Por: Efraín Miranda Carballo,CONAPE
El encierro por pandemia, demanda muchos retos para la educación superior universitaria. Uno de ellos y quizá, el más importante, es propiciar escenarios para evitar la deserción de estudiantes. Sobre todo, porque el encierro, sigue generando afectaciones que impactan la economía de las personas y, por ende, sus posibilidades de estudio.
Estudiar una carrera, en medio de un escenario de inestabilidad económica como el que vivimos, se vuelve un reto mayor, porque es claro que miles de familias no cuentan con los mismos recursos de antes, para poder hacerle frente a muchas de sus necesidades, entre ella: el estudio.
Impulsar la formación de profesionales, en medio de esta coyuntura, es un tema país. Porque no podemos perder de perspectiva, que la educación superior es la clave para reconstruir una sociedad, como bien lo mencionó recientemente la UNESCO.
Este organismo, señala que en América Latina y el Caribe, “existen aproximadamente 25 millones de estudiantes de educación terciaria afectados por la pandemia” y advierte que el impacto del apagón educativo en la educación superior, se verá dentro de 20 años.
Pero no podemos esperar dos décadas, tenemos que buscar soluciones desde ya, que permitan reforzar la educación superior y promover la formación de más profesionales.
Como país, si queremos impulsar el desarrollo socioeconómico y contribuir con la reconstrucción de una sociedad golpeada durante más de dos años, es indiscutible que el impulso a la educación es la clave.
Actualmente, las desigualdades en este plano son más visibles. Porque las posibilidades económicas y hasta tecnológicas, no son iguales para todos, lo que restringe el acceso de muchos jóvenes, a la posibilidad de estudiar una carrera.
En línea con eso, desde la Comisión Nacional de Préstamos para Educación, hemos realizado grandes esfuerzos, para ofrecer recursos a quienes menos tienen. Nuestro único objetivo es impulsar la formación de profesionales, porque tenemos claro que generando conocimiento, es como un país mejora.
Pese al escenario económico inestable, con grandes aumentos en el costo de la vida, desde hace casi dos años mantenemos la misma tasa de interés, la más baja del mercado y de tan solo un 4,5%. Esta es una de nuestras más grandes formas de apoyar a los estudiantes que necesitan un crédito educativo, para cumplir su meta profesional. Porque queremos impulsarlos a seguir con sus estudios y a no detenerse, pese a la coyuntura actual.
Recientemente, la UNESCO hizo un llamado para crear un mundo más equitativo. También, por el progreso hacia la democratización de la internacionalización.
No hay duda de que los jóvenes deben seguir estudiando y, como país, debemos continuar propiciando las condiciones que así lo permitan. En Costa Rica, cada año más de 3.000 jóvenes adquieren un crédito educativo en CONAPE. Se trata de miles de estudiantes que pronto serán profesionales y cuyo conocimiento estará al servicio del país.
Sabemos que las condiciones económicas individuales son difíciles y que, en general, el panorama financiero nacional, es incierto. Pero es momento de hacer un llamado a la población, para que sigamos apoyando, desde cada una de nuestras áreas de acción, a la educación superior.
El país cuenta con recursos para favorecer el financiamiento de carreras, en condiciones accesibles, y no podemos desaprovecharlos.
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