Por: Dra. Georlenny Salazar, Colegio Profesionales Nutrición
El 12 de mayo es el Día Mundial de la Fibromialgia y del Síndrome de la Fatiga Crónica o encefalomielitis miálgica, según designó la Organización Mundial de la Salud.
La fibromialgia es una enfermedad que puede afectar la calidad de vida de quienes la padecen, ya que, a pesar de no evidenciar inflamación ni articular, ni muscular, presenta diversos síntomas como dolor crónico generalizado, principalmente en los tejidos blandos del cuello, la parte superior de los hombros, el pecho, la caja torácica, la zona lumbar, los muslos, los brazos y las áreas alrededor de ciertas articulaciones. Presenta, además, rigidez, fatiga extrema, trastornos del sueño, cambios del estado de ánimo, como la ansiedad y la depresión y problemas cognitivos como la lentitud para pensar, dificultad para concentrarse, entre otros.
Dentro de los factores de riesgo de este padecimiento está la predisposición genética, traumatismos, lesiones físicas, infecciones y estrés laboral y familiar.
Esta enfermedad se sitúa como la tercera afección musculoesquelética más común. Se estima que afecta aproximadamente del 2% al 4% de la población, estando presente más en mujeres que en hombres (3:1) y siendo la edad promedio de inicio de los síntomas, entre los 30 y 50 años.
La encefalomielitis miálgica o síndrome de fatiga crónica, padecimiento grave que afecta muchos sistemas del cuerpo, capacidad de realizar las actividades habituales e incluso, puede confinar a la persona a una cama de forma permanente.
Esta enfermedad afecta principalmente a adultos jóvenes y de mediana edad. Se diagnostica más en mujeres que en hombres y puede darse en personas con otras patologías como la fibromialgia.
Puede desencadenarse por una combinación de varios factores y causar fatiga extrema que dura varios meses, dolor de cabeza, dolor de garganta, ganglios linfáticos sensibles en el cuello o las axilas, sensibilidad a la luz, el sonido, los olores, los alimentos y los medicamentos.
Otros síntomas que puede presentar este padecimiento son:
- Agotamiento extremo, especialmente después de hacer ejercicio físico o mental. Este agotamiento no mejora con el descanso.
- Problemas de memoria o de razonamiento.
- Mareos que empeoran al pasar de estar acostado o sentado a estar de pie.
- Dolor en músculos o articulaciones.
- No se tiene un sueño reparador.
Tratamiento integral
El enfoque para tratar ambas enfermedades debe ser completo e integral, que mejore la calidad de vida de quienes la padecen. Algunos tratamientos son:
- La fisioterapia para incrementar la fuerza, la flexibilidad y la resistencia.
- En las personas con fibromialgia, realizar ejercicio regular para reducir el dolor y mejorar la calidad del sueño, aunque al principio sea difícil. Este ejercicio debe ser de bajo impacto como caminar, nadar, o hacer yoga. Es importante comenzar lentamente y aumentar gradualmente la intensidad del ejercicio.
- La salud ocupacional para mejorar el entorno de las personas trabajadoras
- La reducción del estrés mediante la meditación, la respiración profunda y actividades recreativas de relajación.
- Mantener un horario de sueño regular, en una habitación oscura y fresca, evitar la cafeína y los dispositivos electrónicos antes de acostarte, y seguir una rutina relajante antes de dormir.
La alimentación recomendada
- Evitar la cafeína, la nicotina y el alcohol: Los estimulantes que pueden interferir con el sueño. La cafeína puede estar presente en el café, té, refrescos y chocolate.
- Dieta antiinflamatoria: La inflamación puede empeorar los síntomas de la fibromialgia y la fatiga crónica. Una dieta rica en alimentos antiinflamatorios como frutas y verduras frescas, nueces, semillas, pescado grasoso (como el salmón, el atún), aceite de oliva extra virgen, especias como la cúrcuma.
- Consumir fuentes de omega 3: pues tienen propiedades antiinflamatorias. Estas fuentes son: atún, salmón, semillas de lino, chía y nueces.
- El azúcar puede causar picos y caídas en los niveles de azúcar en sangre, lo que puede interferir con el sueño.
- Optar por los carbohidratos complejos como granos integrales, legumbres, y verduras harinosas para mantener los niveles de energía. Los carbohidratos complejos pueden ayudar a promover la liberación de serotonina, lo que puede tener un efecto calmante y ayudar a conciliar el sueño.
- Consumir fuentes de magnesio: Este mineral puede ayudar a relajar los músculos y promover un sueño tranquilo. Incluir vegetales de hojas verdes, nueces, semillas, plátanos, aguacate, legumbres, granos integrales.
- Hidratación: Beber suficiente agua para mantener los niveles de energía y prevenir la fatiga.
- Incluir alimentos ricos en triptófano: este aminoácido ayuda a promover la producción de serotonina y melatonina, hormonas involucradas en la regulación del sueño. Algunas fuentes son el pavo, pollo, nueces, huevo, leche, piña, aguacate, plátano.
- Evitar las comidas pesadas y picantes antes de dormir: pueden causar malestar estomacal, indigestión, acidez, lo que dificulta conciliar el sueño. Optar por comidas ligeras y fáciles de digerir.
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