La leche materna es el mejor alimento para el recién nacido debido a sus factores biológicos y nutricionales y es precursor clave en el desarrollo de su microbiota intestinal.
Los profesionales en nutrición la definen como un fluido vivo que se adapta a los requerimientos nutricionales e inmunológicos del lactante a medida que éste crece y se desarrolla.
La Dra. Diana Masís, especialista en nutrición pediátrica y coordinadora del Comité de Lactancia del Hospital de la Mujer señala que:
uno de los aspectos más importantes y menos conocido de la leche materna es su relación con la microbiota intestinal.
La leche materna es fundamental para que el niño desarrolle su microbiota, que le ayuda a mantener una diversidad adecuada de cepas que colaboran principalmente en la protección contra virus, bacterias y otros microorganismos patógenos, además de mantener un buen metabolismo.
En sus primeros días de vida los recién nacidos por parto vaginal o que mantienen lactancia materna adecuada y exclusiva son rápidamente colonizados por diferentes cepas como lactobacillus y bifidobacterias, que inician un sistema de defensa fuerte a la vez que garantizan un buen desarrollo físico e inmunológico.
Es importante tener en cuenta que un niño alimentado únicamente con leche de fórmula y nacido por cesárea tiene menos posibilidades de desarrollar adecuadamente la microbiota que es fundamental para las defensas del organismo e incluso significativa para evitar enfermedades no transmisibles en edades adultas.
Otro problema común en recién nacidos es la Ictericia por lactancia que se presenta cuando el bebé posiblemente no ingiere suficiente leche materna cuando es exclusiva por poca producción o mala técnica.
La Ictericia (exceso de bilirrubina) se da en las primeras semanas de vida, porque a la madre aún no le ha bajado la leche o porque el bebé tiene dificultades para mamar, ante esta situación es conveniente alimentarlo con más frecuencia para evitar la deshidratación y pedir consejo en Clínica de Lactancia para revisar la técnica.
Estas y otras situaciones hacen que sea importante que la madre reciba suficiente información sobre la lactancia y cuente con herramientas para que pueda dar de mamar de manera adecuada y el niño obtenga todos los nutrientes que necesita.
La Dra. Masís, considera que:
muchas mujeres necesitan apoyo y guía. Por ejemplo, las mamas primerizas tienen que saber que la leche no sale del pezón, sino que viene desde las mamas y que si existiera algún dolor o inconformidad es por alguna mala técnica o problema en la vía oral del recién nacido lo que a su vez perjudica al niño porque no está consumiendo la leche de calidad.
A su criterio a una madre no se le debe dar salida del centro hospitalario hasta que se tenga certeza de que el binomio (madre e hijo) mantenga una adecuada postura y técnica de lactancia efectiva. La leche es un acto hormonal y si la mamá está estresada se activan otras hormonas que podrían bloquear la función de la prolactina quien activa producción de leche humana
La leche materna:
- Tiene las cantidades adecuadas de carbohidratos, proteínas y grasa.
- Proporciona las proteínas digestivas, minerales, vitaminas y hormonas que los bebés necesitan.
- Tiene anticuerpos que ayudan a evitar enfermedades
Un niño amamantado con leche materna es menos propenso a:
- Alergias
- Gases, diarrea y estreñimiento
- Enfermedades de la piel
- Infecciones estomacales o intestinales
- Enfermedades respiratorias, como la neumonía y la bronquiolitis
El bebé alimentado con leche materna puede tener un menor riesgo de padecer:
- Diabetes
- Obesidad o problemas de peso
- Síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)
- Enterocolitis necrotizante
- Virus a repetición
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