
Por: Patricia Salgado Muñoz
Señor don Rodrigo Arias Sánchez, Presidente de esta Asamblea Legislativa.
Señora Diputada Alejandra Larios Trejos.
Muy estimado Maestro, señor Allen Torres Castillo. Lo saludamos, con mucho aprecio.
Señora Elena Dorado Mayorga, Presidenta de la Asociación para la Cultura de Liberia.
Señora Jenny Bonilla Córdoba, hija del insigne maestro Jesús Bonilla Chavarría, compositor de la maravillosa canción “Luna liberiana” y muchas más.
Hago breve paréntesis: Tío Héctor y don Jesús fueron grandes amigos. Se respetaban y admiraban mucho!.
Gracias, Jenny, por hacerte presente en este acto.
Familiares y amistades de don Uladislao Gámez
Familiares y amistades de Héctor Zúñiga Rovira, tío Héctor.
Saludamos a las personas aquí presentes y a quienes siguen la transmisión por plataformas digitales.
Sandra y Joaquín Bernardo, los dos hijos de él, mis primos, viven fuera de Costa Rica y les ha sido totalmente imposible venir a este acto tan significativo.
A ustedes, mis primos queridos, y a sus hijos y nietos, en donde estén, fuera de Costa Rica, mi saludo muy especial.
En casi todas las actividades familiares y en muchas con grupos de amigos, tío Héctor nos complacía cantando sus canciones.
Antes de iniciar una canción, generalmente hacía comentarios, a veces jocosos, a veces, reflexivos y hasta formativos.
Él quería que tuviéramos una mejor comprensión y que disfrutáramos más su interpretación.
Al hacer las letras de sus canciones, él ponía mucha atención a cada detalle. Para hacer “La muerte del sabanero”, contaba que le tomó 3 años.
Encontraba inspiración en elementos sencillos, cotidianos y en expresiones espontáneas.
Además, reconocía los créditos de personas que le habían dado alguna idea o cómo había llegado a inspirarse.
Quisiera comentarles brevemente cómo se originó “El huellón de la carreta”. Tío Héctor, un amigo y un peón, iban a caballo por un potrero. El peón tuvo que dar una dirección y finalizó con algo como: “al final siga el huellón de la carreta”. El amigo fue quien le hizo notar a tío que no había dicho “siga la huella de la carreta”, sino “el huellón”, a lo que tío le respondió “voy a hacer una canción”. A las 2 o 3 semanas, cuando se volvieron encontrar, tío le cantó la canción.
Al hacer esos comentarios antes de cantar, nos ayudaba a poner atención a ciertos giros y expresiones de las canciones.
Recuerdo ahora una: “La vaca muge, busca al ternero” dice en una línea de “Amaneció en la hacienda”.
Las personas que no nos criamos en alguna finca o en el campo, creemos que es el ternero el que busca a la vaca. Pues no: es al revés.
Fue un abnegado extensionista agrícola. Reconocía, en personas con poca escolaridad, buenas prácticas empíricas. Al haber estudiado Agronomía, había encontrado que estaban justificadas por la ciencia y la tecnología. Disfrutaba haciéndole saber a la gente que había justificación científica en lo que hacían o haciendo pequeñas correcciones.
Su trabajo en el campo, como ingeniero agrónomo, le sirvió de múltiples maneras: compartía sus saberes de ingeniero con la gente sencilla, y a la vez recogía motivos de inspiración para sus composiciones.
Así, en sus canciones tenemos peones, sabaneros, boyeros, hacendados, finqueros, cocineras y demás personajes, que -de manera magistral, “retrató”.
De nuevo en esa canción, en “Amaneció en la hacienda”, dice:
La cocinera muy afanosa
Les va poniendo ya su ración.
Uno comenta que aún es hermosa
Y eso le llega hasta el corazón.
Nos aclaraba: una cocinera de hacienda tiene que ser una mujer ya entrada en años porque tiene que ser recia para lidiar con peones y sabaneros; no puede ser una chiquilla. De ahí que el piropo es “aún es hermosa”.
¿Cómo hacía sus canciones? Él “jugaba” con una idea inicial, una expresión, y hacía un primer borrador de la letra. Le ponía “algo de música”, y hacía los cambios en letra y música, simultáneamente, hasta que sentía que la canción estaba lista.
Con gran creatividad hizo canciones y también poemas que no llegó a musicalizar.
Componía su música “de oído”, acompañado de su guitarra, la que aprendió a tocar él solo, estudiando en un folleto. No sabía escribir partituras, y apenas si podía reconocer algunos símbolos musicales.
Fue como un trovador moderno. Aún de sus poemas y borradores de canciones, no mantuvo un registro ordenado. El componía y cantaba por placer, porque tenía muchas reflexiones y observaciones que decir y encontró esa vía.
Mucho de lo que conocemos hoy de su obra corresponde al trabajo de otras personas.
En este acto contamos con la presencia de varias integrantes de la Asociación para la Cultura de Liberia. Les agradecemos que hayan viajado desde nuestra bella Ciudad Blanca para compartir con nosotros este momento tan especial.
Esta organización, la Asociación para la Cultura de Liberia, desde hace varias décadas, ha realizado una intensa labor de recopilación, publicación y difusión de su obra.
Héctor Zúñiga Rovira, su obra en resumen
En 1993, promovieron el libro “Héctor Zúñiga: palabra y canto”, a cargo del señor Miguel Fajardo, en el que se recogieron todos sus poemas, algunos de los cuales llegaron a ser canciones.
En el 2023, gracias a un esfuerzo familiar y comunitario, de nuevo la Asociación promovió y apoyó la elaboración del libro “Más allá de Amor de temporada”, que recoge 34 canciones, con sus respectivas partituras.
Para ese libro, el maestro Allen Torres, aquí presente, fue el encargado de transcribir, a notación musical las melodías y cifrados de acordes, y lo hizo con gran profesionalismo, abnegación y compromiso. ¡GRACIAS, MAESTRO! Por su valiosísima labor.
Este libro fue publicado por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia (EUNED), e incluyó un QR que permite escuchar a tío cantando 31 canciones. Gracias, EUNED!.
(Permítanme que haga un breve paréntesis para dar mi opinión: yo apoyo a las universidades públicas, porque favorecen y fomentan el desarrollo cultural. Cierro paréntesis.)
Las canciones y los poemas de Héctor Zúñiga Rovira, al igual que las de otros artistas, se convertirán en testimonios vivos que seguirán inspirando a las futuras generaciones. Así, la riqueza cultural de Costa Rica continuará floreciendo y enriqueciéndose.
A nombre propio y de todos los familiares de Héctor Zúñiga Rovira, -permítanme que le llame “mi tío Héctor”, como siempre le dije- quiero expresar mi profundo agradecimiento a las señoras diputadas y señores diputados de esta Asamblea Legislativa por la decisión que tomaron de declararlo Benemérito de las Artes. En particular, nuestro agradecimiento muy especial a la señora Diputada Alejandra Larios Trejos, quien presentó la iniciativa y promovió la aprobación.
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