro, el equilibrio de la imagen en el espacio de la lectura. Es decir, no puede dejarse al azar ningún detalle concerniente a la mejor percepción de la imagen del candidato.
¿Qué nos quieren decir Rodrigo Chaves y José María Figures con sus cartas de presentación como candidatos?
El caso de Rodrigo Chaves: Sin ignorar que forman parte de su personalidad, la barba y el bigote agregan factores distractores frente a la percepción global del rostro de un candidato presidencial. Sus labios dibujan una ligera sonrisa sarcástica en correspondencia con su mirada mustia, preocupada, lejana, inquisidora.
El ícono de distinción partidaria: La composición de los colores en el espacio rompe con la monotonía tradicional de la lectura, al tener una franja blanca que separa el verde del azul oscuro. La combinación de los colores de su bandera no remite a un símbolo en particular, salvo el verde asociado a la connotación de naturaleza. La función del blanco es menos simbólica y más una condición del diseño. El rectángulo encierra colores sustractivos entre sí como el verde y el azul. Así, los dos bloques de información: el de la imagen de Chaves y su ícono de identidad partidaria compiten entre sí, en lugar de complementarse.
El caso de José María Figueres: El rostro de José María Figueres es más fácil de leer, más limpio. Calvo, sin anteojos, su mirada resulta de más fácil percepción y proyecta picardía, felicidad, empatía. Sus labios se esfuerzan por esbozar una sonrisa de simpatía, aunque retenida por las comisuras la hacen ligeramente burlona.
El ícono de distinción partidaria: Por su construcción horizontal, se adapta fácilmente a la composición general del volumen de información de todo el espacio impreso con sus tres barras: el verde, el blanco, el verde. La percepción del ícono es más fácil, por cuanto se trata de colores redundantes separados por una franja blanca. El blanco y el verde son complementarios, primarios. El verde, con una connotación de naturaleza y el blanco que es ausencia de color, aunque con una fuerte connotación de pureza y paz.
El estado de indefensión en que llegan los indecisos a las urnas electorales
La democracia como forma de gobierno está profundamente enraizada en la cultura costarricense. El sufragio es la forma de expresión más natural pero también la de más alto valor simbólico.
Sin embargo, el abismo entre ese instinto social participativo y las acciones y decisiones tomadas por los gobernantes a lo largo de los últimos 50 años con una degradación rampante en todos los indicadores económicos, de gobernanza, de desempeño institucional, desviación de recursos, despilfarros en casi todas las instituciones y el asomo con características monstruosas de la corrupción frenan, desmotivan y alejan a los ciudadanos de su única posibilidad real de sumarse al proceso electoral y decidir en consecuencia.
Esta situación real y objetiva le da mayor valor al voto de los indecisos pues son estos, de acuerdo con todos los estudios realizados por el CIEP de la Universidad de Costa Rica, quienes reflexionan más su voto.
Epílogo: Factores que guían al indeciso en su escogencia ante la papeleta electoral
La organización de los partidos; en particular, su capacidad motivacional, actitud de los guías y su estado de ánimo; la presencia de signos externos, la ambientación en general son percibidas como un espejo que proyecta sobre los votantes indecisos en las urnas, seguridad, capacidad de gobernanza, orden, disciplina, compromiso.
Esta percepción global debe guardar relación con las características visuales de la papeleta que recoge y simplifica todo el proceso de participación ciudadana.
Pocos estudios han considerado el efecto emocional que provoca en los electores la puesta en escena del contexto electoral. Sólo los partidos muy bien organizados resguardan una buena parte de sus ingresos para el Día E. Son aquellos que diseñan la estrategia global de comunicación empezando con el Día E en un cronograma regresivo, del final al principio y no como es la costumbre de quienes hacen la política como una forma de vida.
De experiencia ha de servir para los responsables de la comunicación política de los partidos políticos de Costa Rica, darle al Día E el máximo valor, interés y trascendencia pues es ahí -en ningún otro lugar, ni en las encuestas, debates, publicidad, propaganda, etc.- en las urnas donde se ganan las elecciones.
Conclusión
El acto ritual de depositar el voto en las urnas tiene un alto valor y significado en los costarricenses. Cada votante, solo, sin ninguna otra compañía que su conciencia, decide. Pasarán sin embargo, por su mente en esos segundos, en orden de prioridad, el efecto que le produzcan los signos externos, la actitud de los guías. Y finalmente, el mensaje que le transmitan los elementos de información de la papeleta que tiene frente a sus ojos.
(*) El autor es Doctor en Comunicación por la Universidad de París XIII; Magister en Ciencias de la Información por el Instituto Francés de Prensa, Universidad de la Sorbona París III. Exmiembro del Consejo Universitario de la Universidad Nacional de Costa Rica. Exdirector de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Costa Rica.
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