La FDA modificó su autorización de uso de emergencia para la vacuna Covid-19 de Pfizer-BioNTech para permitir una dosis de refuerzo para niños de 5 a 11 años.

La “evaluación de seguridad” de la FDA para la dosis de refuerzo en niños pequeños se basó en un estudio de sólo 400 niños, y no se celebró ninguna reunión con el Comité Asesor de Vacunas y Productos Biológicos Relacionados.

La vacuna de refuerzo debe administrarse al menos cinco meses después de haber completado la serie primaria de dos dosis. Sin embargo, a menos de un tercio -sólo el 28,8%- de los niños estadounidenses de este grupo de edad se les han puesto las dos primeras dosis de esta terapia genética experimental.

“Dado que estos niños tienen la tasa de vacunación contra el coronavirus más baja de todos los estadounidenses que cumplen los requisitos, [ya que la mayoría de los padres han evitado vacunar a sus hijos] los expertos en salud pública no esperan que se produzca una avalancha de personas pidiendo la dosis de refuerzo”, informó The New York Times.

La pésima eficacia de las inyecciones de Covid-19 disminuye rápidamente

Las vacunas de refuerzo suelen promoverse porque las vacunas iniciales no funcionan como estaba previsto.

Este es ciertamente el caso de las inyecciones Covid-19 que han resultado tener tasas de efectividad desastrosamente bajas, del 12%, según una investigación realizada por el Departamento de Salud del Estado de Nueva York (SNY).

En su justificación de por qué se necesita ahora una dosis de refuerzo para los niños, el Dr. Peter Marks, director del Centro de Evaluación e Investigación Biológica de la FDA, dijo:

Desde que se autorizó la vacuna para niños de hasta 5 años de edad en octubre de 2021, los datos emergentes sugieren que la eficacia de la vacuna contra Covid-19 disminuye después de la segunda dosis de la vacuna en todas las poblaciones autorizadas.

Entre el 13 de diciembre de 2021 y el 24 de enero de 2022, los investigadores del SNY analizaron los resultados entre 852.384 niños de 12 a 17 años y 365.502 niños de 5 a 11 años a los que se les habían puesto dos dosis de las vacunas.

La eficacia disminuyó rápidamente entre los niños de 5 a 11 años, pasando del 68% a sólo el 12%.

La protección contra la hospitalización también disminuyó, del 100% al 48%. Sólo entre los niños de 11 años, la eficacia de la vacuna se redujo al 11%, según reportó CNBC.

La escasa respuesta se achacó a las discrepancias de dosis entre los grupos de edad, ya que los niños de 5 a 11 años reciben dos inyecciones de Pfizer de 10 microgramos, mientras que los de 12 a 17 años reciben inyecciones de 30 microgramos.

Eficacia de vacuna Covid-19 llega a 28,9% en segundo mes

Un estudio de los CDC también descubrió que la eficacia de dos dosis de las vacunas Covid-19 de Pfizer contra la infección sintomática por Covid-19 “fue modesta y disminuyó rápidamente” desde diciembre de 2021 hasta febrero de 2022. El estudio descubrió que entre dos y cuatro semanas después de la segunda dosis de las vacunas Covid-19 de Pfizer, la eficacia era del 60,1% entre los niños de 5 a 11 años. Esta cifra se redujo a sólo el 28,9% en el segundo mes. Una tendencia similar se observó entre los adolescentes de 12 a 15 años. La eficacia de la vacuna entre dos y cuatro semanas después de la segunda dosis de las vacunas fue del 59,5%, y se redujo al 16,6% durante el segundo mes.

Entre los adolescentes que recibieron una dosis de refuerzo, la eficacia volvió a subir al 71,1% entre dos y seis semanas y media después, pero no se ha revelado qué ocurrió después.

Si los datos de los adultos son una indicación, el aumento de la eficacia de la dosis de refuerzo también será de corta duración.

Entre los adultos, entre cuatro y cinco meses después de la dosis de refuerzo , la protección contra las visitas al servicio de urgencias y los cuidados urgentes debidos a Covid-19 disminuyó hasta el 66%, y luego cayó a sólo el 31% después de cinco meses o más después de la inyección de refuerzo.

