Nuestra Costa Rica ha visto el ascenso y descenso de algunos líderes que ya se van viendo desgastados. Pero al parecer el liderazgo no se pierde por los años sino por la falta de humildad. Hoy más que nunca hacen falta los líderes de mitad del siglo pasado que no estaban atados a lo material sino a ideales altos, a la lucha por un mejor país, por el bien común.
Cuando algunos creen que han encontrado a la persona perfecta para dirigir algún proyecto resulta que otros “le llegan a su precio” y cambia su interés por el bien común por algunos dólares en su cuenta o por defender algunos colones que tiene la esperanza de seguir recibiendo.
En su libro “Empresas que sobresalen”, Jim Collins dio a conocer -después de muchos años de investigación y análisis de miles de empresas norteamericanas- cómo puede una empresa convertirse en extraordinaria y salir de la mediocridad.
Jim Collins y su equipo identificaron un grupo de empresas que pasaron de tener buenos resultados a tener resultados extraordinarios, con rentabilidad acumulada de las acciones 6,9 veces superior a la del mercado en los quince años siguientes a sus puntos de transición.
Las mejores 11 empresas tenían en común un “líder nivel 5”, un individuo que combina una humildad personal extrema con una intensa voluntad profesional. Eran líderes con increíble ambición y una indomable voluntad por sacar las cosas adelante.
Según Collins, la ambición implica la disposición al riesgo, pero la ambición desinteresada es la disposición a arriesgar la pérdida de estatus por el bien de otra persona o del bien común.
Los grandes líderes no son aquellos que hacen sentir su autoridad sobre los demás. Los grandes líderes son aquellos que se colocan a sí mismos y sus dones al servicio de los demás. No tienen miedo de perder su estado, porque no tienen ningún estado que perder.
Tampoco son los que se disfrazan para "hacerse" a una cultura, edad o tendencia, ni con diadema ni con máscara, ni con atuendo. Nunca se disfrazan, son auténticos.
Líder nivel 5
Uno de los líderes de esas 11 empresas fue Darwin Smith, de Kimberly-Clark, quien destacó como ejemplo clásico del “líder nivel 5”. Los líderes de este tipo eran norma en las empresas extraordinarias estudiadas por Collins. Todos ellos se caracterizaban por ser individuos humildes que mostraron una gran determinación por hacer lo que fuera necesario con tal de convertir su organización en extraordinaria.
Podemos trasladar el ejemplo de esas 11 empresas a nuestro país. Si cada una de las personas que dirige un ministerio, una organización estatal autónoma, una municipalidad y una empresa privada -sea grande o pequeña- este país podrá cambiar.
Estamos en un momento de transición privilegiado. La crisis desatada por el “Plan Fiscal” puede llevarnos a revisar si los líderes de cada una de las organizaciones nacionales puede ser lo suficientemente humilde. Es hora de hacer examen de conciencia y plantearse si estamos siendo los líderes que el país necesita. Esas personas que están dispuestas a dejar su bien por el bien común.
Este puede ser el punto de transición de Costa Rica para encaminarse a que todas las personas demos un poco más de lo que tenemos por el bien común de nuestros compatriotas.
No es justo que en las calles se defienda “mi salario”, “mis intereses”, “mis derechos” pasando por encima de los derechos de los demás.
Tampoco es justo que en la Asamblea Legislativa se defiendan los derechos de unos pocos –negociados a escondidas- para defender a una empresa específica pasando por encima del derecho a la salud o un precio justo.
Debemos poner los beneficios de unos pocos para buscar el bien común. Y esto no es comunismo sino solidarismo. Debemos construirnos y reconstruirnos como “líderes nivel 5” para quienes lo más importante es trabajar con tesón y con humildad extrema.
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