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Agradecimiento de Puerto Jesús de Nicoya

Familias recibieron ayuda de arroz y frijoles Don Pedro, y de un grupo de voluntarios

Por: Johanna Munguía

Vivo en Puerto Jesús de Mansión de Nicoya. La mayoría de la gente que vive aquí son pescadores, piangüeros, trabajadores informales, señoras que trabajan en sodas, en casas como empleadas domésticas, y algunas en pequeñas empresas.

Desde que empezó la pandemia ha sido muy difícil sobrellevar la situación porque la gran mayoría perdieron sus empleos y se vino la veda por lo que no se puede pescar nada.

Ahorita estamos sobreviviendo con las ayudas que nos han enviado de arroz y frijoles, la comidita que da el Ministerio de Educación Pública a los que tienen niños en escuelas y colegios; haciendo cualquier tipo de chambita como cortar maleza, vender números, vender pancito casero, empanadas, tamales, etc.

Cómo nos mantenemos en veda y pandemia

En mi casa nos levantamos a las 4 de la mañana para prender el fuego, hacer empanadas, enyucados y pasteles de harina. Mi compañero de vida sale a vender a la calle para poder traer alguito para pagar recibos, casa, y también un poco de comida y necesidades básicas.

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Está muy dura la calle, la gente no tiene dinero, pero gracias a Dios, alguito vendemos. Sólo sale 4 días a la semana -por la restricción vehicular- pues se vende en hielera en una moto.

Hay familias grandes que la están pasando mal. En esta familia de 9 miembros, el señor trabaja 1 día por semana lavando buses, por ¢10.000 el día. Las chicas más grandes hacen una rifa de ¢200 a la semana para comprar “el arrimo”, que puede ser huevo, mortadela o salchichón. Me comentaba el padre de familia que es muy duro explicarle a su hijo de 3 años que muchas veces no pueden comer los 3 tiempos, en la mañana un vaso de café para engañar la panza, arrocito y frijoles para almorzar más lo que puedan “arrimar” y en la tarde otro poquito y a acostarse tempranito para que la pancita no pida nada más. El hijo mayor está enfermo, y la otra hija mayor de edad junto a sus otros hermanitos estudian.

En otra familia de 8 miembros, el padre es pescador pero ahorita no pesca por la veda. Él hace cualquier chambita para ayudarse como volar machete, fumigar potreros y lo que le salga, a ¢1.000 la hora. Reciben la ayuda de los diarios del MEP y el arrocito y frijoles Don Pedro que han sido de gran bendición. Tienen niñas muy pequeñas y los más grandecitos son estudiantes.

Para todos ha sido muy duro pues son muy pocos los que han recibido el bono proteger o los diarios del CNE. Aquí no hay ninguna autoridad que hable y dé la cara por nosotros, estamos solos, agarrados de la mano de Dios y de personas de gran corazón que han mirado nuestras necesidades y nos han echado la mano desde San José.

La donación que nos hicieron ayudó a más de 70 familias. Todas están súper agradecidas y felices. Nos habían quedado frijoles y los repartimos entre los que tienen familias más grandes. Se entregó todo y esa ayuda es de mucha bendición para nosotros. Una pareja de ancianos me tocó verdaderamente el alma, porque cuando se le entregó la ayuda se puso de rodillas y le dio gracias a Dios poniendo sus manos sobre los alimentos y les mandó muchísimas bendiciones.

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