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Violencia asociada con la marihuana y otras drogas

Por: Licda. Priscilla Spano Carazo, adictóloga y directora del Centro Paso a Paso

Es innegable que uno de los factores que más está impactando a las diversas sociedades, y Costa Rica no es la excepción, es la alarmante progresión de la enfermedad adictiva a través de una variedad de adicciones (dependencias excesivas). La adicción a medicamentos de género adictivo y a la marihuana, por ejemplo, ha aumentado. Sobre todo en las poblaciones jóvenes, la marihuana está equiparándose al alcoholismo y tabaquismo, el que si bien se dice ha disminuido mucho lo han sustituido por “puros de cannabis”.

Lo cierto es que aún las que denominan como “drogas blandas” y con mayor razón las “fuertes”, todas conllevan cuando se decide dejarlas, síntomas de ansiedad y de enojo y en los casos en que ya está presente una adicción severa, síntomas de ira y de violencia.

Las poblaciones con la predisposición de perder el control hacia cualquier tipo de sustancia que cambia el estado de ánimo por una condición primaria hereditaria, no es raro que presenten esa misma reacción anormal a cualquier otro tipo de droga, sea legal o ilegal, la marihuana entre ellas, y a medicamentos de género adictivo por lo que tienden a automedicarse.

En las que el alcoholismo ha estado presente en su familia, generalmente escogen en vez del alcohol la marihuana como puerta de entrada, porque les da mayor tranquilidad, enfoque, bienestar y mayor estabilidad emocional. Es la población que tiene predisposición a automedicarse por ansiedad, insomnio y pobre manejo de sus emociones, especialmente del enojo, el que progresivamente manifiestan en diversos tipos de violencia espiritual o mental de gesto, de palabra y hasta de golpe, muy diferente a como eran antes de hacerse adictos a la marihuana o a otras sustancias.

Tipos de violencia relacionados con alcohol, marihuana y otras drogas

El enojo es un sentimiento natural y al taparlo por el mito de que no debe sentirse, puede llegar a acumularse y convertirse en una furia generadora de violencia. Algunas poblaciones la pueden encubrir con alcohol y otras drogas por un tiempo, emergiendo con gran fuerza en lo que el proceso adictivo avanza en manifestaciones hasta de furia.

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El alcoholismo y otras formas de dependencia química, incluyendo la marihuana, promueven la violencia adictiva familiar. No sólo como efecto de esas sustancias en quienes las usan frecuentemente, sino que puede verse también en la esposa,  hijos o en padres preocupados por la forma de consumir de ese ser querido. Quienes se ven consumidos por la frustración que les genera esa adicción, de forma parecida pueden manifestar violencia: el padre puede llegar a pegarle a ese hijo por consumir, la madre a los hijos y éstos a un hermano menor, a un compañerito de escuela o a su mascota.

Asimismo pueden darse otros tipos de violencia en quienes consumen alcohol, marihuana y otras drogas. Entre esos tipos están:

  • Violencia autoinducida
  • Violencia interpersonal
  • Violencia colectiva
  • Violencia intelectual colectiva
  • Violencia por juegos de poder
  • Violencia física
  • Violencia verbal
  • Violencia sexual
  • Violencia económica
  • Violencia por negligencia
  • Violencia a la salud en relación a la enfermedad familiar adictiva
  • Violencia espiritual
  • Ciberbullying

Evidencia científica que debe observarse respecto a la marihuana

Hoy en día no podemos argumentar que la marihuana no posea propiedades medicinales. Pero abordar esta planta sólo en sus aspectos positivos, dejando de lado los negativos, se aparta del adecuado proceso que conlleva la ciencia.

Por un lado, no cabe duda de que el cannabis contiene principios terapéuticos activos sumamente prometedores, como el THC y el CBD, el primero de los cuales ya ha sido aprobado por la FDA en los EE.UU para ciertas indicaciones (como reducir la náusea y promover el apetito), así como hay muchas investigaciones que se están realizando para explorar sus potencialidades en el tratamiento de un amplio espectro de condiciones clínicas.

Sin embargo, nadie puede negar tampoco que algunos de los principios activos del cannabis (especialmente el THC), también pueden causar efectos nocivos científicamente establecidos como la interferencia aguda con procesos cognoscitivos y desarrollo cerebral, la exacerbación de enfermedades mentales en personas vulnerables y la adicción con su uso temprano y crónico con muchos de los tipos de violencia mencionados en este artículo.  

Así como debe mencionarse el efecto que tiene el THC en las poblaciones vulnerables a la adicción, por lo que medicamentos que lo contengan no les deben ser prescritos,  similarmente como no deben prescribírseles otros tipos de medicamentos de género adictivo (opioides y derivados, benzodiacepinas y otros sobre los que se comentará oportunamente) que también sirven de agentes para el desarrollo del proceso que conlleva la enfermedad adictiva, siendo las de mayor riesgo esas poblaciones en las que el alcoholismo estuvo presente en las presentes o pasadas generaciones.

En un próximo artículo se explicarán los diversos tipos de violencia.

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