
Por: Dr. Daniel Gómez, Colegio de Profesionales en Nutrición
La diabetes es una patología que interfiere en el metabolismo de la glucosa. Se clasifica en varios tipos como la diabetes tipo 1, tipo 2, entre otros.
Esta afección influye en el proceso y la funcionalidad de la insulina en nuestro metabolismo, ya que existe un deterioro en las células específicas del páncreas donde es producida esta hormona. O bien, un desarrollo de resistencia a ella o una secreción anormal de la misma.
La función de la insulina es amplia. Por ejemplo, junto con otras hormonas mantienen la homeostasis de la glucosa en nuestro cuerpo y otras funciones metabólicas.
Es falso afirmar que la alimentación es la cura para la diabetes, ya que la alimentación no puede regenerar las células del páncreas que producen la insulina. Además, no podemos encontrar insulina en nuestros alimentos para que funcionen como hormona determinante en el equilibrio metabólico del cuerpo; sin embargo, la alimentación es un gran aliado para el tratamiento de la diabetes.
En la atención de la diabetes el rol del profesional en nutrición es ayudarle a llevar una adecuada gestión de alimentos en temas de balance calórico, calidad de alimento y en colaboración con el tratamiento médico, todo de una manera integral y con el propósito de ofrecerle calidad de vida al paciente.
Sin la intervención nutricional el paciente no tendrá la misma calidad de vida
La obesidad es una de las razones de aumento de riesgo a padecer diabetes y si ya existe, un plan de alimentación es vital para una reducción de peso.
Para el diabético tipo 1 el objetivo es acompañar y coordinar el aporte calórico tanto en tiempo como en cantidad con la dosis apropiadas de insulina. En la diabetes tipo 2, el enfoque es la pérdida de peso y abordar la prevalencia mucho mayor de factores de riesgo (hipertensión dislipidemia, obesidad) y enfermedad cardiovascular en esta población.
Muchas de las razones por las cuales un paciente debe de ir de la mano de un profesional en Nutrición, es justamente el conocimiento de la reacción que tiene el cuerpo con respecto a los alimentos que están acostumbrados a comer.
Por otra parte, un plan nutricional es ideal para ir educando al paciente en mejores hábitos de alimentación y mantener un balance óptimo en el organismo, así como a aprender a auto gestionar su enfermedad obteniendo un balance adecuado de la glucosa en sangre, siempre y cuando sea un apoyo al tratamiento médico.
Existen muchos riesgos si esta enfermedad no se aborda de una manera correcta, incluyendo la muerte o bien, alguna de tantas complicaciones que tiene: nefropatía diabética, problemas oculares, y desde luego la cetoacidosis diabética.
Esta última va acompañada de nausea y vómito. El dolor abdominal puede ser intenso y simular pancreatitis aguda, si la insulina es insuficiente en el cuerpo, generando a la vez una hiperglicemia.
Por estas razones y muchas otras, es de vital importancia estar en tratamiento con los profesionales correctos y un abordaje integral.
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