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Música Trap: una ventana a los antivalores

Vocabulario obsceno, sexualidad explícita, drogas, mujer degradada, y el hombre como protagonista es el mensaje que está recibiendo la niñez con la música Trap.

El trap es un género musical que nació en Estados Unidos retomando elementos del Hip-hop, pero con un ritmo mucho más lento que busca estimular estados de hipersensibilidad, muchas veces causados por consumo de sustancias psicotrópicas.

Incluso, su nombre se inspira en el término coloquial Trap House, que se refiere a la casa utilizada como mampara para vender drogas.

En Latinoamérica se ha popularizado el Latin-trap, un subgénero del Trap que normalmente se interpreta con letras en español, pero bajo las mismas características rítmicas que, más que provocar el baile se compone para ser escuchado y “rapeado”.

Para Alfredo Rivera, compositor y profesor del Taller Nacional de Teatro, esto responde al origen social de los artistas, pues “vienen de sectores muy vulnerables, son gente que tiene muy escasa formación, muy poco acceso a posibilidades de desarrollo cultural e intelectual y generan un tipo de manifestación artística que tiene que ver con esas condiciones”.

Al cambiar su capacidad adquisitiva, los artistas más populares tienen mayores recursos para masificar su música. Según Rivera, “cuando empiezan a producir y ganar mucho dinero, cambian su condición económica pero la mente del ser humano no cambia tan rápido.  Ellos intelectualmente siguen siendo los mismos, no fueron a estudiar, no fueron a prepararse, incluso musicalmente. Entonces ahí se da una condición que de alguna forma establece ciertas características de su música”, destaca Rivera.

Por su parte la cantante Elizabeth Naranjo de la banda Nou Red considera que esta música no ofrece una gran complejidad. “No hablan sobre las situaciones sino que ellos mismos son los que se personifican y son los que cometieron el crimen, y usualmente los temas no son fáciles de digerir. Es una música que a la larga suena muy parecida, porque la voz no hace muchos cambios en el fraseo entonces al final lo que tenemos es una canción repetitiva, se dice lo mismo y el beat tampoco cambia”.

Sobre esto Rivera expresa que “es una música que tiene estructuras muy repetitivas, temas que formalmente en términos musicales no son complejos, para decirlo de alguna forma: no se necesita ser un virtuoso para tocar este tipo de música. Con esas estructuras ellos pueden expresar una forma que, para nosotros podría ser chocante, pero que es lo que este grupo humano tiene en su cabeza”.

Construcción del mensaje en el Trap

Vocabulario obsceno, ofensas, sexualidad explícita, drogas, mujer degradada a un cuerpo que se puede usar y botar, y el hombre como protagonista, es el mensaje que está recibiendo la niñez de manera masiva y sin filtro.

En lenguaje jurídico, esta promoción de actos criminales, se conoce como apología del delito. Y el Trap es ese elogio a hechos claramente nocivos para la persona y la sociedad, especialmente nocivos contra la mujer.

“Como cantante respeto el hecho de que cualquiera pueda expresar lo que quiera en sus letras, pero sí siento que en este género prácticamente todas las letras hablan de lo mismo. Y creo que se pueden expresar esas ideas de otras maneras. No es un género que personalmente me guste”, asegura Naranjo.

Si existe algún avance en el movimiento contra los mensajes mediáticos de contenido misógino y machista, el Trap viene a dar un retroceso. Incluso llega a reducir la construcción de la persona a lo más básico de su inteligencia primitiva al expresar sin censura, ni conciencia social, un estilo de vida que se centra en antivalores.

Para Alfredo Rivera, “hablando de género o hablando de respeto a las minorías, ellos agreden, porque provienen de un grupo que siempre ha sido maltratado y ese es su lenguaje”.

La dinámica de las redes sociales y el alcance de Internet permite que cualquier persona -niño o joven- tenga acceso a este material que, además de presentar tales imágenes, las muestra como un estilo de vida ideal.

