
Por: Pilar Gutiérrez, vecina de Cartago
Una mañana de abril me di cuenta de que fui víctima de robo. Me desperté a la hora habitual para llevar a mi hijo al colegio, y después de ver algunas cosas extrañas me percaté que mi familia pasaba a ser una más de las que engrosan las estadísticas de robos en casas.
Los dos ladrones se habían introducido en mi casa en la madrugada, a través de una ventana y mientras dormíamos se habían llevado un teléfono, una computadora y un Play Station. Afortunadamente, no nos dimos cuenta mientras caminaron por nuestra casa, y no hubo daños físicos, solo materiales.
Una vez llamada la policía, nos indicó que debíamos presentarnos ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) del sector que corresponde a la ubicación de la casa.
Teníamos mucha información: las cámaras de la vecina habían captado a los dos ladrones y el celular de mi hijo tenía un rastreador, por lo que podíamos saber a qué hora habían salido del condominio, qué camino habían tomado los ladrones e incluso la zona en la que estaba el celular, y dónde estuvo durante varias horas, antes de terminar en lo que el localizador identificó como La Cueva de San José o locales cercanos con un rango de 10 metros aproximadamente.
Qué debe saber antes de ser víctima de robo
En el OIJ me explicaron que para recuperar cualquier electrónico se debe tener el código IMEI del teléfono o la tableta y facturas de compra. Por lo que conviene guardar la caja original del producto, o al menos tomarle una foto al código para poderlo recuperar.
Al pasar los días, mediante las redes sociales me enteré, que hubo un par de robos con patrones muy similares al nuestro, en nuestra zona. Me comunique con los afectados. Las similitudes eran sorprendentes. Cuando pensaba que el caso había sido abandonado, recibí un correo del OIJ que me indicaba que tenía un agente asignado a mi caso. Le envié todo el material recopilado, incluso los videos y fotos de los robos similares.
Algunos días después, para mi sorpresa, el agente del OIJ me indicó que debo presentarme a Fiscalía para hacer la declaración, porque habían apresado al individuo que aparece captado más fielmente por las cámaras durante los robos. Estaba bien identificado, y tenía su historial delictivo.
Una vez en la Fiscalía, sentía que la situación estaba algo confusa, sobre todo porque traían al individuo para un reconocimiento facial, y al haberlo visto solo a través de cámaras, según la ley no puede hacerse reconocimiento facial.
La presentación de las experiencias vividas por las familias víctimas fueron dadas por separado. Volví a dar la declaración y luego una fiscal me entrevisto a profundidad. Posteriormente, me fui para mi casa, sintiendo la satisfacción de haber contribuido a encerrar a un individuo que era peligroso para la comunidad.
Tan solo unas horas después recibí la llamada del agente del OIJ: al individuo ya lo habían soltado. Hubo un mal análisis de los videos de los robos por parte del OIJ, e incoherencias en una de las declaraciones por “la forma” y no por el fondo, el individuo fue puesto en libertad y sigue recorriendo las calles de la comunidad. De hecho, ya de nuevo se volvió a meter a robar al condominio.
En fin, como dice el dicho, fue un alegrón de burro. No pretendía recuperar nada, pero quería que se hiciera justicia y quería buscar la paz de la comunidad que sigue siendo víctima de los robos y de la pérdida de la paz gracias a que por error, el OIJ no logró consignar bien los datos.
Lecciones de una víctima de robo
Me tomo el tiempo para escribir estas líneas porque quiero compartir algunas lecciones aprendidas en el proceso y buscar posibles soluciones:
- Juntos podemos hacer más que aislados. Yo vivo en un Condominio con buena seguridad. Pero ninguna muralla es bastante alta, ningún sistema de seguridad lo suficientemente sofisticado para ser completamente inexpugnable. No podemos pensar que, aunque los alrededores sean inseguros, en nuestras casas vamos a librarnos del mal. Tenemos que involucrarnos con los vecinos y las comunidades.
- Debemos apoyar al sistema de justicia. Aunque sobran razones para ser escépticos con el sistema de justicia penal, debemos seguir haciendo lo correcto y cooperando con éste. Si bien mi caso no se resolvió, otros sí se han resuelto, y tal vez, los procesos de una persona les sirvan a otros casos. Me niego a sentirme completamente derrotada.
- Es importante ser rigurosos. En cuanto al sistema penal, debe haber mayor rigurosidad en los procesos, los pequeños y medianos errores que cometen algunos de los empleados públicos deben irse puliendo y los implicados, incluyendo a las víctimas, pueden traerse abajo, investigaciones que estaban bien encaminadas por exagerar, mentir o no contar con los detalles necesarios. Cada uno de los implicados -incluyendo las víctimas- debe hacer bien su trabajo.
Tenemos todos el derecho de vivir seguros en nuestros hogares, en nuestras comunidades. Las víctimas de robo sabemos el estado de impotencia y de indefensión que se siente. El hogar, que debe ser un lugar seguro, que resguarde a la familia y sus bienes, cuando es transgredido, acaba con el sentimiento de seguridad y esto nos altera como personas, como familias y como sociedad.
También le puede interesar: Pereza o procrastinación
Síganos en: Instagram | Facebook | X | Youtube
- Fui víctima de robo y aprendí tres lecciones - 1 de julio de 2025
- Plantan 120 árboles en Puriscal como parte de compromiso ambiental - 30 de junio de 2025
- Claves para programar el cerebro y formar hábitos - 30 de junio de 2025
Comentarios