Por: Luis Montoya Salas, Doctor en Comunicación
Pocos días después del hurto de datos en varias instituciones del Estado, Carlos Alvarado transmitió mediante cadena de TV un mensaje cuyos ejes de interés apuntaron, en orden de prioridades, a:
1) Endosarle a los ciudadanos el peso mayor sobre las implicaciones del “ataque de carácter criminal al Estado y a todo el país” como así lo definió cuando afirma: “todos los costarricenses debemos unirnos, una vez más, para enfrentar esta amenaza”. Y reitera: “como siempre lo hemos hecho, cada persona de esta tierra pondrá de su parte para defender a Costa Rica” Y cierra su breve disertación machacando: “y debemos, todos y todas en todo el país unido, mantener la guardia en alto (…) de esta situación. Como lo hemos hecho frente a otros retos, también saldremos adelante”.
2) La negativa de Costa Rica de PAGAR a estos criminales cibernéticos.
3) Amenazar la estabilidad del país en una coyuntura de transición.
4) Detener... Desde el momento de la alerta, los equipos institucionales y de expertos han desplegado los protocolos existentes así como las medidas necesarias para contener y repeler los ataques. Dicho con total certeza, este punto contradice las declaraciones de los funcionarios responsables.
5) “Los pagos de pensiones ya han sido depositados. Y las ayudas sociales, como el programa Avancemos iniciarán mañana, como está calendarizado”.
Se ha dicho, con certeza, que resulta paradójico y por qué no contradictorio, que de todas las plataformas saqueadas sólo quedaron incólumes las referidas a las pensiones y salarios. No tranquilizar a los costarricenses en este punto se habría convertido en el verdadero problema de fondo.
Lo no dicho
Comentarios acerca de una lectura puntual al discurso del presidente Alvarado sobre lo NO DICHO y que subyace en el texto:
El único y último responsable de lo ocurrido en el Ministerio de Hacienda y otras instituciones es Carlos Alvarado, en el tanto él y sólo él escogió a sus ministros. Los hechos ocurridos durante su gestión siempre apuntaron al amiguismo como el mejor criterio, más que habilidades, destrezas y capacidades.
En el titular de Hacienda delegó la responsabilidad total y hoy sabemos que los sistemas informáticos de Hacienda son frágiles, a lo cual se suma la incapacidad de funcionarios que se resisten, aún, a aceptar la urgencia de la tecnología como la principal herramienta de trabajo en el siglo XXI.
Saqueadores que ofrecen rebajas por un producto, más parecido a trastos viejos de algún almacén de electrodomésticos haría sospechar de si se trata de genios de la informática, o de “otros” contratados para provocar artificialmente una crisis que pareciera diluirse en el tiempo.
La Contraloría General de la República ya había alertado sobre la peligrosa deficiencia de los sistemas informáticos de Hacienda. De igual manera, el anterior Ministro de Hacienda, hoy Presidente de la República electo, denunció que hasta 500 funcionarios podían ingresar a las bases de datos y borrar nombres de contribuyentes.
En el proceso de transición del gobierno de Carlos Alvarado al del nuevo titular, este desastre informático quedará como la flor marchita que enloda aún más su pésima gestión.
El Art. 194 Constitución Política señala con toda claridad, las implicaciones de un desempeño irresponsable en la gestión pública: “Si así lo hicieres, Dios os ayude. Si no, Él y la Patria os lo demanden”.
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