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Los 14 factores de riesgos modificables para prevenir demencias

Estudio en ‘The Lancet’ asegura que el colesterol alto, la pérdida de visión y audición, el tabaquismo, el alcohol, la soledad, entre otros, provocan demencias

Unhealthy lifestyle. Depressed drunk bearded man holding a bottle of vodka and smoking while sitting on the sofa

La Comisión Lancet en demencias publicó un informe en la revista The Lancet en el que sugiere que casi la mitad de las demencias se podrían esquivar o demorar si se eliminan 14 factores de riesgo evitables muy ligados a su desarrollo. Resumimos los resultados de este estudio para su aplicación inmediata, pues ayudan para una salud integral en cualquier edad:

Colesterol malo alto

El exceso de colesterol en el cerebro se asocia con un mayor riesgo de ictus y el depósito de las proteínas beta amiloide y tau, muy asociadas al desarrollo del alzhéimer.

Pérdida visual no tratada

Podría estar relacionada con una enfermedad subyacente, como la diabetes, que ya es un factor de riesgo para la demencia, u procesos neuropatológicos compartidos en la retina y el cerebro.

Menor nivel educativo

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La alta estimulación cognitiva se ha asociado con la reserva cognitiva.

Pérdida auditiva

cada vez “es más sólida” la evidencia de que tratar estos problemas, con el uso de audífonos, por ejemplo, reduce el riesgo de demencia.

Depresión

La depresión podría conducir a una reducción del autocuidado y el contacto social, pero también esta dolencia mental aumenta la secreción de cortisol, que conduce a la atrofia del hipocampo o a una respuesta inflamatoria.

Traumatismos craneales

A cualquier edad y por cualquier causa, la evidencia científica sugiere que un golpe en la cabeza con o sin intensión es un alto riesgo para diversas demencias.  Los deportes de contacto en sí mismos plantean un riesgo. La comisión propone emplear protección contra las lesiones en la cabeza y limitar la práctica de cabezazos o colisiones de alto impacto en los deportes a cualquier edad.

Fumar

La adicción al tabaco a mediana edad se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar demencia. A este hábito poco saludable se le atribuye el desarrollo del 2% de los casos.

Inactividad física

El vínculo con el ejercicio físico puede ser bidireccional: el ejercicio a cualquier edad mejora el flujo sanguíneo, reduce la hipertensión y aumenta el óxido nítrico, que culminan en una mayor plasticidad cerebral y una menor neuroinflamación. La irisina, una hormona que se libera durante el ejercicio, podría ser neuroprotectora.

Diabetes

La edad de aparición de la diabetes es clave en el vínculo con la demencia: la aparición en la mediana edad aumenta el riesgo de demencia por lo que debe controlarse cuanto antes.

Hipertensión

Tener la presión arterial alta en la mediana edad aumenta el riesgo de demencia, aunque a medida que se acerca el momento de iniciar el cuadro clínico de esta dolencia neurodegenerativa, la presión arterial de las personas tiende a bajar.

Obesidad

La acumulación excesiva de grasa eleva la probabilidad de desarrollar demencia y está íntimamente ligada a otros factores de riesgo, como vasos comunicantes: personas que hacen poco ejercicio, diabetes e hipertensión. Hay investigaciones que sugieren que la pérdida moderada de peso, de unos dos kilos, ya se asocia con mejoras en la cognición a los seis meses.

Consumo de alcohol

El consumo de más de 8 gr. diarios se asocia con más riesgo de demencia. Además, la pérdida de conciencia inducida por el alcohol aumenta la probabilidad de desarrollar esta patología neurodegenerativa en personas con consumo moderado y alto.

Aislamiento social

Las personas que viven solas, ven a familiares o amigos menos de una vez al mes y no participan en actividades grupales durante la semana se asocia con más riesgo de demencia. Los autores señalan que el contacto social de cualquier forma puede ser potencialmente beneficioso porque desarrolla una reserva cognitiva, promueve comportamientos saludables y reduce el estrés y la inflamación.

Contaminación del aire

La contaminación por partículas finas en suspensión (las llamadas PM2,5 y PM10) son factores de riesgo de deterioro cognitivo. El uso de combustible sólido es un indicador de la contaminación del aire en el hogar y se asocia con un mayor riesgo de demencia y un deterioro cognitivo acelerado entre los adultos de mediana edad.

Redacción

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