
El estudio “Monitoreo de elasmobranquios en un país deficiente en datos del Pacífico Tropical Oriental mediante cámaras remotas submarinas” demuestra que las Áreas Marinas Protegidas en Costa Rica son vitales para la conservación de especies de tiburones grandes.
La reciente publicación en la prestigiosa revista Nature, resalta los métodos de investigación novedosos y efectivos que utilizaron los ticos para estudiar tiburones.

El estudio inició en el 2016 y fue realizado por Mario Espinoza, Tatiana Araya, Isaac Chaves y Marta Cambra, investigadores del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR) de la UCR, en colaboración con guardaparques del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) como Isaac Chinchilla. Ellos colocaron 1.037 cámaras submarinas en diferentes sitios de la costa del Pacífico de Costa Rica para estudiar a los tiburones y rayas.
Las cámaras cubrieron una gran variedad de ambientes distintos en profundidades menores a 60 metros. Entre los sitios de monitoreo se incluyeron tanto Áreas Marinas Protegidas (AMP) como la Reserva Biológica Isla del Caño, las Islas Murciélago y el Parque Nacional Isla del Coco, así como lugares abiertos a la pesca.
Mediante cámaras submarinas que consisten en estructuras pesadas con cámaras Go Pro y un contenedor con carnada, grabaron en el fondo marino durante un total de 940 horas o 40 días de video. Las estructuras atrajeron principalmente a depredadores marinos. Para el biólogo Isaac Chaves, esta técnica ha sido revolucionaria a nivel mundial por su efectividad para monitorear especies marinas como tiburones y rayas.
Según Chaves, esta metodología excluye el efecto que puede tener la presencia de humanos bajo el agua a la hora de realizar los monitoreos. Asimismo, se obtuvo información rápida y confiable de especies poco conocidas gracias a la metodología utilizada con cámaras de bajo costo.
Estudio de gran transcendencia
Los tiburones y rayas son muy importantes en los ecosistemas marinos ya que actúan como depredadores y controlan las poblaciones y la distribución tanto de sus presas como de sus depredadores. Algunas especies pueden ser pequeñas, pero otras de mayor tamaño pueden alimentarse de ellas y además tener muy pocos depredadores. A estas últimas se les conoce como depredadores tope. Si un ecosistema cuenta con depredadores tope, se asume que es un ecosistema saludable, porque, en términos coloquiales “hay comida para todos”.
No obstante, muchos tiburones y rayas se encuentran en peligro de extinción. Principalmente por la sobrepesca, pero también por la degradación de hábitats costeros como bahías y manglares y por algunas manifestaciones del cambio climático. Sumado a esto, se desconocen muchos aspectos de su biología aún. ¿Dónde habitan? ¿Qué factores afectan su distribución? ¿Qué sitios son más importantes para ellos? Según Chaves, al responder a estas preguntas se pueden diseñar de forma más efectiva medidas que puedan ayudar a conservar las especies que están más amenazadas.
Efectividad de la protección que ofrecen las Áreas Marinas Protegidas
En este estudio, que se realizó durante tres años, se logró detectar el 54% de la diversidad de especies de tiburones y rayas que habitan aguas poco profundas del Pacífico de Costa Rica. Este porcentaje recalca la eficacia de las cámaras submarinas como herramienta de monitoreo de tiburones y rayas en diferentes ambientes marinos.
Por otro lado, se encontró que las especies de depredadores tope registradas (como los tiburones tigre, toro, galápagos o martillo) fueron encontradas solamente en las Áreas Marinas Protegidas, donde no se permite ningún tipo de pesca. Adicionalmente los investigadores observaron que en los sitios donde se puede pescar no sólo no hay presencia de depredadores tope, sino que son los que presentan la mayor abundancia de rayas, las cuales suelen ser presas de los primeros.
Esto pone en evidencia la efectividad de la protección que ofrecen las Áreas Marinas Protegidas para las especies de depredadores más grandes, y que bajo su ausencia aumenta la cantidad de sus presas. Para Chaves, es un indicio de que algo no está bien en los ambientes costeros de Costa Rica.
Según el estudio, de las 29 especies que se identificaron, 19 están en peligro de extinción, y la conclusión a la que llegaron es que la pesca ilegal sigue siendo la principal amenaza para los tiburones y rayas, por ello esperan que este estudio ayude a hacer consciencia sobre la necesidad de proteger sus hábitats.
Los autores del estudio hicieron énfasis en que el mismo fue posible gracias a alianzas con entidades del Gobierno como el SINAC; organizaciones como Global Finprint, FAICO, Costa Rica por Siempre, Waitt Foundation, Fundación Pacífico, Idea Wild, Conservación Internacional, Fundación Costa Rica Wildlife; y a empresas locales como Costa Rica Dive and Surf, Undersea Hunter, Connect Ocean, Diving Center Cuajiniquil, Snorkeling Cuajiniquil y Ocean Dreams.
Fotografías cortesía de Isaac Chaves.
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