Por: Disidentes Universitarios
Somos una red de estudiantes con presencia en múltiples provincias, en constante crecimiento, que representa a la juventud pro vida de Costa Rica. Profesamos ideales en favor de un activismo integral y empático que reconozca el valor de la persona humana en todo ámbito en el que se vea comprometida, ya sea en el peligro de las calles, en la pobreza sistémica o en los hogares conflictivos. Y de forma muy especial, nos oponemos a cualquier tendencia a violentar de manera arbitraria y evitable la vida humana en su entorno más primigenio: el vientre materno.
En el marco de este Agosto Por La Vida nos ponemos en pie con vehemencia para recordar que la protección de la vida intrauterina sigue siendo un tema crucial.
Clamamos al Poder Ejecutivo para que su atención sanitaria y económica en esta crisis mantenga un perfil respetuoso para con todos los seres humanos dentro de nuestras fronteras y para que no ceda ante grupos que pretenden encontrar en la emergencia sanitaria por Covid-19 una ocasión para legitimar la purga sistemática de personas indefensas. Estos esfuerzos pro aborto parten de premisas erróneas, como que el valor de una vida radica en la dependencia fisionómica hacia otra, o en la aceptación y deseo por parte de sus progenitores, o que el derecho a la vida se puede supeditar unilateralmente a las posibles perspectivas de vida que le aguardan al nasciturus. Rechazamos estos argumentos con mayor ahínco en esta época de crisis, y velaremos para que no se capitalice la tentación de ceder ante la ley del más fuerte ni se pisotee el derecho humano primario y elemental sin el cual ningún otro sería posible.
Respetar la legislación
La protección a la vida intrauterina desde el momento de la concepción está expresamente consagrada en el artículo cuarto de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y en los artículos primero y sexto de la Convención sobre los Derechos del Niño (ambas suscritas por Costa Rica), aparte del artículo doceavo de nuestro Código de Niñez y Adolescencia. El Código Civil en el artículo 31 también protege al no nacido “para todo lo que le favorezca” desde el inicio de su existencia, y resoluciones de la Sala Constitucional como la 2306-00 también han admitido que el embrión es sujeto de derechos. La jurisprudencia respalda nuestro incansable y justo esfuerzo pro vida y velaremos por su no transgresión, ya que ésta es solo la consolidación final y punta del iceberg de todo un trasfondo embriológico, científico y filosófico que justifica la defensa del derecho a la vida del embrión y del feto independientemente de su etapa gestacional o facultades.
Garantizar el bienestar de cada mujer gestante
La realidad del aborto en Costa Rica no nos es desconocida ni indiferente, tiene nombres e historias. Desde la clandestinidad, muchas mujeres buscan en el aborto la solución a un problema que trasciende a su cuerpo y se entremezcla con factores socioeconómicos y afectivos: adolescencia, abandono del padre, rechazo familiar, vulnerabilidad laboral, dificultad de conclusión de estudios, entre otros. Casi ninguna mujer aborta “porque sí”, sino porque su embarazo viene a conectarse en su vida similar a un enchufe adicional en una regleta ya de por sí sobrecargada. Por eso nos oponemos a la retórica simplista del aborto electivo que demerita a conveniencia estos otros factores. El Estado, en conjunto con la empresa privada y la sociedad civil, es -y somos responsables- de atender esa sobrecarga y proveer opciones para garantizar el bienestar de cada mujer gestante sin atropellar la vida en gestación.
Creemos también en un desarrollo socio-demográfico con cariz humano para nuestra nación. Los grupos pro aborto aducen una supuesta causalidad entre la legalización del aborto y el progreso material. Llegan incluso a decir que despenalizarlo reduce su incidencia, basando, muchas veces, ambas aseveraciones en estudios del Instituto Guttmacher, una organización internacional pro aborto ligada históricamente a Planned Parenthood. A pesar de sobreestimar la incidencia de aborto clandestino en países en vías de desarrollo, este instituto ha tenido al menos el reparo de apuntar que la disminución de su incidencia en países desarrollados como Estados Unidos no se debe a su despenalización sino a la reducción reciente de la tasa de embarazos. Aún más, en los años siguientes a su despenalización hace medio siglo, los abortos en dicho país aumentaron, como era de esperarse, ya que la ilegalidad sigue siendo un factor disuasorio, a pesar de que los grupos pro despenalización aleguen lo contrario. Por esto, rechazamos la despenalización del aborto como panacea socioeconómica y abogamos por una educación sexual y afectiva integral y con valores, círculos familiares que nutran y entornos económicos que brinden tranquilidad.
Estaremos cerca
Cerca de ustedes y muy cerca de la ciudadanía, pueblo tras pueblo y casa tras casa. Nuestro activismo seguirá siendo enérgico y pacífico: con nosotros no verán episodios de vandalismo, confrontaciones policiales ni llamados a la insurrección u obstrucción indiscriminada e irracional hacia el gobierno. La vida cívica es un péndulo y la oposición con frecuencia pasa a gobernar y cosecha lo que siembra. Por eso queremos sembrar una buena semilla: una oposición que fortalezca nuestra democracia en vez de minarla y no titubee en unir fuerzas con el bando contrario para que, juntos, encontremos soluciones para los proyectos en los que sí coincidamos, pues nuestro país tiene mucho terreno de mejora y mucho potencial humano, comenzando por nosotros los jóvenes. Creemos en una lucha pro vida optimista, comunal, personalista e intertemática, creemos en el diálogo racional como punta de lanza y creemos en la dignidad de toda vida humana sin distingos de sexo, edad, raza, nacionalidad, discapacidades o preferencias.
Somos Disidentes. Estamos muy pendientes de ustedes. Y estamos muy receptivos a conversar.
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