Pescadores de Puerto Níspero de Cañas en Guanacaste, y de Puerto Palito, Bocana Sur y Montero de Isla Chira de Puntarenas, aseguran que su situación económica se ha agravado por el aumento de las prácticas ilegales para pesca, especialmente el cerco que ha provocado una reducción notoria en las capturas de peces.
“La pesca ilegal empeora cada día más nuestra situación social y económica, y mientras esto ocurre, Incopesca no ha brindado ningún acompañamiento”, indica el manifiesto publicado este martes por los representantes de pesca artesanal de las provincias de Puntarenas y Guanacaste.
En el manifiesto, pescadores de Puerto Níspero de Cañas en Guanacaste, y Puerto Palito, Bocana Sur y Montero de Isla Chira de Puntarenas, aseguran que su situación económica se ha agravado por el aumento de las prácticas ilegales para pesca, especialmente el cerco que ha provocado una reducción notoria en las capturas de peces.
Abandono de Incopesca
El documento da una advertencia de un aumento en los conflictos entre los pescadores ilegales y las comunidades costeras del Golfo de Nicoya, los cuales ya han llegado a agresiones físicas, la más reciente contra un pescador artesanal que hacía vigilancia voluntaria en la zona.
Asimismo, según denuncian los pescadores, pese a que el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca) es la institución rectora del sector y debería de apoyar las medidas de protección y vigilancia en las áreas marinas de pesca responsable, al día de hoy no se han acercado o buscado información, aún cuando los casos han sido evidenciados en prensa y ya hay denuncias presentadas ante el Ministerio Público.
“Somos más de 2.600 familias que dependemos de la pesca artesanal en el Golfo de Nicoya, aguas que se ven amenazadas todos los días por la pesca ilegal. Hacemos un llamado al Incopesca para que procure el mayor bienestar y trabaje para garantizar un aprovechamiento sostenible de los recursos marino costeros del Golfo”, agregó el grupo en su manifiesto.
Vigilantes voluntarios sin protección
Junto con otros vecinos de la comunidad, Carlo Medina organizó un grupo de vigilancia nocturna voluntaria en el Golfo, situación que no fue de agrado para los pescadores ilegales, pues para obligarlo a detenerse, y como forma de amenaza, los pescadores ilegales quemaron su bote, el cual usaba como herramienta de trabajo.
“Son malas personas, no solo dañan el océano, perjudican a muchas familias que dependen de que el recurso pesquero se regenere. Como pescador yo dependo de mi bote para sacar adelante a mi familia y en este momento me dañaron la única forma que tengo para trabajar, ¿cómo vamos a hacer para vivir?”, comentó el Medina, quien se dedica a la pesca desde los siete años.
De acuerdo con el pescador, mientras encuentra una solución, algunos vecinos se organizaron para que salgan a pescar juntos y así no se quede sin llevar sustento al hogar.
“Somos familias de pescadores, yo pesco desde niño y de seguro mis hijos y nietos van a dedicarse a la pesca, si no cuidamos el recurso hoy no habrá nada que pescar mañana”, concluyó.
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