El ensayo de la dosis de refuerzo para niños no evaluó su eficacia

La decisión de la FDA de permitir una dosis de refuerzo para los niños se basó en un ensayo en curso de Pfizer, el mismo que utilizó para autorizar la primera serie de inyecciones de Covid-19 en el grupo de edad de 5 a 11 años.

Se evaluaron las respuestas de los anticuerpos en sólo 67 sujetos que recibieron una vacuna de refuerzo entre siete y nueve meses después de la serie primaria de dos dosis. “El nivel de anticuerpos contra el virus del SARS-CoV-2 un mes después de la dosis de refuerzo se incrementó en comparación con antes de la dosis de refuerzo”, señaló la FDA.

Sin embargo, todavía no hay datos sobre si la dosis de refuerzo es eficaz contra el Covid-19, y si la eficacia disminuirá rápidamente, como ha ocurrido con todas las vacunas anteriores.

The New York Times también informó que “en el ensayo clínico de Pfizer-BioNTech, los niños mostraron un aumento de seis veces en los niveles de anticuerpos contra la versión original del virus un mes después de que se les pusiera la dosis de refuerzo, en comparación con un mes después de que se les pusiera una segunda dosis. Los análisis de laboratorio de las muestras de sangre de un minúsculo subgrupo de 30 niños también mostraron un nivel 36 veces mayor de anticuerpos neutralizantes contra la variante Omicron en comparación con los niveles después de sólo dos dosis. El estudio no mostró la duración de los anticuerpos ni probó la eficacia contra el Covid-19”.

Elevar artificialmente los anticuerpos tiene un coste

Además, la idea de que el aumento de los anticuerpos equivale a tener protección contra las enfermedades y una mejor salud es errónea.

Los anticuerpos inflados artificialmente envían a su cuerpo la señal de que siempre está infectado, y la respuesta inmunitaria resultante podría resultar perjudicial para su salud.

En concreto, el sistema inmunitario adaptativo genera anticuerpos que se utilizan para luchar contra los agentes patógenos que el organismo ha encontrado previamente.

Durante las infecciones normales, el sistema inmunitario celular produce fiebre alta y aumentos temporales de las células T, junto con anticuerpos elevados contra la infección, que se disipan gradualmente.

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El Dr. Ali Ellebedy, profesor asociado de patología e inmunología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis, explicó: “Es normal que los niveles de anticuerpos bajen después de una infección aguda, pero no bajan a cero; se estabilizan”. Esta es una respuesta normal y no es una medida de disminución de la inmunidad.

Por el contrario, en repetidas ocasiones, inflar artificialmente los anticuerpos con vacunas de refuerzo tiene un coste y puede llevar a una “zona de muerte”, acelerando el desarrollo de enfermedades autoinmunes como el Parkinson, la enfermedad de Kawasaki y la esclerosis múltiple, según el líder tecnológico y analista de Covid-19, Marc Girardot, que insta a abandonar la “zona de muerte” de la vacunación antes de que sea demasiado tarde.

Se sabe, por ejemplo, que la aparición de ciertas enfermedades autoinmunes se produce a la vez que se dan niveles elevados de anticuerpos.

Además, las inyecciones de Covid-19 entrenan a su cuerpo para producir anticuerpos singulares para una proteína de espiga o pico y no pueden compararse con la protección proporcionada por la inmunidad natural, la cual se produce tras la recuperación de una enfermedad.

La inmunidad natural es mejor que la vacunación

En conversación con Daniel Horowitz, el patólogo Dr. Ryan Cole explicó que la infección natural produce una amplia inmunidad que no puede ser igualada por la vacunación:

Una infección natural induce cientos y cientos de anticuerpos contra todas las proteínas del virus, incluyendo la envoltura, la membrana, la nucleocápside y la espiga.

Docenas y docenas de estos anticuerpos neutralizan el virus cuando se lo encuentran de nuevo. Además, debido a la exposición del sistema inmunitario a estas numerosas proteínas (epitomas), nuestras células T también montan una sólida memoria.

Nuestras células T son los ‘marines’ del sistema inmunitario y la primera línea de defensa contra los patógenos. La memoria de las células T de los infectados por el SARSCOV1 ha durado 17 años y sigue funcionando.

