Cuando en 2012 se firmó la Ley de control de tabaco y sus efectos nocivos a la salud (Ley 9028) muchos sectores relacionados a la salud pública festejaron que Costa Rica finalmente instrumentalizara las recomendaciones del Convenio Marco de la OMS para el Control de Tabaco (CMCT), ratificado en 2008.
La Licda. Teresita Arrieta, del IAFA; Dra. Wing Ching Chan Cheng, de la CCSS y Dr. Roberto Castro, del Minsa. Hoy en conferencia de prensa acerca de los efectos de los vaporizadores.
Las cifras posteriores demuestran que uno de los objetivos principales de dicha ley -la disminución de la prevalencia de consumo de tabaco- ha ido surtiendo efecto. De acuerdo con la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adultos (GATS, por sus siglas en inglés) la cifra al 2015 era del 8.9%.
La Ley 9028 contempló que donde fuese prohibido fumar, también fuese prohibido inhalar vapores de productos de tabaco mediante narguiles, dispositivos electrónicos, etc. Sin embargo, hoy en día hay una fuerte campaña de las empresas tabacaleras para promover los dispositivos electrónicos. Pronto conoceremos el aumento en su consumo, por ahora la GATS reportó en 2015 un 1,3% de consumidores.
Qué es un cigarrillo electrónico
Una visión poco actualizada podría denominarlos a todos como cigarrillos electrónicos, tal como se conocieron cuando se patentó el primer modelo con forma de un cigarrillo tradicional.
Sin embargo, desde la autodenominada comunidad de vapeadores -del inglés, vape, o vaporizar en español- se suelen utilizar otras denominaciones, como vaporizadores o vapos, para las nuevas generaciones de dispositivos.
Existen dos grandes categorías
Por un lado, están los sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN), que incluyen la primera generación de cigarrillos electrónicos y las más recientes de vaporizadores; así como los dispositivos de tabaco sin combustión. Por otro, están los sistemas de suministro sin nicotina (SSSN), que remiten, únicamente, a las últimas generaciones de vaporizadores que se suelen asociar al vapeo sin nicotina.
Qué dicen las investigaciones científicas
Si al día de hoy hay algo claro en este tema es, precisamente, la falta de claridad a nivel de investigaciones científicas. Tanto el bando pro-vapeo como el bando en contra utilizan diversas investigaciones que reafirman sus puntos de vista.
Hay una investigación cercana que destaca: La del Dr. Joaquín Barnoya, quien realizó una investigación en Ciudad de Guatemala en la que seleccionó una muestra de varios líquidos para vapeo. Él encontró que, de 57 líquidos recolectados, 38 tenían nicotina declarado en la etiqueta, pero de esos, 16 tenían anotada incorrectamente la cantidad de esta sustancia. Mientras que 10 líquidos estaban etiquetados como libres de nicotina, pero luego de las pruebas de laboratorio se detectó que 4 sí contenían nicotina. O sea que podría haber un 40% de productos que dice no contener nicotina y sí la tienen.
La determinación de afectaciones en la salud de estas sustancias aún no está clara debido a que es un producto relativamente nuevo, por lo que no se han podido realizar estudios a largo plazo para conocer si está asociado a cánceres, enfermedades cardiovasculares o enfermedades respiratorias.
Desde las redes sociales es posible ver distintos líquidos en distintas presentaciones y precios, algunos de los cuales son artesanales. Con base en el artículo 8 de la Ley 9028, los fabricantes e importadores deben presentar una declaración jurada anual al Ministerio de Salud donde, únicamente, se debe anotar el contenido de nicotina en miligramos por mililitro de los líquidos. Sin embargo, al contrastar las marcas reportadas en la página web del Ministerio con las que se venden en tiendas y en redes sociales, se aprecia que hay una gran cantidad de líquidos que están operando por la libre sin ninguna regulación.
Ahora bien, la mayor parte de las investigaciones efectuadas han determinado que la cantidad de productos tóxicos y perjudiciales presentes en los SEAN/SSSN representan una fracción más pequeña con respecto a los cigarrillos tradicionales. Esa fue una de las conclusiones de un informe de la Royal College of Physicians del Reino Unido del 2016, que se hizo famoso entre la comunidad vapeadora, que suele citarlo cuando el tema sale a la luz.
Tal aseveración es lo que más defienden los vapeadores, ya que abundan las historias de personas que por años fumaron, intentándolo dejar sin éxito hasta que, según dicen, probaron los vaporizadores.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) propone mantener cautela ante la dificultad de extraer conclusiones convincentes ante la baja certidumbre de las pruebas realizadas hasta el momento. Misma línea tiene la Academia Nacional de Ciencia, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos, para quienes hay pruebas limitadas de que estos dispositivos ayuden a abandonar el hábito de fumar.
Por otra parte, una de las mayores preocupaciones alrededor del tema es el papel que pueden desempeñar estos dispositivos en el proceso de iniciación de consumo de tabaco. Una encuesta a adolescentes de Oregon, Estados Unidos, expuso que los cigarrillos electrónicos son el producto de tabaco introductorio más usado entre estudiantes de 8ª y 11º año que habían probado o eran fumadores habituales. En México, una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública indicó que la prevalencia de consumo en jóvenes de 11 a 16 años aumentó a un 30% en dos años.
El futuro de los dispositivos electrónicos en Costa RicaPhilip Morris está promocionando Iqos en las cajetillas de Marlboro en Colombia.
La industria tabacalera ha estado dando un paso más, abocando a invertir en una nueva generación de dispositivos de tabaco calentado o sin combustión, cuya distinción radica en que se calientan unas láminas de tabaco a temperaturas menores a los 300°C, por lo que proveen nicotina sin que el tabaco se queme como un cigarrillo tradicional, emitiendo vapor en vez de humo.
Grupos de profesionales de la salud han afirmado que la suposición de que estos productos reducen la cantidad de nicotina inhalada significativamente en comparación con los cigarrillos tradicionales no parece ser tan cierta.
La creación de evidencia debe ser independiente de intereses comerciales. Mientras se generan más investigaciones que permitan evaluar los efectos de estos dispositivos, no debe perderse de vista la protección a la salud humana.
La Caja Costarricense de Seguro Social, a través de una campaña en redes sociales, ha alertado a la población sobre los efectos en la salud de los vaporizadores.
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