Expertos han observado durante años, que las niñas y niños malnutridos son más vulnerables a tener problemas en su desarrollo físico, mental y psicosocial.
Precisamente, los primeros tres años de vida constituyen un periodo crítico para el desarrollo cognitivo, de las destrezas sociales, cognitivo y emocional de las personas. Lo que sucede en esas edades, es determinante para su bienestar incluso futuro.
Según Yumaira Chacón, gerente médico en Abbott, los primeros dos o tres años de vida, el crecimiento cerebral es rápido, lo que hace que la nutrición sea crítica para el desarrollo cognitivo.
La conexión entre el estado de ánimo y la comida
Los alimentos también pueden ser importantes para la salud mental. Los nutrientes como el ácido fólico, la vitamina B6 y la colina son necesarios para sintetizar ciertos químicos cerebrales, llamados neurotransmisores, que regulan el estado de ánimo y la memoria. Un desequilibrio de neurotransmisores a menudo se asocia con afecciones relacionadas con el estado de ánimo como la ansiedad y la depresión.
Esa no es la única forma en la que los alimentos pueden impactar en la salud emocional de los jóvenes y niños. Una dieta que carece de nutrientes esenciales también puede alterar la forma en la que el cuerpo quema grasas, carbohidratos y calorías, lo que puede conducir a que tengan sobrepeso u obesidad.
Según Chacón, mantenerse con sobrepeso puede aumentar las probabilidades de que en un futuro, un niño desarrolle enfermedades crónicas como diabetes tipo 2 y enfermedades cardíacas; además tiene un costo emocional, ya que los niños con sobrepeso tienen más probabilidades de experimentar bullying y depresión.
Cómo hacer realidad los hábitos saludables
Si un tema de preocupación es que los menores no hayan recibido la nutrición que necesita para el crecimiento y el desarrollo óptimo de su cerebro, investigaciones muestran que es posible ponerse al día.
"Cuando un niño solo come ciertos alimentos o se niega a comer, se puede afectar de manera negativa la dinámica familiar", señaló la Dra. Chacón, quien también brindó una serie de consejos que pueden solucionar los malos hábitos de alimentación:
- Durante las comidas, se debe ofrecer a los hijos sus alimentos favoritos, pero también incluir nuevas opciones.
- Ofrecer consistentemente nuevos alimentos sin presionar al niño es la clave, entendiendo que aceptarlos toma tiempo, pero con paciencia se logra.
- Se debe tener en mente que todos tienen alimentos que sí les gusta y algunos que no disfrutan.
- Si el niño se niega a comer lo que hay en la mesa, no hay que rendirse. A veces para lograr la aceptación de un nuevo alimento son necesarias hasta 10 exposiciones al mismo. Si hay un rechazo a grupos completos de alimentos puede ser útil el uso de los suplementos nutricionales ya mencionados.
- Brindarle refrigerios saludables para llenar los vacíos de nutrientes durante el día.
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