Por: Dra. Karla Solís, Colegio de Profesionales en Nutrición
Cada década, la conmemoración del Día de la Mujer es diferente, tanto por los cambios sociales que se experimentan como por el estilo de vida que se va modificando.
Un ejemplo de que la evolución va calando también en el cuerpo de la mujer, es que la edad de la primera menstruación a comienzos del siglo XX, era alrededor de los 16 años y en la actualidad, disminuyó a los 12 años, según la Encuesta Nacional de Salud.
Dicho cambio, implica la liberación a más temprana edad de hormonas sexuales femeninas y el aumento de hormonas como la leptina, vinculada con la grasa corporal, lo que genera una mayor preocupación por el aumento de la obesidad en la infancia y adolescencia.
Numerosos estudios indican que el adelanto de la menstruación tendría relación con la insulino-resistencia, aumento de la presión arterial y de la obesidad abdominal. El cáncer mamario también toma importancia cuando se adelanta el ciclo menstrual.
Si se mantiene el rango de peso adecuado durante la infancia se prevé un buen estado de salud como mujer adulta. Por ello, cuidarnos de niñas nos permite un desarrollo adecuado en cada etapa de nuestras vidas. Durante la adolescencia debemos también cuidarnos porque es una etapa de cambios, todavía estamos creciendo y generando estructuras, tenemos modificaciones constantes y un gran desarrollo físico, hormonal y psicológico. El metabolismo en general es acelerado y hay más susceptibilidad a trastornos alimentarios como anorexia y bulimia.
Las decisiones negativas como consumo de drogas y alcohol, una mala alimentación y la inactividad física tienen un impacto negativo en nuestro cuerpo.
Es en la siguiente etapa, en la década de los 20, donde culminamos nuestro desarrollo. Es la época de mejor desempeño y donde afinan los detalles, es aquí donde decidimos el físico que nos va a mantener el resto de la vida y la facilidad con la que lo podemos mantener.
Tiene la particularidad de que como se empieza con más responsabilidades, es común que se vaya dejando de lado la práctica deportiva y su frecuencia.
A partir de los 30, ya el metabolismo empieza a cambiar, algunas mujeres empiezan a experimentar cambios hormonales, especialmente después de los embarazos en esta década. Son comunes la retención de líquidos y el abdomen hinchado y el gasto calórico desciende de aquí en adelante un promedio de 10% por década.
Los cambios hormonales tienden a ser más fuertes y marcados en la época de los 40, y en esta etapa junto con la de los 50, empieza la aparición de síntomas o marcadores de las enfermedades en los exámenes sanguíneos.
Es momento de tener paciencia y en muchos casos de volver a conocerse, debido a que el cuerpo puede haber cambiado significativamente.
La caída más importante del metabolismo se presenta después de los 65 años así como las complicaciones de salud. Aprender a tener equilibrio entre las diferentes facetas y la flexibilidad es fundamental. La clave es cuidar la calidad de la comida y su variedad, ponernos también de primeras, pues a veces se alista una alimentación muy cuidadosa a la familia, pero no para nosotras. Debemos sentirnos equilibradas y energéticas para cubrir la agenda ajetreada, y para ello, nuestra alimentación es básica
Adicionalmente, es importante mantener una modalidad de ejercicio frecuente, pero vigilando la intensidad, para no sobrecargarnos, así como cuidar un mínimo de 8 horas diarias de sueño.
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