
Por: Rocío Solís Gamboa, experta en Niñez y Adolescencia
Es necesario que entendamos cuál es la responsabilidad de ser papá o mamá.
De camino a casa, me encontré con una frase sencilla, pegada en el parachoques de un carro, pero que dejó una profunda huella en mi pensamiento, y es que pocas frases resumen con tanta claridad la gran diferencia entre engendrar y formar:
Cualquiera puede ser padre o madre, pero se necesita algo especial para ser papá o mamá.
Vivimos tiempos acelerados, complejos y muchas veces desafiantes. En medio del ruido cotidiano, a veces olvidamos que el papel más importante que podemos ejercer no tiene título universitario ni horario definido: ser papá o mamá, en el sentido más comprometido y amoroso de la palabra.
Porque formar a un hijo o hija con carácter positivo no es una tarea menor. En manos de los padres y madres está, ni más ni menos, el futuro de las naciones. Lo que hoy sembremos en casa, en valores, límites, afecto, presencia y ejemplo, será el mundo que nuestros hijos construirán mañana. Esa visión del futuro que ellos tendrán dependerá, en gran medida, de cómo nos ven actuar, de cómo respondemos ante las adversidades, de cómo tratamos a los demás y de cómo los formamos cada día, sin descanso.
Ser papá o mamá no es solo un rol afectivo
Es también una posición de liderazgo. Y como todo liderazgo, conlleva una enorme responsabilidad. La estructura familiar les otorga a los padres un poder que puede marcar la diferencia: el poder de influir para bien, de enseñar con firmeza y ternura, de inspirar con el ejemplo. Se trata de convencer a los hijos de que vale la pena esforzarse, ser íntegros, respetar al prójimo, y apostar por una vida con propósito.
Pero también existe la otra ruta: la de la indiferencia, la de soltar el timón y dejar que los hijos se enfrenten solos a un mundo cada vez más hostil y negativo, sin brújula, sin anclas, sin red. Y ese, lamentablemente, es un camino que demasiadas veces se toma por omisión.
La frase de aquel parachoques no solo me pareció emotiva; me pareció un llamado urgente a reflexionar. Porque ser papá o mamá, cuando se asume con conciencia, es un acto de amor y valentía que transforma vidas. Y quizás, en el fondo, también sea lo que transforme al mundo.
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