Bajo el lema “tu basura, nuestra materia prima”, cuatro mujeres emprendedoras transforman recipientes de plástico en macetas, fruteros, tazones, tablas para queso, jaboneras y hasta arbolitos navideños de diferentes tamaños.
Desde el 2018 trabajan en su proyecto llamado Wagát, con el que han logrado utilizar más de mil recipientes de este material, una acción que como ellas dicen, “aporta al mundo de manera positiva”.
“Queremos ser una solución para combatir la contaminación de plástico en nuestro planeta y esparcir la conciencia sobre su uso. ¿Qué podemos hacer con el plástico que no podemos evitar? De eso se trata Wagát Upcycling Lab, de convertir el plástico reciclado en algo funcional, en este caso, algo útil para el hogar”, afirmaron Montserrat Agüero, Ximena Montealegre, Daniella Musmanni y Diana Raven, socias fundadoras de esta iniciativa.
Disciplina les permite compartir sus productos
La pequeña empresa comenzó a comercializar sus productos desde el pasado mes de agosto, en ferias de diseño y emprendimiento como El Mercadito; asimismo en tiendas de diseño nacional como Apartado Creativo, Colectivo y Sin Domicilio Fijo.
Además de Wagát, las cuatro mujeres tienen otras ocupaciones, poseen otro trabajo y tres de ellas son madres y esposas. Todas dedican alrededor de 20 horas semanales al proyecto cuando no participan en ferias los fines de semana.
“Nunca antes habíamos montado una empresa de reciclaje; tampoco habíamos sido personas de hacer y construir con nuestras propias manos. Hemos tenido una curva de aprendizaje impresionante. Desde nivelar un suelo, construir una mesa de trabajo y darles mantenimiento a nuestras máquinas, han sido de las cosas que nos han tocado aprender en el transcurso del tiempo. Tuvimos un periodo de prueba y error con temperaturas y el comportamiento del plástico, pero sentimos que ya hemos llegado al punto de presentar algo que vale la pena compartir”, comentó Agüero.
Planean abrir sitio web
La recolección de los plásticos número 2 (HDPE), número 5 (PP) y de bolsas plásticas limpias, la hacen entre sus amigos, familiares y a través de alianzas con centros educativos de Escazú, donde su ubica el taller artesanal de Wagát.
Producir cada pieza les lleva aproximadamente dos horas de trabajo manual. “Con cada compra de un producto Wagát, nos aseguramos que ese plástico no termine contaminando un río, un mar, o un lago. Nuestro mensaje es “Esta es nuestra solución. ¿Cuál es la suya?”, concluyeron las emprendedoras.
Dentro de los planes de Agüero, Montealegre, Musmanni y Raven, está hacer conocer más su iniciativa con el objetivo de que más personas se sumen a crear soluciones para combatir la contaminación por plástico. También planean abrir un sitio web donde se puedan adquirir sus productos.
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