En esta segunda entrega describo algunas de las vivencias que nos enseñan los caminos de Jerusalén como una de las formas de seguir más de cerca los pasos de Jesucristo por estos caminos de esta tierra de árabes, cristianos y judíos.
Día 6
Hoy hemos llegado a las 5 a.m. a la Basílica del Santo Sepulcro para poder ingresar sin bulla ni tumulto al Gólgota.
Al ingresar nos encontramos con la lápida sobre la cual amortajaron a Jesús.
Al subir las gradas que se encuentran a la derecha subimos el Gólgota custodiado por ortodoxos y donde está el preciso lugar y la piedra sobre la cual crucificaron a Jesús, la Capilla de la Crucifixión. Es una capilla pequeña con un retablo majestuoso en plata y que debajo del altar se encuentra la piedra que cada persona arrodillada toca con piedad. En la capilla conexa está el espacio donde se crucificó a Jesucristo y ella hay misas permanentemente.
Según la tradición, cuando Jesús expiró, la piedra del Gólgota se abrió en dos y a través de esa hendija cayeron gotas de sangre que llegaron a la tumba de Adán y fue el primer redimido. Esa roca se puede admirar en el primer piso de la Basílica del Santo Sepulcro en la Capilla de Adán que está justo debajo de la Capilla de la Crucifixión.
Hacia la izquierda de la entrada está el lugar desde el cual las mujeres observaron la crucifixión, el descendimiento de la cruz y el amortajamiento de Jesús. Según nuestra guía judía, es poco probable que las mujeres, incluyendo a María, su madre, hubieran tocado el cuerpo de Jesús pues para los judíos la sangre es impura y no creen que ellas hubiesen amortajado a un Jesús lleno de sangre.
Siguiendo hacia la izquierda nos encontramos el Santo Sepulcro, aquel que José de Arimatea había hecho cavar sobre roca y donde colocaron a Jesús rápidamente antes de que se viviera el Shabat.
Cerca del Santo Sepulcro -para el cual la gente hace largas filas durante todo el día para lograr ingresar y besar su lápida en un monumento nuevo realizado hace pocos meses- se encuentra al bajar muchas gradas entre rocas la tumba de José de Arimatea.
Como hemos escuchado en todos los monumentos visitados, la gran mayoría fueron construidos por los bizantinos en el siglo IV, destruidos por los persas en el siglo VII, reconstruidos por los cruzados en siglo XII, destruidos por el ejército de los mamelucos en siglo XIII y reconstruidos en el siglo XX y ya resguardados por la Custodia de Tierra Santa gracias a los franciscanos. Sin embargo, en el caso del Santo Sepulcro, en el año 1009 el Kalifa Al-Kahim lo destruye. A raíz de esto en el año 1095, el Papa Urbano II incita a los cruzados a resguardar los lugares santos. Ellos reconstruyen el Santo Sepulcro pero posteriormente son expulsados y los ortodoxos griegos son los que se quedan resguardando el Santo Sepulcro.
Todos estos lugares antes descritos son administrados por la Iglesia Ortodoxa Griega y están cubiertos por el domo más grande. El domo más pequeño cubre los lugares que administra la Iglesia Católica y a su alrededor hay varios altares que pertenecen a diversas denominaciones cristianas como la etíope, la copta, la armenia y la siria. Esto se da gracias al Statu Quo que se firmó para compartir físicamente el Santo Sepulcro entre seis iglesias y con horarios definidos para sus oraciones, para no rezar unos más alto que otros a la misma vez.
Para la guía judía, es impresionante leer en la Biblia se repartieron mis ropas y echaron a suertes mi túnica…
Al bajar unas gradas podemos encontrar la Capilla de Santa Helena, construida varios metros bajo tierra, lugar donde la Santa encontró la cruz de Jesús entre muchas otras cruces que estaban enterradas en el basurero del Gólgota. Allí pudimos vivir la Santa Misa en un día sábado a las 5:30 a.m.
Donde nació María
Después de la visita al Santo Sepulcro nos dirigimos a la Iglesia de Santa Ana, lugar de nacimiento de la Virgen María que está contiguo a las piscinas de Betesda, muy cerca de la Puerta de los Leones en el Barrio Árabe de la ciudad de Jerusalén.
La Basílica de Santa Ana es la única que no destruyeron los mamelucos (además de la iglesia de Abu Gosh) porque al comprobar su magnífica acústica la utilizaron como escuela de canto. Así que la construcción bizantina del S. XII sigue en pie y sigue siendo visitada por coros de turistas que se suceden uno al otro sin detenerse para comprobar su acústica.
Ecce Homo
Nos dirigimos al Convento de las Hermanas de Sion quienes llegaron de Francia a Jerusalén a finales del siglo XIX.
El convento fue construido en 1857 por Ratisbonne, un judío francés que se convirtió al catolicismo y se hizo jesuita. El objetivo del convento era albergar la oración y el conocimiento para crear armonía entre judíos y cristianos. Y precisamente compra el lugar donde antiguamente los cruzados le habían colocado el nombre de Ecce Homo a un arco donde ellos decían que se había presentado a Jesús para su ejecución. En 1862 se construyó en el convento la Basílica Ecce Homo, justamente donde se cree que Poncio Pilatos presentó a un azotado Jesús, atado y coronado de espinas con esas palabras latinas que significan “he aquí el Hombre” (Juan 19:5).
