Reducir poco a poco la cantidad de sal que se utiliza en las comidas, es una de las principales medidas que se deben tomar para no sobrepasar la cantidad de consumo de este condimento que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Costa Rica, la población adulta mayor es una de las que utiliza con mayor frecuencia la sal. Una investigación del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa), indica que estos ciudadanos consumen en promedio 11,3 gramos diarios por persona, el doble de la cantidad recomendada.
La misma investigación reconoce que en el país la principal fuente de sodio alimentaria es la sal doméstica que se utiliza para cocinar y en la mesa. Además, señala que los alientos artesanales son los que tienen valores de sodio más elevados.
“Estos valiosos resultados son muy útiles si queremos incidir en mejorar la alimentación de la población de Costa Rica, pues actualmente ha realizado cambios en sus hábitos de alimentación y es conveniente transformar el ambiente alimentario hipersalado al que está expuesta la población”, señaló la viceministra de Salud, Alejandra Acuña.
Alto consumo de sal provoca alta presión arterial
La también doctora indicó que el consumo del cloruro de sodio o sal se asocia con un aumento de la presión arterial, que puede afectar incluso a personas sanas.
Ese es el principal factor de riesgo para la carga mundial de morbimortalidad, que es la causa de 9,4 millones de muertes al año, mientras que en el panorama nacional, un 15% de las muertes asociadas a dicha causa pueden ser evitadas reduciendo el consumo excesivo de sal.
Las autoridades sanitarias, en el marco de la Semana Mundial de la Concientización sobre la Sal, insisten en concientizar a familias y productores de comida rápida, alimentos artesanales y de la calle para que reduzcan sus raciones de sal e innoven sus menús con la implementación de otras estrategias más saludables tales como eliminar un 10% de sal y agregar más sabores naturales como cebolla y ajo.
“No es eliminar la sal en la preparación de comidas, sino reducirla. Tres meses después reducirla otro 10% y así sucesivamente. Utilice principalmente olores como la cebolla, ajo, chile dulce, hierbas, especies naturales y limón para dar sabor a las comidas”, aconsejó la viceministra.
Otras de las acciones que pueden ayudar, son: escurrir y enjuagar los vegetales enlatados, preferir las frutas y vegetales frescos, limitar el consumo de snacks empacados, eliminar de la mesa el salero, las salsas y los condimentos con sal y ser una ejemplo de alimentación saludable para que los niños de la casa no se acostumbren a comer con mucha sal.
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