Microbiólogos del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud, INCIENSA, monitorean de cerca la prevalencia del mal de Chagas, una enfermedad silenciosa cuya detección temprana es vital.
El Dr. Erick Campos Fuentes, microbiólogo del Instituto, indica que para mantener el control sobre la prevalencia de la enfermedad se tamiza el 100 % de las donaciones sanguíneas en los Bancos de sangre del país.
Desde el año 2003, el Laboratorio de Chagas del Centro Nacional de Referencia en Parasitología de INCIENSA recibe muestras de los distintos centros médicos públicos y privados y realiza el diagnóstico del mal de Chagas, así como la confirmación diagnóstica del tamizaje de Chagas en los bancos de sangre, una enfermedad endémica, transmitida por un insecto (vector), comúnmente conocido como chinche.
En el país acuden a donar sangre unos 70.000 donantes por año y de estos se logran confirmar entre 30 a 40 casos por año. Según los datos actualmente la prevalencia en donantes es de un 0,03%. “Se considera baja, pero hay que tomar en cuenta que esa estadística es producto del tamizaje de la sangre donada y por tratarse de una enfermedad silenciosa lo importante es mantenerla bajo vigilancia”, señala el Microbiólogo.
El mal se transmite por las heces u orina del insecto con el parásito Trypanosoma crusi
El principal mecanismo de transmisión del mal de Chagas en zonas endémicas es a través de las heces u orina del insecto conteniendo el parásito Trypanosoma crusi (80% de los casos). También se puede dar la transmisión por transfusión sanguínea, en forma congénita (de la madre al feto), por trasplante de órganos y por vía oral por medio de alimentos contaminados.
Cuando el insecto pica, chupa sangre y defeca. Son sus heces las que transmiten la enfermedad, la persona se puede rascar el piquete lo que permite el ingreso del parásito en el cuerpo, sin embargo, también puede ingresar a través de heridas previas o a través de las mucosas o conjuntiva.
En nuestro país el principal vector es el Triatoma dimidiata el cual se distribuye en prácticamente todo el territorio con una mayor concentración en zonas como el Valle Central (sur de las provincias de Alajuela y Heredia, así como el norte de San José). En el pasado era más frecuente encontrar a este vector por el tipo de construcción que se utilizaba como bahareque, madera y similares lo que favorecía que esos insectos colonizaran esas viviendas.
Actualmente, el tipo de construcción de concreto ha facilitado la disminución de la colonización del insecto, aunque se puede encontrar en el campo, zonas secas, con muchos árboles y lotes baldíos, favorecido por la presencia en esos sitios de algunos mamíferos que son reservorios de la enfermedad como roedores, zorros e inclusive animales domésticos como perros y gatos.
Alerta ante presencia de insectos
El Microbiólogo advierte que la lucha contra esta enfermedad inicia en las casas, cuando la persona identifica al insecto en su vivienda. Si la persona es picada puede presentar una roncha conocida como chagoma de inoculación por lo tanto se recomienda acudir a un centro médico para la toma de la muestra.
También es recomendado que, si la persona encuentra insectos en su vivienda o alrededores, realice una limpieza frecuente del área, evitando el acúmulo de materiales como leña o madera que no sean movilizadas por mucho tiempo, ya que esto atrae al insecto para colonizar y reproducirse en esos sitios. También es importante evitar la presencia de animales domésticos como perros en el domicilio, lo ideal es que estén fuera de las viviendas y evitar construir gallineros cerca de las viviendas ya que las gallinas son una excelente fuente de alimentación para los insectos, con lo cual podrían ingresar a las viviendas
Cuando la persona se infecta con esta enfermedad desarrolla una fase aguda que un 90% de las personas no hay presencia de síntomas, el 10% restante puede presentar síntomas como fiebre, dolor de cabeza, dolor de cuerpo.
El Microbiólogo señala que una persona puede vivir con el parásito y este proceso presenta dos fases: la Aguda puede durar hasta 3 meses, la segunda fase es la Indeterminada o Latente donde el parásito se oculta en los tejidos y que a futuro algunos pacientes pueden desarrollar una fase crónica con síntomas más severos, sobre todo a nivel cardiaco o digestivo y que incluso pueden llevar a la muerte.
Por esta razón es importante realizar una detección temprana, en la fase aguda que es cuando el tratamiento es efectivo ya que en la fase crónica no lo es y donde el daño que se produce es irreversible añadió el Microbiólogo.
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