En 1864 por algunas excavaciones, las monjas descubrieron una piscina oculta que se construyó hacía más de 1700 años. Alentadas por el hallazgo arqueológico, continuaron las excavaciones y descubrieron un adoquín con un juego grabado en su superficie con la letra B, que significa Basileus, la palabra griega para “rey". El juego concluía con la ejecución de un rey que las monjas dedujeron era el mismo juego que practicaban los soldados romanos que vistieron a Jesús, lo coronaron con espinas y grabaron el juego en el adoquín, de modo que aquí es donde se llevó a cabo el juicio de Jesús. Arqueólogos afirmaron que estos adoquines podrían ser de la demolida Fortaleza Antonia, donde se juzgó a Jesús. Efectivamente, al excavar más encontraron el suelo de piedra que pertenecía a la Fortaleza Antonia.
Luego de oír las explicaciones sobre el lugar y de ver las excavaciones de las piezas romanas encontradas bajo el convento, comenzamos el Vía Crucis por la Vía Dolorosa.
Vía Dolorosa
La I Estación la realizamos en el Monasterio de la Flagelación donde Cristo fue interrogado por Poncio Pilato y posteriormente condenado. Ahí nos encontramos con diversos grupos de peregrinos realizando su Vía Crucis en decenas de idiomas diferentes.
La II Estación la hacemos en el Arco del Ecce Homo. La III Estación rememora la primera caída de Cristo y se realiza en las afueras de una Iglesia Armenia; mientras que la IV es el encuentro entre Jesús y María, su madre y se conmemora en un pequeño oratorio.
Llegamos a una esquina donde rótulo indica ese encuentro entre Jesús y Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, quien al venir de su trabajo llevó la pesada cruz de Cristo hasta el lugar de la crucifixión. Esta V Estación está recogida en los tres evangelios sinópticos.
La VI Estación es el encuentro entre Jesús y la Verónica, quien según la tradición limpió el rostro del Señor con un pañuelo de seda, en el que sus facciones quedaron impresas. Supuestamente esa sería su casa y allí se conserva su tumba.
La VII Estación rememora la segunda caída de Jesús en media calle del mercado. La VIII Estación nos hace detenernos en un muro de un monasterio griego ortodoxo donde hay una cruz que se supone es el lugar donde Jesús se encuentra con las piadosas mujeres, según el Evangelio de San Lucas. Jesús consuela a las hijas de Jerusalén.
La IX Estación es la tercera caída de Jesús y está señalada a la entrada del Monasterio Copto.
La X Estación es cuando despojan a Jesús de sus vestiduras y esto ya es dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro.
Al estar tan lleno el Santo Sepulcro se nos dificulta el ingreso por lo que hacemos las demás estaciones sobre el techo de la basílica que es un barrio cristiano.
Sin embargo, anteriormente habíamos estado en la Capilla donde Jesús fue clavado en la cruz (XI), donde murió sobre la cruz (XII), donde lo desclavaron (XIII) y donde dan sepultura al cuerpo de Jesús (XIV), sitio visitado por miles de peregrinos que hacen filas por más de tres horas con el fin de lograr ingresar al preciso Santo Sepulcro que mide aproximadamente unos 8 metros cuadrados.
Día 7
Hoy visitamos Ain Karim, al oeste de Jerusalén, un pueblo precioso entre montañas que data desde que existía el primer templo de Jerusalén construido por Salomón. Es a este pueblo que se dirige María para visitar a su prima Isabel cuando el ángel Gabriel le anuncia que ella está en cinta.
La tradición cuenta que se encontraron las dos mujeres embarazadas en lo que hoy es el Manantial de María.
En Ain Karim, al excavar se encontraron muchas casas de judíos practicantes y esto se conoce por la gran cantidad de baños rituales encontrados en las casas milenarias que destruyeron los romanos. Fue por ello, por tradición, y por varios escritos que los bizantinos eligieron este lugar para construir la Iglesia de San Juan el Bautista, hijo de Isabel y Zacarías.
La iglesia bizantina del siglo IV fue destruida por los persas en el siglo VII, reconstruida por los cruzados en siglo XII, la misma fue restaurada en 1621 por la Custodio de Tierra Santa y abierta en el 1675. Sin embargo, la construcción actual es del 1939 y fue impulsada por los Reyes Católicos de España.
Ahí se encuentra la piedra que tapó una cueva donde Isabel escondió a Juan el Bautista de Herodes cuando ordenó la matanza de los niños de Israel.
En las afueras de la Iglesia se encuentran mosaicos que presentan en decenas de idiomas el Cántico de Zacarías o Benedictus (Lc 1, 68-79) sobre el Mesías y su Precursor.
Al salir de los jardines de la Iglesia de Juan el Bautista caminamos por un pueblito precioso entre montañas llenas de árboles (no muy común en otros sitios de Israel), flores, tiendas y heladerías.
Subimos cientos de gradas hasta llegar a la cumbre donde se encuentra la Iglesia de la Visitación. Antes de ingresar a la Basílica construida por el arquitecto Berlucci, se pueden leer decenas de mosaicos sobre los muros con el Magníficat en varios idiomas. En la Iglesia de la Visitación se pueden observar los frescos de las mujeres más importantes del antiguo testamento y de María.
Seguimos caminando…
Este artículo es la segunda parte de este: https://adiariocr.com/opinion/mi-viaje-a-tierra-santa/
y si le interesó, esta es la tercera parte: https://adiariocr.com/opinion/tierra-santa-un-lugar-que-no-deja-de-impresionar/
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