Los pacientes de cáncer componen uno de los grupos con mayor riesgo ante el Covid-19. Es por eso que, con el fin de llevar esperanza a jóvenes con esta enfermedad, Proyecto Daniel modificó su forma de operar a través de la tecnología.
Talleres, juegos y conversaciones forman parte del programa “Sonrisas virtuales”, una iniciativa que la fundación comenzó a finales del mes de marzo.
En la primera semana de funcionamiento se desarrollaron ocho sesiones, que de acuerdo con Proyecto Daniel, permiten a cada joven participante compartir con sus amigos y compañeros de batalla.
“Las risas, los abrazos, las lecciones aprendidas, los lazos fraternos y cómo hemos transformado la vida de aproximadamente 1500 adolescentes en una década de sonrisas se convierten en los motores para adaptarnos a una realidad que, así como nos golpea, se convierte en el reto para la reinvención”, explicó Ligia Bobadilla, fundadora de Proyecto Daniel.
Asimismo, los jóvenes han participado de talleres virtuales de origami, karaoke y charadas. “Con la buena experiencia y los resultados de las sesiones virtuales se pretende fortalecer esta iniciativa para llegar cada día a más jóvenes y extender el acompañamiento”, aseguró Bobadilla.
Parte de la operación de la “familia naranja”, como también se le conoce al Proyecto, es ayudar a hogares de escasos recursos que deben hacer frente a un diagnóstico de cáncer de un miembro de su familia.
Mensualmente entregan diez cajas de alimentos de priera necesidad a jóvenes referidos por el Servicio de Trabajo Social de los hospitales estatales, sin embargo, este mes, en conjunto con la Fundación Mapfre repartieron paquetes de granos básicos a 60 familias.
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