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Armando el rompecabezas de la pandemia

Encontrar las piezas que han ido armando la pandemia por Covid-19 tiene raíz en mi niñez

Johnny Schmidt

Por: Johnny Schmidt C., investigador y analista

Antes de entrar en materia, voy a contarles quien soy, sobre todo porque hay quienes piensan que soy un personaje de ficción.

Mi nombre completo es Johnny Schmidt Carboni, tataranieto de Johann Bautist Schmidt Leick, quien fuera el padre de don Victor Manuel Schmidt Barquero, padre de 26 hijos de 2 matrimonios y de donde venimos todos los Schmidt.

Johann nació en 1837 y era oriundo de Metz en las provincias de Alsacia y Lorena, en aquel entonces territorio francés.  Sin completa certeza, se presume que llegó a Costa Rica en el año de 1864 a la edad de 27 años, procedente de México, país al cual llega con las tropas de Napoleón cuando el imperio francés busca cobrar la deuda que México mantenía con algunas naciones europeas. A su llegada, se establece en Paraíso de Cartago, lugar de donde sale toda la descendencia.

Mi bisabuelo materno fue Antonio Carboni Cavichiolli, nacido en Italia en 1866 quien llegó a Costa Rica a trabajar en la construcción del ferrocarril, en 1887. Cuando se termina la obra del ferrocarril, muchos de los italianos regresan a su país natal pero algunos deciden quedarse, y ese fue el caso de mi bisabuelo materno. Por cosas de la vida, no conocimos a ninguno de los abuelos varones, pero si a las abuelas y a las bisabuelas, tanto paternas como maternas.

Una de los más grandes recuerdos y quizá las mejores tardes en casa de mis padres, eran aquellas donde mi madre tenía empezado un gran rompecabezas. Hijos, nueras, yernos, sobrinos y nietos, nos poníamos a buscar piezas que encajaran. Creo que nunca se armó uno en un solo día, pues eran grandes y complejos, y todos al final sabíamos que con poquito o mucho, habíamos contribuido finalmente a armarlo.

Armar rompecabezas

Cuento esto porque el mundo es tan complejo como un rompecabezas y para poder entender toda su geopolítica, economía, conflictos religiosos y luchas de poder, se deben ir poniendo piezas en el lugar que corresponde hasta tal vez algún día llegar a divisar algo cercano a la realidad.

Todos los factores que intervienen en esta geopolítica son dinámicos a diferencia de las piezas del rompecabezas, y por eso es casi imposible ser un erudito en esos temas. Lo que se puede lograr mediante la lectura constante y la investigación profunda, es acercarse apenas a la realidad, ya que en esos temas por lo general hay trasfondos, intrigas, y conspiraciones. Los medios oficiales podrían tan solo ser una de las fuentes que sirven de referencia.

Buscar las piezas

En un proceso muy similar hemos estado los últimos 14 meses muchas personas. Hemos estado tratando de armar el gran rompecabezas que ha significado la pandemia, y que ha sido una situación con muchísimas aristas y contradicciones. Inclusive, se puede catalogar como la situación más importante del siglo XXI y quizá más allá, por las repercusiones de toda índole que hemos sufrido.

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Durante todo este tiempo he venido escribiendo al respecto, tocando puntos de vista y hechos puntuales que son apenas piezas de ese gran rompecabezas que deberíamos armar para poder entender todo el panorama. Les hablé sobre las guerras que nos está tocando vivir, o sobre una lección sobre el Sars Cov 2 que todos deberíamos recibir, y les he hablado sobre cómo se maneja la información mediante el ministerio de la verdad.

Y hace unos días, les entregué una cronología de hechos importantes, todos con su respectivo hipervínculo, porque creo que lo importante es su opinión no la mía. Hoy quiero aportarles un hecho de gran relevancia dentro de esa cronología, ya que fue algo que investigué posterior a ese artículo.

Una pieza clave

El 11 de marzo del 2020, la OMS declara el brote por coronavirus como una pandemia mundial. Para ese momento y desde el 31 de diciembre del 2019, se contabilizaban 118.629 casos de supuesto Covid-19,  4.292 muertes supuestamente en 23 países.  Todos esos casos iniciales son de gran importancia porque es justo donde están las mayores contradicciones y es el objeto de este artículo.

Una de las grandes incógnitas de la vida que aún no se ha logrado resolver, es ¿qué fue primero, el huevo o la gallina? Para poder desarrollar el protocolo de detección en las pruebas PCR ordenadas por la OMS como único método para determinar si una persona tiene o es portador del famoso virus, y que se supone incluye algunas secuencias de los más de 30.000 nucleótidos que componen el virus, lo primero que debió haber pasado fue el aislamiento del virus, su purificación y su secuenciación. No podría jamás hacerse de otra forma, y es aquí donde está la pieza clave.

Resulta que ese protocolo elaborado por dos virólogos, Victor Corman y Christian Drosten, (hoy cuestionado) tiene fecha del 17 de enero de 2020,  tan solo 18 días después del supuesto primer caso, pero ya desde el 11 de enero 2020 se tenía listo un documento que desde el Instituto Pasteur distribuyó la OMS, tan sólo 11 días después de la aparición de los primeros casos.

Entonces, ¿cómo se detectaron los casos en distintos países durante esos días, si se supone que aún no se tenía la secuencia del virus y no se tenía el protocolo para su detección?

La pieza de la secuencia del virus

Además, es importante pensar que la secuenciación del genoma humano tardó 15 años, y el protocolo para la detección de este mortal virus se hace en tiempo record de 11 días sin siquiera tener las secuencias del virus.

El primer trabajo donde se presenta el virus y su secuencia, fue una publicación en la revista científica The New England Journal of Medicine titulado “Un nuevo coronavirus de pacientes con neumonía en China, 2019” y se publicó por primera vez el 24 de enero 2020, 13 días después de publicado el protocolo para su detección.

La única explicación que hasta la fecha yo he deducido, es que primero fue la prueba y después la supuesta secuencia. Pero ¿cómo desarrollar la prueba si aún no tengo la secuencia? ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Aquí les dejo la pregunta del millón, y si usted logra deducir algo lógico y una explicación a ese tan ilógico fenómeno, ojalá que me lo haga saber.

Seguimos tratando de poner piezas en este gran rompecabezas, aportando información para que usted forme opinión propia y no la que le han tratado de implantar.

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