Por: Mariano Murillo, Docente
La Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) publicó una circular con indicaciones para consignar la “identidad de género” autopercibida de los pacientes en el módulo SIAC, un sistema que recopila información de los pacientes para servicios como citas u otras gestiones. La noticia sobre la “Circular AES-2-708-2018” (23-9-2019), ha generado un verdadero impacto en redes sociales y no es de extrañarse esta reacción cuando se descubren los nombres de estas identidades. En este caso la nueva palabra para muchos es “cisgénero”. La gente queda confundida al leerla, no se parece a ningún otro concepto que uno haya escuchado antes. Todo se complica más cuando las personas descubren que hay mujeres cisgénero y mujeres transgénero, además de hombres cis y hombres trans. Para este punto muchos caen en la cuenta de que si no son trans entonces ellos son los cisgénero. Esto genera reacciones de molestia en muchos, pues toda la vida han sabido que son o varón o mujer, pero resulta que en realidad éramos un cisgénero y nadie nos lo había dicho.
Pero, ¿qué es “cisgénero” exactamente? La palabra “cis” es un sufijo en latín que significa “aquí” o “del mismo lado”. Cis es lo opuesto a “trans”, concepto que hace referencia a la necesidad de ir de un punto al otro, es decir, de “transicionar”o “transitar”. Por lo tanto, si naciste mujer pero quieres ser varón, entonces dirás que eres un hombre trans, pero si naciste mujer y sabes que biológicamente lo eres, entonces eres una mujer cis. Este innecesario juego de palabras existe porque un minúsculo grupo de la población se niega a aceptar su sexo biológico. No existen dos tipos de mujeres, las trans y las cis, sólo existe una mujer, la biológica, la que lo es porque nació así. De igual forma, no hay dos categorías de varón.
Pero lo verdaderamente grave de todo esto no es que haya un hombre que pretenda ser mujer y quiera que le digan “ella” en vez de “él”. La mayoría de las personas le hablarían así para evitar un conflicto innecesario. De hecho, los médicos se dirigen a las personas trans como estas lo prefieran. Tampoco me preocupa que se consigne el género en un documento porque podría ser útil tener esta información a mano. A continuación, enumero los aspectos que a la luz de la ciencia son los verdaderamente preocupantes:
- La circular afirma que la inclusión de la “identidad de género” en el SIAC se realiza “encumplimiento de una serie de lineamientos, informes, decretos y jurisprudencias”, es decir, la motivación para consignar la información es de orden jurídico y no tanto por iniciativa médica. Esto implica que este dato no busca simplemente un diálogo cordial entre el médico y el paciente, sino que representa un avance de la ideología que subyace en estos documentos. Por ejemplo, quizás el documento que más ha influido en este cambio haya sido la Opinión Consultiva 24/17 de la CIDH, en la cual se establece que el “sexo no es un hecho biológico innato” (p. 16) y que "la anotación del género […]en los registros” debe hacerse “sin que se exijan requisitos como certificaciones médicas y/o psicológicas u otros que puedan resultar irrazonables o patologizantes” (p. 87). Esto significa que no nacemos varón o mujer y que no es válido argumentar que la transexualidad es una patología como lo establecen los manuales psiquíatricos vigentes del APA (302.6) y de la OMS (F64.0, 64.2, 64.8, 64.9).
- El proceso para averiguar el género del paciente es fastidioso y parece un mal chiste. Primero se le pide al médico que llame al paciente por su nombre y luego que le pregunte “¿Cómo se siente usted: mujer, hombre, mujer trans, hombre trans u otro?”. La mayoría de las personas no entenderá ni siquiera por qué un médico pregunta algo tan obvio, pensará que se ha vuelto loco o que se está burlando. La pregunta está tan desubicada que la misma circular indica que “si la persona no logra comprender la pregunta, diríjase muy respetuosamente a el/ella y repita despacio la pregunta”. ¿Que repita despacio la pregunta? ¿Tan tontos somos? Por poquito piden al médico que les haga un dibujo. Noten que dice que hay que dirigirse “muy respetuosamente”, porque cuidado el paciente llegue a pensar que lo están etiquetando. Lo irrespetuoso debería ser ver a una mujer y preguntarle si es mujer. Algo no está bien si para respetar a los trans hay que generar situaciones de conflicto e irrespeto contra el resto de los pacientes. Pero el interrogatorio no termina aquí, si aun así no se entiende la pregunta, el médico tiene la obligación de explicar uno a uno cada género.
- Un último inconveniente de esta circular pero no de orden científico, es la disminución de la calidad del servicio. Las consultas para averiguar el género pueden volverse extensas, prolongando el tiempo de espera de los demás pacientes en fila. Se supone que una cita no debe durar más de 15 minutos, pero gracias a la Caja casi todo ese tiempo se dedicará a una única pregunta.
Después de este breve análisis de los inconvenientes en torno a la circular de la Caja, concluyo utilizando un poco la lógica. Lo que va a suceder en la práctica médica es que los funcionarios a cargo de llenar el SIAC, harán lo mismo que hacen los docentes a cargo de enseñar el enfoque de género, fingirán que lo hacen pero ocuparán su tiempo en cosas realmente importantes. Nadie que tenga que llenar estos datos va a estar preguntando a cada paciente si se siente hombre o mujer, si es cis o trans u otro género. No se extrañe si al ir a un centro de salud no le dan las cinco opciones de género disponibles, eso solo significa que quien lo atiente tiene sentido común. Así opera la política de género, avanza silenciosamente, la gente piensa que no sucede nada grave y un día sin aviso aparente tenemos personas trasvestidas contando cuentos a niños en sus escuelas, un hombre ganando un premio en una categoría deportiva de mujeres, niños de 5 años realizándose cirugías para ser niñas o varones presos yendo a cárceles de mujeres para violarlas… Esto último ya pasó en Costa Rica.
Pronto alguien dirá que es un irrespeto que la circular diga que el primer paso sea llamar a un paciente “por su nombre”, pues al estar tratando con población trans, el primer paso debería ser preguntar “¿cómo se llama?”. Cuidado con decirle Pedro a Dylana, aunque su cédula de identidad diga eso, será culpable de discriminación. ¿Qué podía esperarse de una institución heteropatriarcal como la Caja Cis del Seguro Social?
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