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La adopción infantil: un derecho de niños y niñas

Muchos niños aptos para adopción no cumplen con el perfil que buscan las familias ticas

A pesar de estar entre los países a nivel centroamericano con mayor porcentaje de adopción, superando el 60% del total de niños en condición de adoptables, Costa Rica aún cuenta con una cultura adoptiva excluyente.

Los niños adoptados muestran cambios muy positivos tras integrarse a una familia.

Anualmente el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) recibe alrededor de 2.500 niños para su protección, de los cuales solo un 6% -entre 160 y 165 niños- se declaran en aptitud adoptiva, o sea menores que técnica y jurídicamente se pueden vincular a una nueva familia.

La primera labor del PANI es reincorporar a los niños en su núcleo familiar de origen. Cuando las posibilidades se agotan y tras la declaratoria de un juez, los niños pasan a la lista de adoptables y es ahí donde comienza el trabajo del departamento de adopciones de esta institución.

El proceso inicia levantando un perfil del niño o niña, que posteriormente se cruzará con el perfil de las familias elegibles. Cuando se tienen definidas las opciones más apropiadas, la elección final queda a cargo de un consejo bajo la supervisión de la Junta Directiva del PANI.

El Coordinador del Departamento de Adopciones del PANI, Jorge Urbina, aclara que la función del PANI se centra en las necesidades del niño, no de las familias solicitantes.

“Cuando nosotros hablamos de la figura de adopción en realidad hablamos de una figura de adopción para niños, no hablamos de una figura para resolver las necesidades paternas o maternas de los adultos. Nosotros no vemos la adopción ni jurídica ni teórico-conceptualmente como un derecho de los adultos, lo vemos como un derecho de los niños”.

Panorama nacional e internacional

Cerca del 40% de los niños que se encuentran en condición de adoptables no corresponden al perfil que busca una familia costarricense. De ese porcentaje rezagado el 20% es recibido por familias en Estados Unidos, España o Italia, y el restante 20% no logra ser adoptado del todo.

“La adopción internacional es subsidiaria, y eso es también por un derecho de los niños, de mantenerse en un arraigo con su cultura, con su lengua. Entonces nosotros primero tenemos que agotar las posibilidades de ubicación en Costa Rica y ya luego podemos pensar en ubicación internacional”, explica Urbina.

Para Urbina es importante rescatar que a nivel internacional existe una mayor flexibilidad en temas sensibles sobre las condiciones de los menores. Por ejemplo, a la necesidad de procesos atencionales, a un historial de abuso sexual o a enfermedades mentales de los padres biológicos.

La complejidad de esta dinámica también corresponde a temas de índole psicológico, sociológico, familiar e individual, pues la familiarización en un nuevo núcleo no es un proceso sencillo para los padres y mucho menos para el niño.

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A la fecha, el PANI tiene una lista de 150 familias costarricenses a la espera de que se les asigne un niño o niña, además 60 familias en proceso de valoración interna y 70 en espera de valoración.

Jorge Urbina, coordinador del departamento de adopciones del PANI.

Queda claro que la demanda de parte de padres es elevada. Sin embargo, el perfil y las condiciones en las que se encuentran muchos de estos menores dificultan su vinculación.

“Todavía hoy un porcentaje muy alto de esa demanda, casi me atrevo a decirle que un 90%, anda enfocado en niños de 0 a 5 años y que no tengan algunas características o condiciones particulares que lamentablemente sí las tienen muchos de los niños con los que trabajamos”, aclara Urbina.

El proceso para adoptar a un niño

El PANI cuenta con un sistema de evaluación de las familias que tienen el deseo de adoptar a un niño, que en el mejor de los casos puede tardar pocos meses. Sin embargo, el que ya se haya evaluado y colocado en la lista de elegible, no asegura que la familia vaya a recibir un niño.

Urbina explica que está abierta la posibilidad de hacer la valoración inicial a nivel privado y entregarla al PANI para su evaluación, junto con la documentación formal y legal, lo cual agiliza el proceso. “Nosotros tenemos dos meses reglamentarios para hacer la revisión técnica nuestra que podría extenderse hasta tres”.

El proceso continuará con algunas revisiones legales que tardan alrededor de un mes, además de un taller, que tiene fechas disponibles cada tres meses, lo cual implica una planificación. Finalmente, la declaratoria de idoneidad para adoptar un menor puede otorgársele a la familia tras ocho meses, idealmente.

“Si esa familia tiene la suerte de que llega un niño con las características para las que fue declarada idónea, entonces va a ir al Consejo, y si también considera que ellos son la familia con las mejores condiciones y las mejores características, pues probablemente en 9 meses o 10 meses ya va a tener una ubicación”.

Como coordinador del departamento de adopciones, Urbina expresa gran satisfacción por el trabajo realizado desde el PANI, en su gestión ha visto una evolución positiva en la apertura de las familias.

Sin embargo, insiste en que es importante entender la adopción como un derecho de los niños, cuyo fundamento es ofrecer una mejor calidad de vida a una persona que se encuentra sola en el mundo. Las mejoras físicas y psíquicas que presentan los niños tras integrarse en un núcleo familiar son incalculables.

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Karla Olivares Hidalgo
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Periodista y productora audiovisual graduada de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva, estudiante de la Facultad de Letras de la Universidad de Costa Rica.

 

Sobre el autor Karla Olivares Hidalgo

Periodista y productora audiovisual graduada de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva, estudiante de la Facultad de Letras de la Universidad de Costa Rica.
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