Por: Lic. Roberto Brenes Zúñiga, MBA
Más de 2.400 personas mueren al año en Costa Rica por enfermedades relacionadas con el consumo de productos de tabaco. En el mundo la cifra llega a 8 millones al año. En Costa Rica, el 13% de estos fallecimientos es provocado por el humo de segunda mano. En otras palabras, el efecto nocivo del tabaco abarca tanto a fumadores como a no fumadores en cuyo entorno hay por lo menos un tabaquista.
Por ello, la Organización Mundial de la Salud redactó el Convenio Marco de Control de Tabaco (CMCT). Este fue adoptado por la Asamblea Mundial de la Salud en 2003 y fue firmado durante el primer año por 168 países. Costa Rica lo ratificó hasta el año 2008. De hecho, la promulgación de la Ley General de Control de Tabaco y sus Efectos Nocivos en la Salud (Ley 9028) fue aprobada por la Asamblea Legislativa hasta febrero de 2012.
Posiciones como estas, adoptadas por muchos países a nivel global (en las Américas solo 10 países no han suscrito el citado convenio), hacen que la poderosa industria tabacalera modifique sus estrategias de marketing, diversificando entonces las características y promoción de sus productos y delimitando un nuevo mercado meta. Su enfoque actual tiene como objetivo los jóvenes, adolescentes y colateralmente niños, modificando el producto en formas más atractivas para el nuevo segmento, tales como el cigarrillo electrónico y demás variedades de sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN) promocionando al mismo tiempo la nueva corriente del vapeo, “sin humo, sin fuego, sin cenizas” como reza su publicidad, y aparentemente inocuo según sus argumentos, pero tan nocivo y letal como el cigarrillo tradicional. Paralelamente, los empaques de los productos de tabaco se vuelven más atractivos, de gran colorido y de múltiples formas y presentaciones.
En consonancia con la lucha adoptada por preservar la salud, nuestra legislación reguló los mensajes sanitarios en las cajetillas de productos de tabaco, advertencias que, según la Encuesta de Tabaquismo en Adultos (2015), hacen que cerca de un 55,4% de los consumidores considere dejar de fumar al verlas.
Actualmente, y complementario a la Ley 9028, surge una iniciativa de 28 diputados de distintas fracciones en la administración anterior que procura normar y establecer el empaquetado neutro en los productos de tabaco. Este proyecto que goza del apoyo de la Red Nacional Antitabaco (RENATA), diversas ONG, además de autoridades de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) y el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), se discute actualmente en la Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea Legislativa y recibirá su dictamen en los próximos días.
El empaquetado neutro y normalizado elimina la opción de que las empresas usen estos elementos atractivos al hacer que el paquete del producto de tabaco tenga un mismo color, forma y tamaño diseñados para ser mínimamente atractivos. Esta medida estipula que los paquetes no pueden incluir imágenes de la marca y que la marca debe estar escrita en un tipo de letra, sin logotipo, color y tamaño específicos.
Apoyar el proyecto de ley 22497 es fundamental para seguir en lucha contra la pandemia del tabaquismo.
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