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¿Derecho al infanticidio?

"El verdadero grado de civilización de una nación se mide en cómo se protege a los más necesitados", Dr. Tabaré Vázquez

Por: Alexandra Loría Beeche, Abogada

Recientemente los medios de comunicación informaron que una adolescente de 17 años fue sentenciada a 15 años de prisión al matar a su hijo recién nacido.

Estamos en presencia de un homicidio calificado. El Código Penal castiga con prisión de 20 a 35 años a quien mate a su hijo.  ¿Por qué a la joven se le impuso un castigo de 15 años de prisión? De acuerdo con la Ley de Justicia Penal Juvenil, ese es el castigo máximo en las personas menores de edad, pero mayores de 15 años.  Si la joven hubiera sido mayor de 12 años, pero menor a 15 años la pena máxima hubiera sido de 10 años de prisión.

¿Para ocultar la deshonra?

Ahora bien, el mismo Código Penal costarricense, que castiga como homicidio calificado el que una madre mate a su hijo, define como homicidio especialmente atenuado “A la madre de buena fama que para ocultar su deshonra diere muerte a su hijo dentro de los tres días siguientes a su nacimiento.” Y en este caso, la pena de prisión es de 1 a 6 años.

En otras palabras, en Costa Rica se considera especialmente atenuado el que una madre mate a su hijo en los primeros tres días después de nacido siempre que sea para ocultar la “deshonra” de la mujer o proteger su “buena fama”. Es una norma antigua, realmente primitiva para una sociedad que se jacta de haber avanzado en la comprensión del concepto de dignidad inherente a todo ser humano. Ojalá la norma sea derogada. Ya hay un proyecto de ley para hacerlo.

El infanticidio, míresele por donde se le mire, es una barbarie. ¡Salvajismo puro! Igual hacían en la antigüedad, los espartanos en el Monte Taigeto, cuando mataban a los niños con defectos físicos sin ningún remordimiento.

¿Cuál es la conexión entre el aborto y el infanticidio?

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Después de que los medios de comunicación informaron acerca de la sentencia, quienes promueven el aborto en Costa Rica, inmediatamente reclamaron airadamente, rechazando la condena, exigiendo la liberación de la mujer que mató a su bebé y que en Costa Rica se legalizara el aborto, para que así fuera seguro y gratuito.

Dado que el niño no nacido y el nacido son biológicamente el mismo ser, solo que en diferentes etapas de desarrollo –como lo muestran los conocimientos científicos actuales sin lugar a dudas– los motivos que alegan para la despenalización del aborto y el mal llamado “derecho” a abortar también son aplicables al infanticidio.

Utilizando exactamente los mismos argumentos del aborto, en un artículo publicado en el “Journal of Medical Ethics”, titulado “After-birth abortion: why should the baby live?” (Aborto posparto: ¿por qué debería vivir el bebé?) los autores alegan que el aborto al ser ampliamente aceptado, incluso por razones que no tienen nada que ver con la salud del bebé, tanto a los no nacidos, como a los recién nacidos, no debería otorgarse el mismo estatus moral que a los otros seres humanos más desarrollados. Ellos alegan que el hecho de que ambos sean personas potenciales es moralmente irrelevante y que la adopción no siempre beneficia a las personas. Los autores sostienen que el “aborto después del nacimiento” (matar a un recién nacido) debería ser permisible en todos los casos en que se permite el aborto, incluidos los casos en que el recién nacido no tenga discapacidad.

Demuestran así que el aborto es un retroceso en los derechos humanos de los niños. Se olvidan que los derechos humanos no permiten crear seres humanos de distinta categoría. Todos tenemos igual dignidad e igual derecho a vivir, tanto los nacidos, como los no nacidos.

El Dr. Tabaré Vázquez, médico de profesión, expresidente de Uruguay, al vetar la ley de despenalización del aborto en su país, en el año 2008, dijo: “El verdadero grado de civilización de una nación se mide en cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más débiles. Porque el criterio no es ya el valor del sujeto en función de los afectos que suscita en los demás, o de la utilidad que presta, sino el valor que resulta de su mera existencia”.

La respuesta correcta para una adolescente embarazada es protegerla, amarla y cuidarla. Así prevenimos lo que pasó. En lugar de reclamar la despenalización del aborto, todos debemos reclamar al Estado, la protección especial para la mujer embarazada. Bien escribió la sufragista Mattie Brinkerhoff, en el periódico feminista “La Revolución” en 1869: “Cuando un hombre roba para satisfacer su hambre, podemos concluir con seguridad que hay algo que anda mal en la sociedad. Igualmente cuando una mujer destruye la vida de su hijo no nacido, es evidente que, o bien por la educación o por las circunstancias, se le ha hecho un grave mal.”

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