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Conozca los beneficios de la agricultura urbana

En Costa Rica, varios proyectos implementan esta práctica para colaborar con el medio ambiente, trabajar en favor de la racionalización adecuada de recursos y trabajar su sentido terapéutico.

Agricultura en la ciudad.

El mal manejo de los recursos naturales es una problemática que se incrementa constantemente a nivel mundial y Costa Rica no es la excepción. Desde el mes de setiembre, el país está gastando más de los recursos que puede recuperar en un año.

La explotación excesiva de estos medios y su acelerada demanda tienen una razón: más de la mitad de los 7.500 millones de habitantes del mundo viven en áreas urbanas.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el 2050 el 66% de la población mundial vivirá en ciudades y solo un 34% en zonas rurales. Esto quiere decir que más del 80% de los países tendrá al menos la mitad de su población viviendo en zonas urbanas.

Actualmente las regiones más urbanizadas son América del Norte con un 82% de población urbana, América Latina y el Caribe con 81%, Europa con 74% y Oceanía con 68%.

Este crecimiento se traduce en ecosistemas rotos, pérdida de diversidad biológica e impacto negativo a la Tierra. Además, una práctica común en estas zonas es el despilfarro de recursos como los alimentos.

Pero, ¿qué acciones se pueden tomar de manera individual y grupal para resolver esta problemática, contrarrestar los efectos al medio ambiente y trabajar en favor de la racionalización adecuada de recursos?

La agricultura urbana como alternativa

La agricultura urbana promueve la sostenibilidad, la independencia y seguridad alimenticia y la buena administración cultural, ambiental y educativa a las sociedades.

Ejemplo de una huerta en el hogar.

Además, está comprobado que la red de bosques, los grupos de árboles y los árboles individuales ubicados en una ciudad y sus cercanías, desempeñan una amplia lista de funciones como: regular el clima, eliminar las partículas contaminantes del aire, almacenar el carbono, reducir la vulnerabilidad a inundaciones y mejorar la salud física y mental de los ciudadanos.

De acuerdo con el Ingeniero Agrónomo Óscar Andreoli, la agricultura urbana debe abordarse en dos sentidos: desde el tema técnico y desde el sentido terapéutico.

“Se debe plantear en materia específicamente técnica, es decir, referirnos a la escala más barrial, comunitaria o familiar de la seguridad alimentaria y nutrición, que quiere decir la producción de alimento para nuestro entorno inmediato, familia, comunidad y barrio”, explicó Andreoli.

De esta manera se asegura un porcentaje de la alimentación que la sociedad consume. Sin embargo, el ingeniero destaca que no se podrá producir todo lo ineludible para satisfacer las necesidades completas de alimento, pero que  conforme más se produzca, se tendrá más experiencia y la cantidad producida irá creciendo.

“El segundo abordaje es terapéutico. Con el acercamiento a la tierra y la satisfacción de producir y alimentarnos con algo que nosotros mismos cosechamos, vamos a combatir y mitigar ansiedad, estrés y trastornos de este tipo que son comunes en el día a día”, dijo el ingeniero.

Asimismo, afirma que hay una satisfacción y conexión al antepasado rural. “Alguien que creció en el campo al cosechar un alimento en la ciudad, a través de la agricultura urbana, va a sentirse pleno, ya que recuerda ese lugar añorado donde creció”, agregó.

Virgilio Vidor, investigador vitícola y consultor internacional.

Virgilio Vidor, investigador vitícola y consultor internacional en desarrollo local y productivo, urbano y rural, reafirmó que esta práctica contribuye a la seguridad alimentaria, especialmente a través de la disponibilidad de alimentos, lo cual mejora la nutrición y la salud.

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También puntualizó otros de los principales beneficios de implementar esta práctica:

  • Incrementa la disponibilidad de empleo, sea a través de la mano de obra necesaria para los cultivos o para la producción de insumos y materiales para el desarrollo de los cultivos.
  • Impulsa el desarrollo económico a través del trabajo, de la producción, y del comercio de los productos agrourbanos y periurbanos, lo que se denomina: turismo agrourbano.
  • Promueve el desarrollo social a través de la organización productiva, la cohesión social y el trabajo, que a su vez disminuye la violencia, la delincuencia y la pobreza.
  • Impulsa la educación para el desarrollo socioeconómico en general.
  • Fomenta el mejoramiento de la calidad de vida ecoambiental, especialmente impulsando la aplicación de buenas prácticas de cultivo con ausencia de productos fitosanitarios dañinos y con productos eco amigables en jardines y terrazas.

