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Estudio clínico sí demuestra eficacia de dióxido de cloro

Aunque no salga en una revista de la cultura científica dominante

Por: Javier F. Ortiz Gutiérrez, Fundación Gaia

Más de 90.000 personas leyeron una entrevista que me hizo el periodista Fernando Fernández para el medio digital Cambio Político sobre un estudio que analizó el uso del dióxido de cloro para tratar el Covid-19. Este estudio demostró la alta eficacia del dióxido de cloro, sin embargo, dicho medio fue obligado a eliminar la entrevista.

Ahora leo que www.adiariocr.com publicó otra noticia sobre este estudio publicado en el Journal of Molecular and Genetic Medicine. Espero que este artículo de opinión no sea motivo de problemas para este medio y por ello me atrevo a afirmar lo siguiente:

Publicación polémica

La publicación ha generado una polémica a nivel nacional y mundial, y los detractores del dióxido de cloro que propone han encontrado muchos puntos débiles en la publicación. A mi manera de ver, los más importantes son los siguientes:

  • En la sección de metodología no se describen los resultados de la búsqueda sobre la efectividad del dióxido de cloro de forma adecuada para respaldar la conclusión de esa sección: “que el dióxido de cloro fue benéfico y que su uso en la pandemia por Covid-19 se convierte en una inmensa posibilidad de controlarlo con base en los fundamentos científicos revelados en estudios anteriores”.
  • El estudio fue aprobado por el comité bioético en Bolivia, pero se realizó en varios países, lo que no es adecuado.
  • El hecho de que los participantes controles sean de distintos países le resta credibilidad al modelo de investigación, porque no hay una atmósfera uniforme para poder comparar resultados.
  • La muestra es muy pequeña, no es significativa y las edades son muy dispares para un control adecuado de variables.
  • El estudio debió ser doble o triple ciego y no se hizo así.

No se niega la curación de pacientes

Aclaro que estoy de acuerdo con todas estas objeciones, aunque ninguna niega que los pacientes se curaron. Sin embargo, considero que poco a poco van a conocerse otras objeciones probablemente mayores y ya las grandes plataformas están destrozando la publicación de toda forma posible.

Sin embargo, el estudio y su publicación provocaron un beneficio muy grande al llamar la atención de miles de personas que compartieron sus testimonios sobre los beneficios recibidos al usar el producto. En mi opinión, los testimonios son aún más valiosos que el artículo, puesto que nadie puede decirle a esas personas que lo que les sucedió no sucedió, pues se curaron, o por lo menos los síntomas desaparecieron. Cosa que no sucedió con el grupo que no lo tomó.

También se ha cuestionado a la revista que publicó el estudio, pues aparece en BeallsList. Probablemente sea cierto que la revista no es de las que son avaladas por la cultura científica dominante, pero eso no debiera extrañar a nadie, puesto que un estudio de esta trascendencia jamás va a ser publicado en las revistas que actualmente son parte de lo que está detrás de la declaración y el manejo de la pandemia. La razón es muy sencilla y está relacionada con el hecho de que una ‘’vacuna experimental’’ solo puede utilizarse si no hay otras opciones válidas accesibles.

En relación con este tema de gran importancia voy a hacer una revelación que sería de gran impacto si algún medio se atreviese a investigar, verificar y hacer un reporte sobre el tema: después de mucho investigar encontré que ya existe una patente europea para la cura del coronavirus con dióxido de cloro. Yo mismo no lo puedo creer. Lo más impresionante es que fue otorgada después de todos los estudios científicos necesarios, el 6 de julio del 2014, a una compañía farmacéutica. De verdad esto es increíble, y más increíble todavía que no se haya divulgado.

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Mientras tanto, debemos ser precavidos y precavidas, y no lanzarnos a obtener y utilizar el producto de forma irresponsable. Debería utilizarse como se hace en Bolivia: a sabiendas de que sí funciona y de que no pone en peligro a las personas, con el visto bueno de las autoridades de Salud, con el apoyo de los alcaldes, con las instrucciones de los expertos y producido por las universidades.

¡Nunca he recomendado su uso irresponsable! Además, me allané y cerré mi página de Facebook cuando las autoridades me pidieron hacerlo, a pesar de que no siguieran el debido proceso para censurarme.

Qué sigue ahora

Ante la pregunta ¿Qué sigue ahora? La única salida segura es que nuestros científicos estrella realicen un estudio clínico aquí en Costa Rica y publiquen los resultados en una revista costarricense. Solo trabajando juntos, sin dividirnos, podremos hacer bien la tarea y salvar a nuestros seres queridos y a nuestra economía, antes de que sea demasiado tarde.

Después de todo, ya existe una patente para el uso del innombrable en enfermedades infecciosas respiratorias y ya está publicado y demostrado sin ninguna duda, que su uso adecuado no es tóxico, y que ha funcionado muy bien para algunas cosas, dentro de un modelo de balance integral bien dirigido (en mi caso personal, para cinco distintas enfermedades crónicas).

Siendo así, ¿cuál es la justificación de nuestras autoridades para no hacer el estudio? ¿No genera sospecha esa negativa a recurrir a la ciencia para resolver la duda más importante del momento?

¿No genera desconfianza que ninguna instancia resolviera a derecho la petitoria hecha por más de 4.000 costarricenses para investigar este tema, a través de mi persona, y que en su lugar se censurara mi esfuerzo por encontrar una respuesta adecuada?

Por otra parte, en mis calidades de psicólogo, antropólogo y sociólogo, advierto una vez más que esto nos volverá a pasar si no resolvemos lo que en mi último libro, El Camino de la Evolución Consciente, llamo la restricción de la verdad. Este síndrome nos hace confundir el creer con el saber y nos impide verificar lo que nos dicen las autoridades y los medios masivos, creadores del imaginario colectivo.

Mientras no hagamos algo para aprender a verificar lo que nos dicen quienes controlan el imaginario colectivo, seguiremos construyendo juntos la pandemia, llenado los hospitales, enterrando a nuestros mayores de forma inhumana, encerrando a nuestros niños y niñas y retrasando la respuesta a la pregunta: ¿Sirve o no sirve el dióxido de cloro para prevenir y curar el Covid-19?

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