Por: Lic. Marco Vargas, especialista en materia tributaria
La crisis económica que vive el mundo ha puesto a los gobiernos de cabeza por intentar resolver los déficits fiscales que se están generando producto de la baja de recaudación, y con la necesidad de seguir invirtiendo en temas prioritarios como la salud y la asistencia a sectores ampliamente golpeados por la situación económica.
Desde algunos años atrás, organizaciones internacionales como la OCDE, BCI, entre otros, han venido señalando la necesidad de realizar una serie de acciones a fin de mejorar la recaudación del comercio electrónico.
Lo anterior debido a que la economía digital ha cambiado la forma en que operan los diversos agentes económicos y esto ha hecho que la legislación fiscal simplemente haya quedado obsoleta. Hoy se señala la necesidad de modificar una serie de preceptos legales que hasta hace algunos años funcionan adecuadamente; ahora se habla de un establecimiento digital y no de un establecimiento físico o permanente.
Ya los nexos de residencia o territorialidad están empezando a verse modificados por un nexo de presencia sustancial de actividad económica. Se habla de una tributación mínima a nivel mundial, entre otros ajustes productos de la economía digital, entendiendo que ya no es necesario estar físicamente en algún lugar para generar rendimientos.
Los mejores ejemplos de esto son compañías como Uber y otras de las grandes empresas tecnológicas que han modificado en forma disruptiva las actividades entre los diversos agentes económicos, y la adaptación o modelos híbridos de otros negocios de naturaleza tradicional, los cuales comercializan sus productos o servicios por medios digitales.
Todo lo anterior ha hecho un reto sustancial lograr una adecuada recaudación de estas operaciones que se realizan de forma virtual, lo que hace soberbiamente complejo tener un control efectivo sobre estas operaciones.
El IVA en el comercio electrónico
El 18 de enero del presente año el Ministerio de Hacienda señaló que el 2020 cerró con un déficit financiero en un 8.3% respecto al PIB. No obstante, recientemente el BID ha indicado en una de sus publicaciones que Latinoamérica podría aumentar la recaudación del IVA en US$3.000 millones si el cobro del IVA se efectuara a todo el comercio electrónico.
Se estima que el comercio electrónico transfronterizo B2C se sitúa para la mayoría de los países en una banda que va del 1 al 3% del comercio exterior total. Para América Latina y Caribe este tipo de comercio que se considera minimis (pequeños envíos), asciende a US$17.560 millones por año, de tal forma que se estima que se está recaudando menos de US$3.000 millones al año.
Costa Rica está iniciando controles fiscales para mejorar la recaudación y evitar el fraude fiscal, como la factura electrónica, registro de beneficiarios finales, acuerdos de cooperación entre instituciones, entre otros.
Sin embargo, el camino todavía es bastante largo. Ya el año pasado señaló la Contraloría General de la República (CGR) los grandes problemas que existían a nivel de los sistemas de Hacienda como la incapacidad de cruzar información entre ellos, contribuyentes difuntos y personas obteniendo beneficios fiscales a pesar de no ser contribuyentes inscritos.
El avance en la recaudación fiscal dependerá precisamente de que el gobierno logre implementar mejoras en sus sistemas, pero también de acompañar de modificaciones legales que modernicen los conceptos anticuados en materia fiscal y que crean espacios para lograr evadir los impuestos.
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