Por: Dr. Luis Montoya Salas, Comunicólogo
Definición propia de “prensa canalla”: Estigma de origen emocional, sin fundamento histórico ni filosófico; utilizado, exclusivamente, en Costa Rica por la máxima autoridad de gobierno para calificar mensajes difundidos por determinadas empresas periodísticas, considerados inaceptables, por él.
La carencia de rigurosidad semántica del vocablo “prensa canalla” lo vuelve volátil. Así, en ausencia o pérdida de autoridad y poder por su creador, existen grandes posibilidades de su extinción, por desuso.
La historia de la prensa como hecho social no es exclusiva de este pequeño país, Costa Rica. Un individuo, sin embargo, no le da mayor valor. Y, por el contrario, se abroga la autoridad de imponer su propia percepción sobre la prensa local como la única verdadera y exclusiva. Y un grupo significativo de la población lo sigue, ciegamente.
Tal nivel reduccionista desnudaría al “pontífice” mirándose en el espejo de un segmento social ignorante respecto del invaluable aporte de la prensa al proceso de civilización occidental desde el inicio del siglo XVII: impulso al desarrollo de la educación, de la cultura; mejoras sustantivas en el nivel de vida; creación de los sistemas de correos y distribución de noticias; creación del principio de la identidad territorial gracias a la socialización de los medios informativos en comunidades alrededor del mundo occidental; aportes incuestionables al alfabetismo a nivel global; configuración del régimen de opinión pública, a contrapelo de las confrontaciones ante el poder instaurado, en defensa de libertades como la libre expresión y la libertad de comercio, entre otras tantas.
Sin saberlo, quizás, se obligaría a los incautos a tragarse de un sorbo amargo, la frases estigmatizadora de “prensa canalla” negando el inmenso esfuerzo realizado por las empresas periodísticas de modernizar sus sistemas de impresión y difusión ( en un afán por alcanzar a grandes y diversos públicos consumidores) brincando de las hojas impresas en linotipia, al offset, hasta alcanzar el punto máximo tecnológico de la impresión en 3D y la implantación masiva de la IA cuyos primeros pasos fueron dados en los años 40 del siglo XX por el norteamericano McCulloh, creador también de la biónica. Sumemos la telemática, la informática, la computación, el internet como impulsores del salto cuántico hacia la imparable innovación tecnológica en el campo de la radiodifusión y la televisión.
Redes sociales: un antídoto para la “prensa canalla”
“La historia de la prensa es la historia de su confrontación con el poder”, sostiene Pierre Albert, uno de los más grandes exponentes franceses de la historia de la prensa. Desde sus orígenes, la prensa debió defenderse de las monarquías. Luego, del poder político. Y más tarde, con el desarrollo de la industrialización, de las ideologías de todo orden asociadas al poder económico, hasta sucumbir en sus garras. En diferentes períodos de la historia occidental, el bucolismo ingenuo pretendió cambiar a la sociedad amparándose en una pseudo creencia del IV Poder. Hoy, ese pseudo poder ha decaído ante el empuje de la omnipresencia de las redes sociales, cuya mayor virtud es la de no depender más de la llamada “prensa tradicional” para conocer cuanto acontece en los patios del palacio criollo y más aún, a nivel global, planetario.
A partir de inicios del siglo XX, con el desarrollo industrial aparecieron las empresas periodísticas con tirajes millonarios de a centavo de dólar caracterizadas por el amarillismo y el sensacionalismo como el motor de su popularidad. Su acumulación de poder económico obligó a los dueños de los periódicos a asociarse con grupos de poder extasiados por la influencia de la gran prensa sobre millones de consumidores de noticias. Al señalamiento connotativo y culpable del sensacionalismo y el amarillismo se sumó el de “prensa vendida”. Y Costa Rica no fue la excepción.
Las funciones tradicionales de la prensa se resquebrajan
Entonces, a partir del año 2010, empezó a resquebrajarse todo el espectro tradicional de los hábitos, la necesidad, los servicios sociales, culturales y las funciones de la prensa: (1) vigilando las conductas políticas y sociales; (2) uniformizando el pensamiento social en torno a la agenda setting de todas las empresas periodísticas (orquestadas, cuando las amenazas al sistema así lo exigían); (3) informando sobre aquellos hechos cotidianos de interés de los dueños del Universo mass-mediático costarricense. Atrás quedaron los principios sólidamente constituidos por más de 70 años en Costa Rica y en todos los países occidentales.
El resultado está a la vista: caída en picada de la credibilidad y del número de consumidores de la otrora imponente “La Nación”, de “Teletica”, de Repretel, además de los radio-noticiarios Monumental, Columbia, entre otros.
Corolario
El rápido recorrido por la trayectoria de la prensa como sistema informativo en Costa Rica, confrontada con la realidad actual del Universo Mass-mediático saca a flote los obligados cambios significativos, estructurales y funcionales tanto de las estrategias editoriales, políticas y empresariales de la prensa nacional, como los hábitos de los nuevos consumidores de noticias.
Ante este panorama se puede afirmar que: el valor de percepción y aceptación de la “prensa tradicional” han caído estrepitosamente, no obstante los sellos de solemnidad, deferencia, credibilidad e influencia sobre la vida nacional de la cual gozó por siete décadas. Tal realidad opaca y hace innecesario el estigma: “prensa canalla”.
Si esta percepción es correcta, la cruzada chavista por destruir a las empresas periodísticas costarricenses tradicionales con el estigma “prensa canalla” lograría efectos contrarios a los esperados. En efecto. Antes de Chaves, ya se percibían altibajos en los contenidos, volumen de páginas en los periódicos y clientes, así como caída en la publicidad de la radio y televisión nacionales.
Las salidas constantes del presidente Chaves secundadas por algún abogado otrora prominente y de sus fieles seguidores habrían contribuido a darle nuevos hálitos de vida, respiración de salvamento, conforme con el principio elemental de la comunicación fascista: “hablen de mí, no importa que sea en contra. Pero que hablen”.
Y si el estigma “prensa canalla” está estrechamente ligado a la imagen del presidente Chaves, así se extinguiría cuando este personaje pierda poder, autoridad y vigencia.
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