
Hace poco más de dos meses, se notificó por primera vez el brote del COVID-19. Hoy, algunos detallistas importadores y el sector turismo se están viendo perjudicados.
En cuanto a los detallistas, los más afectados son quienes manejan un inventario bajo, especialmente de productos perecederos; otros sectores como el de manufactura pueden verse afectados más adelante, pues se estima que en abril o mayo se podría experimentar faltantes de materias primas.
Luis Güell, profesor de Lead University de logística y supply chain management, explicó que “la situación que han tenido China y otros países durante las últimas semanas ha provocado una falta de disponibilidad en el transporte marítimo y aéreo. Esto tiene dos consecuencias: retrasos y aumento de costos. Estos retrasos pueden generar a su vez faltantes de inventario tanto de productos terminados como de materias primas”.
Los consumidores, por su parte, podrían ser impactados por un aumento en los precios de productos, debido a la disminución en la disponibilidad.
Esta situación no solo se daría por la paralización que ha tenido la economía China (segundo socio comercial en importaciones) sino que se repetiría si otros países enfrentarán condiciones similares. Incluso, si en Estados Unidos se agrava la situación, los efectos para Costa Rica serían mayores, pues se trata del primer socio comercial en importaciones y el segundo para las exportaciones.
Por otra parte, por la experiencia en otros países donde hay mayor propagación del virus, se experimentó una disminución de viajes por temor a contagio, sea durante el vuelo o bien en el lugar de destino. El hecho de que en Costa Rica haya casos positivos de COVID-19 ha hecho que los turistas cancelen reservaciones en hoteles y vuelos.
En cuanto a la recuperación económica, grandes firmas consultoras manejan tres escenarios, de los cuales, en el escenario más optimista, se habla de una reactivación de la economía de China a finales de marzo y la percepción de crecimiento en el segundo trimestre del año, mientras que en el escenario más pesimista, se esperaría un cierre de año sin crecimiento y una recuperación que iniciaría en 2021.
Güell recomienda a las empresas mantener la calma, manejar tres tipos de escenarios (optimista, intermedio y pesimista) y valorar cuál es el impacto de cada uno para tomar las acciones correspondientes. Es importante también estar monitoreando todos los cambios que se puedan estar presentando a diario.
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