
Un estudio publicado en eClinicalMedicine, determinó que los tatuajes se asocian con un mayor riesgo de linfomas malignos. Específicamente, los resultados aseguran que las personas tatuadas tienen un 21% de riesgo más, que las que no tienen uno.
La autora de “Tatuajes como un factor de riesgo de linfomas malignos: un estudio de casos y controles de base poblacional”, Christel Nielsen, señala que las tintas para tatuajes contienen sustancias químicas cancerígenas, como aminas aromáticas primarias, hidrocarburos aromáticos policíclicos y metales.
“El proceso de tatuar invoca una respuesta inmunológica que provoca la translocación de la tinta del tatuaje desde el lugar de la inyección. Se ha confirmado la deposición del pigmento del tatuaje en los ganglios linfáticos, pero los efectos a largo plazo sobre la salud siguen sin explorarse”, dice el informe.
Riesgo disminuye con la duración de la exposición intermedia
Para el estudio, en el que participaron 11.905 personas, se utilizaron registros de la autoridad nacional sueca, con una cobertura poblacional completa. Se evaluó la exposición por medio de un cuestionario estructurado administrado por Estadísticas de Suecia, la autoridad sueca responsable de las estadísticas oficiales en el 2021.
“Las personas tatuadas tuvieron un mayor riesgo ajustado de linfoma general. El riesgo de linfoma fue mayor en personas con menos de dos años entre su primer tatuaje y el año índice”, afirma el análisis.
Asimismo, se determinó que el riesgo disminuyó conforme la duración de la exposición intermedia, aproximadamente de tres a diez años, pero que aumentó nuevamente en personas a las que le realizaron su primer tatuaje.
Otro de los descubrimientos, es que no hay evidencia sobre un riesgo mayor en casos en que los tatuajes están en una superficie del cuerpo más grande. Asimismo, que el riesgo es mayor para el linfoma difuso de células B grandes, el de Hodgkin y el de tipo folicular.
En promedio, la edad en que se les diagnosticó fue entre los 51 y 57 años, a excepción del Hodgkin, que eran jóvenes de 36 años.
Estudios han atribuido el padecimiento y los tatuajes a una coincidencia
La autora Nielsen, quien es profesora asociada a la división de Medicina Ambiental y Ocupacional de la Universidad de Lund, reconoce que a causa de la falta de investigaciones epidemiológicas diseñadas correctamente, no se cuenta con una base científica para una evaluación sólida de este vínculo.
“Hasta donde sabemos, el único estudio epidemiológico publicado sobre la exposición a los tatuajes y el linfoma es el trabajo de Warner y colaboradores, pero su investigación probablemente no tuvo suficiente poder estadístico a causa del bajo número de participantes tatuados”, dice el estudio.
Por esta razón, la profesora defiende que su estudio es el primero en proporcionar información sobre una posible asociación entre tatuajes y linfomas, para el que se utilizó un diseño de estudio basado en población y una muestra grande.
Sin embargo, para ella, la causalidad no puede conferirse con un solo estudio epidemiológico, por lo que consideran necesario urgentemente más investigación epidemiológica.
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