En Costa Rica

Hace casi cinco décadas Vidor llegó a Costa Rica desde su tierra natal Italia. Desde entonces, no ha dejado de experimentar y crear nuevas especies de uva. Tiene su viñedo en Curridabat y cuenta con más de 600 híbridos propios.

Parte del viñedo de Virgilio Vidor.

Es por eso que, basado en su experiencia, considera que en Costa Rica la agricultura urbana funcionaría porque el país está desarrollado en esta técnica, especialmente en la meseta central, como parte de una herencia cultural campesina que se transformó en urbana.

“Lo urbano está dominando mucho más la relación campo-ciudad, lo que hizo que la herencia cultural rural costarricense esté volviendo cada vez más, dando respuestas fuertemente positivas para el desarrollo de la agricultura urbana, no solo por parte de las instituciones, sino también por parte de la población, que es lo que hace que el proceso de cambio sea más sostenible”, indicó el experto.

Para Vidor es fundamental que en esta práctica participen los abuelos con los nietos, de manera que se fomente la cultura y se proyecte sostenibilidad sociocultural hacia el futuro.

El agrónomo Óscar Andreoli también está de acuerdo con que en Costa Rica implementar la agricultura urbana traería muchos beneficios. Recalca que en el país ya existe un crecimiento de esta práctica e incluso muchos huertos urbanos.

“Sin embargo, por otra parte, debido a la no necesidad y a la facilidad de conseguir recursos en casi todo el país para practicar la agricultura urbana, la población costarricense lo visualiza y lo implementa más como un pasatiempo que como una verdadera necesidad”, argumentó Andreoli.

Huerta La Lía en Curridabat.

Ejemplos

Huertos Urbanos de Costa Rica,  Molinos Verdes de Moringa, Huertas Donde Sea y Currihuertas, son solo algunos ejemplos de iniciativas de agricultura urbana en el país. Esta última nació en el 2016 de la necesidad de dos jóvenes de crear un impacto positivo en el medio ambiente y de obtener alimentos saludables producidos por ellos mismos.

Fernando Rosabal y Max Solano -quien se ha instruido en el Centro Nacional Especializado en Agricultura Orgánica del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA)- crearon Currihuertas. Posteriormente se unió Juan Pablo Angulo.

La primera huerta que trabajaron fue la de La Lía de Curridabat y conforme el proyecto iba creciendo, comenzaron a ofrecer capacitaciones sobre agricultura y agroecología. Con ellas, según Solano, han logrado cambiar la visión acerca del mundo que tenían los participantes.

Además, agregó que esta práctica debe implementarse de manera general, principalmente porque hace conciencia en las personas sobre el impacto que sus acciones tienen en el medio ambiente. “Uno se da cuenta de lo difícil que es cultivar nuestros propios alimentos y lo que este proceso implica; somos testigos de toda la evolución y de los beneficios que la agricultura urbana nos puede traer”, concluyó Solano.

Ejemplo de huertas pequeñas en el hogar.

El Estado, por medio de sus instituciones, también ha realizado esfuerzos por promover esta práctica. Por ejemplo el Instituto de Desarrollo Rural (INDER) que brinda programas de abastecimiento de semilla, el Ministerio de Educación Pública (MEP) que creó el Programa Nacional de Huertas y el INA que ofrece cursos especializados en distintos tipos de agricultura.

Sin embargo, los tres expertos en el tema, Óscar Andreoli, Virgilio Vidor y Max Solano, expresaron la necesidad de un impulso mucho mayor de estos programas en poblaciones vulnerables: familias de escasos recursos, sociedades en hacinamiento, escuelas, entre otros.

La agricultura urbana generaría distracción en estas zonas y un recurso adicional para las familias que en ellas habitan.

Lea también: Costa Rica consume más recursos de lo que puede renovar

Marianela Sanabria Leandro
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Periodista Licenciada en Producción de Medios de la Universidad Latina de Costa Rica. Locutora comercial formada en el Instituto Nacional de Aprendizaje.

 

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Periodista Licenciada en Producción de Medios de la Universidad Latina de Costa Rica. Locutora comercial formada en el Instituto Nacional de Aprendizaje.
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