Datos de las tortugas del Parque Zoológico y Jardín Botánico Nacional Simón Bolívar que se encuentran en el sistema Zoological Information Management System (ZIMS) de Species360 han permitido a los investigadores de Species360 Conservation Science Alliance y de la Universidad del Sur de Dinamarca, investigar las teorías evolutivas sobre el envejecimiento en las tortugas de agua y de tierra.
Aunque los seres humanos tenemos una esperanza de vida mayor en comparación con nuestros ancestros, no podemos escapar a la fatalidad del envejecimiento y la muerte. Sin embargo, los testudines (orden al que pertenecen las tortugas de agua y de tierra) pueden contrarrestar dicha tendencia siguiendo un patrón de envejecimiento distinto al de los humanos y otras especies.
Estudio publicado en la Revista Science
Las teorías evolutivas sobre el envejecimiento predicen que todos los organismos vivos se debilitan y deterioran con la edad (proceso conocido como senectud), y finalmente mueren. Ahora, investigadores de Species360 Conservation Science Alliance y de la Universidad del Sur de Dinamarca (USD) muestran que algunas especies animales, como las tortugas de agua y de tierra, pueden presentar una senectud más lenta o incluso inexistente cuando sus condiciones de vida mejoran.
En un nuevo estudio publicado en la Revista Science, los investigadores usaron datos del sistema Zoological Information Management System (ZIMS) de Species360 para estudiar a 52 especies de tortugas de agua y de tierra que viven en zoos y acuarios de todo el mundo, entre ellos del Parque Zoológico y Jardín Botánico Nacional Simón Bolívar. Encontraron que, a diferencia de los humanos y otras especies, las tortugas de agua y de tierra desafían las teorías evolutivas comunes y pueden reducir el ritmo de envejecimiento en respuesta a mejoras en las condiciones medioambientales. De hecho, muchas de ellas envejecen más despacio y, en algunos casos, su senectud es insignificante.
De un total de 52 tortugas de agua y de tierra, el 75% muestra una senectud extremadamente baja, mientras que el 80% tienen una senectud más lenta que el hombre moderno.
Vemos que algunas de estas especies pueden reducir su ritmo de envejecimiento en respuesta a las condiciones de vida mejoradas encontradas en zoos y acuarios, a diferencia de las silvestres, indicó Dalia Conde, responsable de Species360 Conservation Science Alliance y profesora asociada del Departamento de biología de la USD.
Más de 1.200 instituciones miembros de Species360
Algunas teorías evolutivas predicen que la senectud aparece tras la madurez sexual, como compensación entre la energía que un individuo invierte en la reparación de los daños en sus células y tejidos, y la energía que invierte en la reproducción para que sus genes pasen a las siguientes generaciones.
Esta compensación implica, entre otras cosas que, tras alcanzar la madurez sexual, los individuos dejan de crecer y empiezan a experimentar la senectud, un deterioro gradual de las funciones vitales con la edad.
El estudio ha sido posible gracias a más de 1.200 instituciones miembros de Species360 y los registradores que regularmente recogen y conservan datos sobre la fauna en todo el mundo. El sistema ZIMS de la ONG Species360 es la mayor base de datos de conocimiento animal en todo el mundo, crucial para desvelar una visión crítica sobre las especies para ayudar en su cuidado y conservación.
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