“Esta música empieza a producirse, empieza a generar mucho dinero y empieza a hacerse moda. Entonces como moda impacta a distintos sectores de la sociedad, pero no sólo a sus mismos grupos sociales que necesitan una identificación, sino a otros como los jóvenes que están buscando su propia identidad y piensan que los hábitos que se manifiestan en esta música son los que los podrían hacerse ver como interesantes”, señaló Rivera.

Idea del héroe

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En la antigua Grecia el ser humano perfecto se inspiraba en la palabra areté, representación de un conjunto de virtudes que para los griegos eran esenciales y determinaban la grandeza de una persona. El honor, la magnanimidad, la dignidad, la fama por las buenas acciones, la justicia, la templanza y la excelencia, eran parte de estas características aspiracionales.

En oposición al areté, la hibris se refería a la irracionalidad, el descontrol y la desmesura de los impulsos carnales. La persona que padeciera estas debilidades era despreciada por la sociedad de la Grecia antigua.

La forma en que los griegos esparcieron estas ideas estuvo apoyada en la construcción de héroes en historias como la Ilíada, centrada en la guerra de Troya, que nos muestra personajes como Aquiles y Héctor, quienes mostraban un gran nivel de areté.

Desde los griegos se evidencia la influencia que representa para la persona estas imágenes aspiracionales, apoyadas en ciertas características que permiten definir identidad.

Entonces, es válido cuestionarse hacia donde nos dirigen las ideas que a través de géneros como el Trap se están reproduciendo masivamente, y que representan como identidad aspiracional lo que los griegos calificaban como hibris.

En este sentido para el sociólogo en tecnología y artista de sonido, Sergio Wiesengrund, “si bien un género musical no va a ser el único determinante de la construcción conductual de una persona, sí lo asocia con la construcción de subjetividades, lo cual tiene un carácter muy importante porque distorsiona o predefine ciertas concepciones de lo que se entiende sobre la sociedad”.

Conversar sobre el fenómeno del Trap

Una reacción comprensible que tienen padres y madres es prohibir que sus hijas e hijos escuchen este tipo de música. Sin embargo, la realidad social nos expone al bombardeo a través de otros medios, y si los hijos no lo escuchan en la casa, lo más seguro es que lo escucharán en espacios externos al hogar.

Para el musicoterapeuta clínico, Max Terán, lo primero que debe hacerse es conversar acerca del Trap en el seno familiar. Incluso escucharlo y entender qué es lo que dice y abrir una comunicación honesta sobre el contenido de esta música con hijos e hijas.

Vea las declaraciones del musicoterapeuta Max Terán

“Es importante poder utilizar esa música para tener una apertura a conversar sobre esos temas con un adolescente, y preguntarle: sabés que significa eso, qué te parece, cuál es el lugar de la mujer en esta canción, cuál es el lugar del hombre”, recomienda Terán.

Un análisis responsable debe ser la base de esta conversación, asegura Terán: “Poner atención a lo que están escuchando sus niños, tratar de abrir un poco más el espectro de música en la casa, proponerles distintas cosas, si a partir de esa canción preguntan algo es importante que paremos un momento y hagamos una conversación sobre lo que está pasando”.

Otro elemento que destaca el musicoterapeuta es entender que la música responde a una expresión de carácter social, y es importante comprender porqué un joven se está identificando con este género.

“A partir de la adolescencia la música tiene un valor muy importante, te va dando una identidad o una forma de funcionar en el entorno, en el mundo, inclusive de cómo expresar emociones, de cómo vestirte, de cómo vincularte con tus pares. Entonces sí es muy importante darle esa dimensión a la música, que es de carácter social y que es de carácter cultural”, puntualizó.

La comunicación intrafamiliar franca, pacífica y abierta es importante para que niños y adultos puedan intercambiar sus formas de pensar. Solo así el adulto podrá conocer cuál es el mundo tecnológico que está educando o pervirtiendo a sus hijos y que los hijos puedan recibir las recomendaciones que un adulto maduro pueda brindarle.

Si le interesó esta nota, le invitamos a leer Los dispositivos electrónicos no tienen la culpa.

Karla Olivares Hidalgo
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Sobre el autor Karla Olivares Hidalgo

Periodista y productora audiovisual graduada de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva, estudiante de la Facultad de Letras de la Universidad de Costa Rica.
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