Dr. Robert W. Malone

El Dr. Robert Malone, inventor de la tecnología de la plataforma central de la vacuna de ARNm, también declaró:

Cuando se trata de Covid-19, los funcionarios de salud pública han minimizado e ignorado sistemáticamente la inmunidad natural entre los niños. Sin embargo, 81 estudios de investigación confirman que la inmunidad natural contra el Covid-19 es igual o superior a cualquier “inmunidad vacunal.

Las inyecciones Covid-19 provocan insuficiencia hepática y otros efectos adversos graves

Un número preocupante de informes de casos describen el desarrollo de hepatitis inmunomediada y autoinmune en los días y semanas posteriores a las inyecciones de Covid-19.

Un equipo de 14 investigadores recopiló datos de casos de este tipo procedentes de 18 países, e identificó a 87 pacientes con una edad media de 48 años que desarrollaron una lesión hepática similar a la hepatitis autoinmune tras una inyección de Covid-19.

Por lo general, la lesión hepática se diagnosticó 15 días después de la inyección. La mayoría de los casos (59%) se atribuyeron a la vacuna Covid-19 de Pfizer, mientras que el 23% se relacionó con la vacuna de Oxford-AstraZeneca y el 18% con la de Moderna.

Todos los pacientes del estudio se recuperaron de la lesión hepática tras el tratamiento, excepto uno. Ese hombre desarrolló una insuficiencia hepática y tuvo que someterse a un trasplante de hígado.

Los investigadores concluyeron que:

La vacunación contra el SARS-CoV-2 puede asociarse a una lesión hepática. El tratamiento con corticosteroides puede ser beneficioso en aquellos con características inmunomediadas o hepatitis grave. El resultado fue generalmente favorable, pero la lesión hepática asociada a la vacuna provocó una insuficiencia hepática fulminante en un paciente.

Los niños pequeños también están desarrollando una hepatitis grave a un ritmo inusualmente alto y nadie sabe por qué, según informó NBCNews.

No está claro cuántos de los niños han recibido inyecciones de Covid-19, pero los investigadores sugieren que la infección leve o asintomática de Covid-19 podría haber dejado proteína de espiga o pico que está actuando como un “superantígeno ” y desencadenando que el sistema inmunitario reaccione de forma exagerada ante otros virus, como el adenovirus-41F, que está causando daños en el hígado, según reportó Reuters.

Si ese es el caso, la proteína de espiga o pico que circula en el cuerpo después de las inyecciones Covid-19 también podría ser problemática, especialmente porque “las vacunas de ARNm promueven la síntesis sostenida de la proteína de espiga o pico del SARS-CoV-2″.

También se han notificado otros efectos adversos preocupantes

Un estudio publicado en la Revista Nature, por ejemplo, reveló que las llamadas al Servicio Nacional de Emergencias Médicas (SEM) de Israel por paro cardíaco y síndrome coronario agudo aumentaron más del 25% entre los jóvenes de 16 a 39 años de enero a mayo de 2021, en comparación con el mismo período de tiempo en 2019 y 2020.

La tasa de casos de Covid-19 es mayor entre los niños inyectados

Los niños corren un riesgo extremadamente bajo de padecer una enfermedad grave a causa de Covid-19, lo que hace que las recomendaciones de vacunación, y ahora las dosis de refuerzo, entre esta población sean muy cuestionables, incluso absurdas.

“Las investigaciones demuestran que no hay ningún beneficio para los niños a los que se les pone la inyección de COVID y, de hecho, las inyecciones pueden causar daños potenciales, efectos adversos y la muerte. Según los datos de los ensayos del propio estudio de Pfizer, la probabilidad de muerte en los niños por la inyección es 107 veces mayor que la muerte por COVID”, declaró Malone.

Los propios datos de los CDC también muestran que desde febrero, las tasas de casos de Covid-19 entre niños a los que se les han puesto dos vacunas Covid-19 han sido más altas que las tasas entre los niños a los que no se les pusieron las vacunas.

“Es la primera vez que los CDC registran una tasa de casos más alta entre niños pequeños totalmente vacunados desde que se recogieron los datos por primera vez en diciembre de 2021″, dijo Malone, y quizás sea un presagio de lo que está por venir.

Añadir una dosis de refuerzo a las ya peligrosas, inefectivas y defectuosas recomendaciones de la vacuna Covid-19 para los niños sólo echará más leña al fuego.

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