Por: Irene Zamora, Máster en Bienestar Emocional, Kokoro Bienestar
En el Mindfulness utilizamos mucho el término “piloto automático”, y es que muchos nos podemos identificar con esta forma de vida: empezamos el día con alarmas que nos recuerdan todo lo que tenemos que hacer, las reuniones, las citas, etc. Sin pensarlo nos levantamos de la cama viendo al celular, el desayuno nos lo comemos en el carro porque hay que ir a dejar a los niños a la escuela o vamos tarde para la reunión.
Entramos a la oficina, saludamos a la gente sin prestar atención a cada persona, quizá hablando en el celular porque la reunión ya empezó y no hemos llegado a tiempo. Tratamos de sacar todo el trabajo de la mañana sin darnos cuenta que ya es la hora de almuerzo, sino es porque la tripa nos lo recuerda.
Nos montamos al medio de transporte corriendo porque las horas que me quedan la tengo que utilizar en el gimnasio, hacer la cena y, con suerte, quizás podemos ver 30 minutos de la serie que tanto nos gusta con nuestra pareja o hijos nuestro, sí resulta que esos 30 minutos son el tiempo “para compartir” y de nuevo sonó la alarma y así pasan las semanas.
Tal vez en algunos momentos logramos que nuestra mente y cuerpo estén presentes pero la mayoría del tiempo no tomamos conciencia y estábamos en “piloto automático”.
Hoy nos dan una pausa, nos piden desconectar el piloto automático, nos están dando tiempo para ESTAR, y de nosotros depende buscar ese BIENESTAR.
Activémonos de una manera consciente, pero ¿cómo? OK, hagamos la PAUSA y disfrutemos la PAUSA para que cuando volvamos a la “normalidad” hayamos integrado un nuevo hábito a nuestra vida que nos quedará para siempre: “vivir el momento presente”.
¡Solo toma tres semana crear un hábito! ¿Qué tal si aprovechamos estos días en casa para ESTAR?
Recomiendo una lista de actividades que podemos trabajar en este momento y que mejorarán nuestro BIENESTAR en diferentes áreas:
Relaciones de Calidad
Acordémonos de cuando teníamos tiempo para preparar la comida con nuestra pareja o con nuestros hijos. Recordemos que el proceso de preparación se disfrutaba más que la comida. OK, elijamos un día de esta semana para preparar un cena en familia, pongamos la mesa en el jardín o busquemos un espacio especial dentro de nuestra casa para cenar, saquemos los mejores platos, decoremos la mesa, usemos velas. Disfrutemos de esa compañía.
Recordemos a aquel(la) amigo(a) con el que disfrutamos tanta aquella etapa de nuestra vida, y que ahora no le vemos, no sabemos de él (ella). ¿Qué tal si le llamamos? Lo saludamos y quizás tengamos algo que contarle, podamos recordarle aquel viaje o aquella metida de pata. ¿Qué tal si sacamos el tiempo invitarle a un café a la distancia?
Contacto con la naturaleza
Si tenemos jardín, salgamos a cuidar las plantas. O cuidemos las del vecino o la del parque comunitario. Tomemos un tiempo temprano en la mañana para sentarnos en el zacate con una manta a leer un libro al sol.
Si tenemos perro y debemos sacarlo aprovechemos el parque para en esos 10 minutos conectar con la naturaleza.
Alimentación
Ahora tenemos tiempo para prepararnos comida sana, sacamos el libro de recetas, llamamos a la mama o a la abuela pidámosle esa receta que tanto nos gusta y tanto bien nos hace. ¿Qué tal aquel picadillo?
Ahora tenemos tiempo para picar la fruta, hacer ensaladas. Aprovechemos para subir nuestro sistema inmunológico, y así proteger a los demás. Ayudemos a los agricultores, ayudémonos nosotros y ayudemos a los demás a mejorar la alimentación.
Comamos con conciencia: no en el transporte, no frente al computador, no en el teléfono... Saboreemos los alimentos con los 5 sentidos.
Utilicemos este momento para hacer aquella desintoxicación que no teníamos tiempo para hacer. Contactemos virtualmente a los profesionales en alimentación y comencemos. (Elijamos profesionales con credenciales y de los cuales tengamos referencias.)
Ejercicio
La tecnología es nuestra gran aliado en este proceso, miles de personas alrededor del mundo ofrecen en sus canales de Youtube clases virtuales de Zumba, Yoga, acondicionamiento físico, etc. Tomemos un espacio en casa y empecemos el día con 30, 45, 60 minutos. Así produciremos dopamina y tendremos una mejor actitud durante todo el día.
Conciencia plena
Cada día hay más estudios que lo comprueban, la meditación es una herramienta magnífica para la ansiedad, unos cuantos minutos al día de esta práctica realizan cambios en la amígdala (núcleo del control de la emociones). Utilicemos un espacio donde podamos estar tranquilos por 15, 20, 30 minutos. Sentémonos en el piso o en una silla, utilicemos un espacio con plantas, velas, o imágenes. Podemos también utilizar incienso, aromaterapia, un aceite que nos guste. Por ejemplo, la lavanda funciona muy bien para tranquilizarnos y la menta para concentrarnos. Podemos utilizar la ayuda de meditaciones guiadas. Hay Apps que nos pueden ayudar y tienen opciones gratuitas, tales como Insight Timer, Mindfulness o Calm. Iniciemos con 5 minutos por la mañana y 5 por la tarde, y conforme nos sintamos más cómodos aumentemos el tiempo.
Limpiemos aquel espacio que desde hace días queríamos limpiar. La práctica de la limpieza es una acto sumamente meditativo, invita a vivir la pobreza y a desprenderse de lo superfluo o que necesitan los demás. La limpieza es importante porque implica un acto de purificación en sí mismo. Las tareas del hogar se transforman así, en un ejercicio espiritual. La casa es un reflejo de nuestra mente: si hay orden en nuestras cosas, hay serenidad. Limpiar tiene además una conexión con el aquí y ahora. Nos vincula con el presente e influye en nuestro estado de ánimo.
Creatividad
El proceso artístico es un proceso en meditativo. Cuando estamos creando somos conscientes del aquí y el ahora. Pongamos en práctica todas aquellas ideas que vimos en Pinterest o Instagram y que no teníamos el espacio para hacer. Tal vez mientras limpiamos la bodega encontramos un silla, un cuadro y un objeto que con creatividad y alguna guía online podemos rehabilitar.
Para terminar, me gustaría invitarles a que tomemos un minuto en la mañana para agradecer sobre tres cosas que tenemos hoy; y un minuto al final del día para tomar conciencia sobre una experiencia que nos haya dejado una sonrisa o un aprendizaje.
Tomar un pausa antes parecía un privilegio, hoy es una necesidad: ¡aprovechémosla!
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