Por: Luis Fernando Calvo, Centro de Estudios Tepeyac
Pocos nombres han sido tan manipulados en tiempos recientes, en algunos círculos especialmente, como el de Overton y su dichosa ventana. Pero quienes lo hacen, de seguro llevan a cuestas las mejores intenciones que podamos pensar, pero yerran tanto en sus premisas como en sus conclusiones. Así, dicen que Mr. Overton ha diseñado el sistema perfecto para la legalización de las peores perversiones imaginables como son la pedofilia y el canibalismo, entre otras.
Y es que, ante este tipo de aseveraciones, lo primero que debería suceder es eliminar lo mitológico y legendario para adherirnos exclusivamente a lo que se puede decir con certeza acerca de la ventana de Overton. En mi opinión, desechar el modelo, solo porque éste haya sido asociado con prácticas innobles, sería un error de los emprendedores sociales, centros de pensamiento, académicos, que puedan beneficiarse de la lógica inherente a la ventana.
¿Quién era Joseph Overton?
Mr. Overton era Vicepresidente del Mackinack Center for Public Policy, un think-tank de línea liberal con sede en Estados Unidos. El ideó este sistema como un medio descriptivo y no como una táctica per se del cambio social. Overton no propuso el medio para legalizar perversiones, simplemente propuso un sistema de análisis de la realidad para promover el avance de las ideas. ¿Cuáles ideas? Cualesquiera. Pero desde donde él estaba sentado, ciertamente tenía interés en promover ideas liberales (libre mercado y gobierno limitado). Nuestro autor fallece repentinamente en un accidente aéreo en el estado de Michigan en el año 2003.
¿En qué consiste la ventana de Overton?
Es un modelo para la implementación de nuevas políticas públicas. La ventana circunscribe aquellas ideas que son aceptables en un momento dado en el ámbito político, susceptibles de ser aprobadas. Aquellas ideas que están dentro de la ventana, ergo son visibles, gozan de aceptación cultural y social, y por tanto, los políticos y tomadores de decisiones tendrán el incentivo electoral para avanzar en esa línea. A su vez, las ideas o planteamientos que están fuera de la ventana son consideradas radicales por la sociedad en general y los votantes en particular, por lo que tendrá pocas o nulas posibilidades de avanzar en el sistema político.
A través de este modelo descriptivo, Overton describe cómo los centros de pensamiento y emprendedores sociales pueden determinar qué ideas pueden ser aceptadas en el corto plazo. También recomienda la valoración de estrategias de largo plazo para aquellas ideas, deseables según el operador político social, pero que carecen de aceptación generalizada.
Ejemplos de este modelo de análisis
Un aporte relevante de este modelo de análisis y que ayuda a la planeación de estrategias de cambio cultural es que el modelo presupone que el cambio cultural antecede al cambio político y no al revés. Recuerda además cómo los medios que crean cultura son aquellos que puedan movilizar la ventana de Overton hacia ideas que antes no hubiesen sido aceptadas. Propone, a través de este modelo, que salvo casos excepcionales rayando en lo heroico, los políticos no estarán dispuestos a tomar decisiones que no gozan de aceptación general, por lo que los esfuerzos de quienes desean ver cristalizadas esas ideas, que a hodierno no son valoradas positivamente, consistirá en realizar esfuerzos, desde los medios, la academia, los centros de pensamiento, el arte, teatro, en general la cultura, para ir cambiando la percepción social sobre su idea, para que ésta eventualmente sea aceptable por quienes deciden sobre políticas públicas.
Pretender, por tanto, que la ventana de Overton es una herramienta para legalizar lo impensable, es no solamente injusto con la memoria de su creador, sino que además es falaz e irresponsable. La ventana, como tal, es éticamente neutra, ya que no realiza disquisiciones morales o éticas sobre la bondad o maldad intrínseca a la propuesta de política pública, simplemente plantea cómo puede darse el cambio social y cultural y de allí organizar el trabajo para que esto sea posible.
En resumen, la esencia de la ventana de Overton es que las políticas públicas de mañana son aquellas que son aceptadas hoy socialmente. Lo que digan los políticos, por razones electorales, queda supeditado al criterio y parecer de las mayorías votantes.
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