Por: María Lourdes Ugalde Chacón, educadora
Niñito Jesús:
Ya perdí la cuenta de hace cuántos años no te escribo. Tampoco me acuerdo del momento en el que dejé de creer que eras quien ponía los regalos en la cama o debajo del árbol los 24 de diciembre en la noche, donde los encontraba al volver de visitar a mis abuelitos.
De lo que sí me acuerdo muy bien es de lo increíblemente mágica y perfecta que creía que era la Navidad. Quizás eso tenía que ver con que de niña te pedía mucho, pues creía que nada te limitaba. Nunca te pedí poquito por ser “considerada” o por sentirme poco merecedora. Tampoco pensaba si te alcanzaría para complacerme. Siempre estuve muy segura de que podía darle rienda suelta a mi creatividad y pedirte lo que se me ocurriera… y eso nada tenía que ver con que siempre me complacieras en todo.
La ilusión por recibir lo que me habías traído era insuperable. Lo paradójico de esto es que en nada me importaban ni el tamaño de tu respuesta ni si habías respondido a cada una de mis peticiones… siempre lograbas hacer mis ojos brillar y que dejara todo de lado para abrir mis regalos y perderme en ellos durante horas. Nunca pregunté por qué habría faltado algo de la lista; jamas pensé en si estaba creyéndote más de la cuenta o en si yo tenía algo que ver con que hubieras sustituido alguno de mis regalos por algo distinto. Es que no necesitaba darle “check” a cada una de mis peticiones para que tu visita a mi casa me pareciera increíblemente “mágica”. Al año siguiente, igual volvería a a pedir todo lo que me daba la gana.
Recordar cada una de esas llegadas me endulza la vida. Y es que la Navidad siempre fue una época en la que mis sueños se hacían realidad, ¡aunque cambiaran de nombre! Eran los días en los que todos estaban felices y también la época en la que empecé a sentir que el corazón se me ensanchaba al cantarte.
Quiero decirte que hoy, de adulta, no se me olvidó escribirte, sino que ahora mi carta es diferente.
Mi petición de hoy es volver a creer en Ti como cuando era chiquita. Deseo con todas mis fuerzas pensar que eres el Jesús de cuando era pequeñita… hoy también deseo volver a entender que lo que sea que me des como respuesta a mis peticiones hará brillar mis ojos. Pido para mí, para mi familia y amigos que la Navidad sea una oportunidad para recomenzar, para reflexionar, para marcar metas y trazarse propósitos. Que la celebración de tu nacimiento marque también el nacimiento en nosotros de la ilusión, la esperanza y la fe de los niños.
Gracias porque cuando respondes, haces siempre mis sueños realidad… aunque cambien de nombre.
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