Son 314.000 mujeres las que viven con cáncer de ovario en el mundo, según la Coalición Mundial contra el Cáncer de Ovario. Para este 2021, se estima que 207.000 perderán su vida a causa de esta enfermedad que es el sétimo cáncer más común y la quinta causa de fallecimientos entre las mujeres.
El cáncer de ovario es un cáncer silencioso y la principal causa de muerte entre los tumores del sistema reproductivo femenino. Es una patología que se origina en los ovarios y las trompas de falopio, sus síntomas son poco evidentes o confusos en las pacientes, por lo que comúnmente se detecta en una etapa avanzada cuando se ha expandido a la pelvis y el abdomen, lo que reduce las probabilidades de supervivencia y dificulta el tratamiento.
Proyecciones del Observatorio Global de Cáncer estiman que para el 2040, el número de pacientes diagnosticadas se incrementará en un 42% y la cantidad de muertes por año ascendería a 313.000 mujeres. “La sobrevida de las pacientes con cáncer de ovario a 5 años, en el mejor de los casos es de un 46%, lo que comparado con el 90% de posibilidades de vivir que tiene una paciente con cáncer de mama en el mismo período, nos hace reflexionar y pensar que es momento de darle voz a este cáncer silencioso”, comentó el Dr. Esteban Coto, Director Médico de AstraZeneca para Centroamérica y Caribe.
Factores de riesgo
Pese a que es un tumor de difícil diagnóstico se pueden citar algunos factores de riesgo, según la American Cancer Society como la edad (mujeres mayores de 50 años son más propensas en desarrollarlo), sobrepeso, antecedentes familiares, cambio de algunos de sus genes (mutación), no haber tenido embarazos o padecer endometriosis. De hecho, conocer la historia familiar del cáncer de ovario es muy relevante, es un cáncer que podría ser hereditario y para saberlo se hace necesario la realización de una prueba genética.
El tratamiento para este cáncer dependerá de la etapa en la que es diagnosticado. Normalmente una paciente con este tipo de tumor requerirá cirugía, quimioterapia y/o radioterapia y algunos casos se beneficiaría de una terapia dirigida que se utiliza para interferir en el crecimiento y división de las células cancerosas. Para elegir un tratamiento, el médico puede recurrir a pruebas adicionales, como tomografías, radiografías, laparoscopías o pruebas genéticas.
“Cuando hablamos de pruebas genéticas, se estima que el 25% de las mujeres con cáncer de ovario tienen una mutación del gen BRCA que es un gen que cuando funciona normalmente no permite que las células cancerosas crezcan y se multipliquen pero cuando existe una mutación tiene menos probabilidades de controlar esas células enfermas, lo que aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad pero también brinda una oportunidad para que el médico tratante identifique el tratamiento más adecuado para esa paciente”, agregó el Dr. Coto.
Acompañamiento a la paciente es vital
El impacto psicológico que tiene el cáncer de ovario en las pacientes es significativo, llevándolas en muchas ocasiones a la depresión, por lo que es importante que se tenga un acompañamiento constante de sus familiares; además es oportuno el acceso a la información y las diferentes opciones de tratamiento, todo ello de acuerdo a la etapa de la enfermedad en la que se encuentra.
Una prueba de papanicolaou no detecta el cáncer de ovario por ello es tan importante conocer los síntomas comunes: hinchazón persistente, dificultad para comer, sentir llenura rápidamente, dolor pélvico o abdominal y tener molestias urinarias. Estos síntomas tienden a confundirse con otras enfermedades como gastritis o colitis.
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