Con el avance de la tecnología, la dependencia a los aparatos electrónicos es una realidad palpitante en nuestra sociedad. Ejemplo de ello es el incremento de niños, niñas, jóvenes y adultos fanáticos a los videojuegos.
Las diversas temáticas y opciones de plataformas en las que se pueden jugar, incentivan a millones de usuarios dentro de una sucesión sin descanso de partidas.
Precisamente la OMS, en su más reciente edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades, indicó que la adicción a los videojuegos -en línea o en consola- es un trastorno mental.
El documento señala que para poder diagnosticar esta condición, los comportamientos deben mantenerse por doce meses. Sin embargo, en casos muy graves la detección es más temprana. De acuerdo con la OMS, una persona tiene este desorden cuando presenta señales como:
- Prioridad al videojuego. Jugar se vuelve más importante que cualquier otra acción de interés o labor diaria como comer o dormir; y la preferencia va en aumento.
- Se mantiene en el juego aunque sus resultados sean negativos. Mantenerse en el juego durante mucho tiempo aun cuando siempre se pierde crea un comportamiento que dificulta las relaciones familiares y sociales.
- Descontrol sobre el juego. La persona no tiene noción de cuándo comenzó a jugar, con qué frecuencia lo hizo, cuánto duró y el contexto.
De acuerdo con Lubna Alansari, coordinador de Estadísticas de Salud de la OMS, solo una minoría de las personas que juegan presentan esta adicción, pero no por eso se debe descuidar el tema. “Son problemas de conducta relacionados con la falta de control. La gran mayoría de personas sí puede controlarse y dejar una actividad de disfrute cuando sabe que debe trabajar o realizar alguna otra labor”, explicó Alansari.
Fenómeno Fortnite
Fortnite tiene más de 125 millones de jugadores alrededor del mundo y está causando que familias y centros educativos estén alerta por la obsesión desarrollada hacia él.
De acuerdo con Ana Vanessa Barquero, psicóloga clínica y docente, lo que llama la atención es la captación en cuanto a frecuencia, personas que lo juegan, la indistinción de edades, entre otros aspectos del juego.
“Lo que le preocupa más a los padres es si se está favoreciendo una desensibilización hacia la violencia y eso depende de quién lo está jugando. Hay que tener una capacidad de análisis de qué es fantasía y qué es realidad y para ello hay que adquirir cierta edad y este juego no discrimina edades”, explicó Barquero.
La psicóloga asegura que una persona con poca madurez o con algún problema emocional, podría maquillar la realidad y transportar los pensamientos y acciones que le hacen sentir bien mientras está jugando.
Ana Vanessa Barquero, psicóloga clínica y docente.
“Cuando una persona tiene una carencia, tiene problemas familiares o no es aceptada, encuentra en este tipo de juegos un nicho de actuación y empoderamiento. En la persona empiezan a instaurarse pensamientos y conductas incorrectas para su realidad”, resaltó la psicóloga.
Para que el uso de videojuegos sea considerado como un abuso, Barquero recomienda prestar atención a tres aspectos:
- Cantidad de horas que se dedican al juego con respecto a otras actividades. Si la persona juega más del 50% de su tiempo libre está considerado un abuso.
- Desarrollo de trastornos de sueño. Hay muchos jugadores que se conectan a la hora que necesiten sentir la satisfacción que les brinda el juego. Si dejan de dormir lo que deben por estar jugando ya hay abuso.
- Habilidad de relacionarse con otros. Pierden la capacidad y el interés de relacionarse con otros porque en un ambiente virtual no hay que negociar aspectos como a dónde ir, qué comer, qué hablar, qué dar, entre otros.
A los padres y madres de familia
Marcela López, psicóloga clínica, afirma que hay que entender que la adicción no es algo que se desarrolla de forma súbita, sino más bien de manera paulatina. “Es una cadena de experiencias satisfactorias que le van asegurando a la persona placer, entonces esta se engancha a través de esa satisfacción. Los seres humanos tendemos a buscar ese tipo de experiencias y conforme se van teniendo crece el deseo por aumentar de nivel”, enfatizó.
Algo que incentiva la dependencia a los videojuegos, es que actualmente hay pocos espacios para socializar cuando se terminan las clases y es de esta manera que lo virtual se transforma en una plataforma para socializar y encontrar amigos por las tardes.
Dentro de los consejos que brinda la psicóloga a los padres de familia, está mantenerse pendientes y regular las horas de juego. Recomienda no quitar del todo el uso de estos dispositivos, ya que es un espacio que les permite socializar y les brinda esos momentos de recreación que muchas veces no tienen.
Escuche lo que asegura Marcela López sobre cómo se ocultan sentimientos con el juego.
Ana Vanessa Barquero está de acuerdo con tomar lo positivo de este tipo de fenómenos, por ejemplo el que los padres pueden compartir con sus hijos, pueden jugar y de alguna manera perder estrés. Además los usuarios de videojuegos desarrollan habilidades visomotoras.
Apunta a que no es un tema del juego en sí, sino de la falta de cultura familiar y puntualiza estos consejos:
- Niños, niñas y jóvenes pueden tener una lista de cosas que hacer durante el día.
- El juego puede ser un premio cuando ya ha hecho lo que debe (tareas de la institución educativa y del hogar).
- No se debe utilizar como un sustituto de padres, como cuando se da el juego solo para que no interrumpan a los adultos en lo que están haciendo.
- Observar a sus hijos mientras juegan, preguntarles quiénes están en línea, cuál es la dinámica, etc. “Es muy ingenuo pensar que todos tienen buenas intenciones. Nuestra responsabilidad es velar por la seguridad de los hijos”, aseveró.
- Establecer un horario fijo para que jueguen que calce con el tiempo libre de los padres para que puedan supervisar.
La psicóloga asegura que es importante explicar, conversar y formar criterio de acuerdo con lo que se ve en los juegos, especialmente en los de temáticas de matar. Indicar las acciones que en la vida real no son correctas.
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Marianela Sanabria Leandro
Periodista Licenciada en Producción de Medios de la Universidad Latina de Costa Rica. Locutora comercial formada en el Instituto Nacional de Aprendizaje.
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